Cádiz

"La idea general era intentar hacer pensar que Rilco era un bluf"

  • El ex jefe de Informática de Zona Franca cree que el cierre del portal fue una decisión política El ex director general dice que Osuna era el que tomaba las decisiones

Las declaraciones de los acusados en el caso Rilco, la plataforma electrónica de comercio con Iberoamérica, empiezan a tener un denominador común y es que prácticamente todos tenían más títulos que poderes ejecutivos y de decisión. Por ejemplo, Rafael Ortiz, amigo personal de el ex delegado de la Zona Franca Manuel Rodríguez de Castro y que fue contratado por éste el mismo día que dimitió en febrero de 2001, dijo ayer en el juicio en la Audiencia Provincial que tenía unos poderes muy limitados y mancomunados, y que su papel era tratar de captar capital privado para Rilco, aspecto en el que fracasó. La nominación de su puesto era, según el propio acusado, para que apareciera el cargo de director general a la hora de representar a la empresa en la búsqueda de inversores. Y si no tienes poderes, la toma de decisiones tampoco le corresponde a uno: "En Rilco mandaba Miguel Osuna (el otro ex delegado de la Zona Franca acusado). Éste era el que determinaba lo que había que hacer en cada momento, ni José David Sánchez Medina ni yo. Él era el que determinaba si se pagaba o no".

Ortiz, más allá de esa especie de broker en Rilco, también participó en los comités de seguimiento técnicos que se crean con Miami Free Zone y aparece como apoderado en la cuenta que se abre en el BBVA cuyo titular es Miami Free Zone, pero en el que es necesaria su firma y la de Miguel Osuna para liberar el dinero que se ingresa allí antes de pagarlo a la empresa norteamericana.

Fue una jornada larga con sólo dos declaraciones, la del propio Rafael Ortiz y la del ex jefe de informática de la Zona Franca, José David Sánchez Medina. Faltó la de Miguel Osuna, que debido a la hora ha sido aplazada hasta la jornada de hoy.

Otro de los denominadores comunes de los acusados es que el de Rilco era un buen proyecto, pese a que al principio, en la primera entrega que hizo Miami Free Zone, "se esperaba un proyecto más acabado. Nos produjo algo de desazón porque era menor de lo que esperábamos y más bien incompleto", según dijo José David Sánchez de Medina. Es en ese momento cuando decide investigar y encuentra colgado en internet un producto de las mismas características que el que le había enviado Miami Free Zone desarrollado por la empresa Duater, que a su vez los propietarios de MFZ habían dicho el lunes que trabajaban para ellos como asesores. Sin embargo, el resultado final de Rilco fue el de un producto que "funcionaba, generaba trabajo y era interesante, novedoso y tecnológicamente puntero" que incluso llegó a ser finalista de un premio sobre nuevas tecnologías, Andalucía.net, que convocaba la Junta.

Y si todo esto era así, por qué se abandona finalmente el proyecto. ¿Cuestiones políticas?, le indicó el abogado que defiende sus intereses: "Este proyecto había que dejarlo y se dejó de mantener" una vez que llega el PSOE a la Zona Franca. Más concretamente, a la pregunta de si recibió indicaciones por parte de José de Mier (delegado de la Zona Franca socialista que sustituyó a Miguel Osuna en 2004) cuando Sánchez de Medina tenía que declarar como testigo, el acusado dijo que "la idea general era intentar hacer pensar que Rilco era un bluf".

El técnico informático negó que diera indicaciones a otros trabajadores de la Zona Franca para que favorecieran en un informe a la oferta que había presentado Miami Free Zone en detrimento de las otras presentadas a la hora de la adjudicación del desarrollo del proyecto". Asimismo, afirmó que tampoco recibió presiones de ningún tipo y que su trabajo "siempre fue leal hacia el Consorcio de la Zona Franca".

Sánchez de la Medina, ingeniero superior informático que entró a trabajar con 23 años en la Zona Franca de Cádiz en abril del 2000 con un contrato en prácticas, pasó a ser indefinido dos años más tarde y se convirtió posteriormente en consejero delegado de Rilco y más adelante en director general de la plataforma.

Este técnico también dijo sobre Manuel Rodríguez de Castro que tenía "una forma personalista" de dirigir este proyecto, a base de una especie de compartimentos estancos "en el que nadie tenía la información completa del mismo".

Por su parte, Rafael Ortiz aseguró que a pesar de que entró a trabajar el día que cesaba Rodríguez de Castro en su puesto, se puso a disposición de Miguel Osuna por si no quería que siguiera en el proyecto.

Además de lo anteriormente citado de que Osuna era el que tomaba las decisiones, Rafael Ortiz afirmó que él tenía su oficina en Madrid para tratar de buscar los inversores y que a él no le daban explicaciones de carácter técnico.

También reconoció haber firmado documentos y hecho las gestiones que le encargaban ante el Ministerio de Ciencia y Tecnología relativos a las ayudas concedidas para este proyecto. Eso sí, dejó claro que él "no ponía en duda" lo que le mandaba "una autoridad pública", no formando parte de sus atribuciones y cometidos hacer comprobaciones sobre si estaban bien o mal.

Sobre su dimisión, ha explicado que tuvo lugar a raíz de otro proyecto denominado 'Ciberamérica' al cual habrían acordado optar para con los beneficios ayudar a financiar Rilco, que "aún no generaba ingresos". Asegura que Osuna estuvo de acuerdo con la idea pero estaba ausente el día que había que firmar los trámites, cosa que hizo Rafael Ortiz y que provocó que Osuna "montara en cólera". Ante lo que consideró como una falta de confianza en su persona, decidió dimitir.

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