Hace dos meses este diario publicaba un reportaje en el que se analizaba el estado en el que se encontraba el parque de Celestino Mutis, una de las mayores zonas verde de la ciudad ubicada en el barrio de Astilleros, con vistas al saco de la Bahía.

El reportaje destacaba el mal estado en el que se encontraba buena parte de este parque, especialmente en lo relacionado con el mobiliario urbano. Bancos dañados, faltos de pintura o cubiertos de pintadas; pintadas también en los muros del escenario al aire libre existente en el recinto (con la cubierta del escenario dañada); puntos de información sobre el arbolado totalmente oxidados; papeleras rotas o inexistentes; farolas estropeadas, o el abandono de la zona habilitada para comer al aire libre. Curiosamente solo se salvaba el estado de los jardines, que en líneas generales se mantenían en buen estado.

Tras la denuncia, el Ayuntamiento anunció la ejecución de un plan urgente para solventar las deficiencias en el mantenimiento detectadas en este parque. La operación debía de ejecutarse con rapidez por lo menos en las zonas más degradadas. Poco antes se habían arreglado desperfectos en los jardines de Varela, también advertidos desde este diario.

Sin embargo, dos meses más tarde el estado del parque de Celestino Mutis sigue ofreciendo el mismo estado de deterioro. El plan de urgencia comprometido a mediados del pasado mes de enero no se ha ejecutado. Un recorrido por esta zona verde refleja el abandono de la misma, que se extiende por todo el exterior de la piscina municipal.

El abandono de Celestino Mutis, un desprecio al más insigne botánico nacido en Cádiz, se une al estado en el que se encuentra el paseo marítimo que comienza en este parque y concluye en el barrio de Puntales.

Parterres en mal estado, pintadas allí donde hay una superficie limpia, bancos sucios, roturas en algunos tramos de la barandilla, lozas levantadas... Todo ello traslada una mala imagen nefasta de este balcón de la ciudad con vistas al saco de la Bahía.

Junto a ello, no se ha sabido aprovechar el potencial del parque que, dada su amplitud y los espacios abiertos de los que dispone deberían de tener un mejor aprovechamiento, con la organización de eventos ciudadanos en sus instalaciones. En otras capitales las zonas verdes, convenientemente cuidadas, se convierten en espacios expositivos, en sede de actividades culturales o para la celebración de diversos tipos de eventos. Aquí, no se anima a la ciudadanía a disfrutar de estos equipamientos, a la vez que se hace dejación de la obligación de mantenerlos.