Cádiz

Los edificios públicos del mejor balcón de Cádiz al mar amenazan ruina

  • La falta de proyectos pone en riesgo una de las zonas con mayor potencial turístico y cultural del cascco antiguo de la capital

Fachada principal de la antigua Escuela Náutica, en estado casi ruinosa.

Fachada principal de la antigua Escuela Náutica, en estado casi ruinosa. / Julio González

Cádiz tienen varios balcones al mar que son inigualables. Desde Cortadura hasta la Zona Franca basta asomarse al interior de la Bahía, a la entrada de ésta y, ya, al mismo Atlántico, para componer imágenes únicas que muy pocas ciudades en el mundo pueden igualar.

Sin embargo, la ciudad no ha sabido cuidar este referente urbano, hasta el punto que en algunos tramos hay una degradación evidente y en otros se han cometido destrozos inmobiliarios ya imposibles de solucionar.

El crecimiento desmesurado y sin control de la ciudad en los años 60 y principios de los 70 levantó en esta fachada marítima edificios gigantescos, ignorando diseño del Cádiz histórico. De ellos hay numerosos ejemplos en el paseo de Canalejas, en la Alameda y en el Campo del Sur. Inmuebles que en algunos casos se llevaron por delante casas palacios con un relevante pasado.

Nada de ello se puede solventar ya. Sin embargo, hay una zona donde la decadencia está llamando a la puerta y que sí podría evitarse con una decidida actuación de todas las administraciones públicas, pues todas, algunas con mayor culpa, tienen que ver con esta situación.

En todo el frente de La Caleta, entre el Campo de las Balas y el castillo de San Sebastián, se levantan varios edificios, todos de titularidad pública, que bordean la ruina arquitectónica o tienen usos inapropiados y escasamente aprovechados por la ciudad. Además estamos sin duda en uno de los espacios urbanos del casco histórico con más gancho turístico que, con estos edificios en buen uso, incrementaría su valor a la vez que mejoraría sustancialmente la situación económica de los barrios más cercanos, entre ellos varios de los más necesitados de la capital.

Una llamada de socorro desde el mismo edificio de Náutica. Una llamada de socorro desde el mismo edificio de Náutica.

Una llamada de socorro desde el mismo edificio de Náutica. / Julio González

El ejemplo más alarmante es el de la antigua Escuela de Náutica. Levantado a mediados de la década de los 60 el estilo moderno de su construcción se insertó con gran facilidad en el entorno, especialmente con el puesto de mando a modo de gran buque y el mástil levantado en el acceso al edificio.

El centro cerró sus puertas en 2008. La Junta adujo entonces que estaba en estado de ruina y optó por su derribo. La acción de varios colectivos logró parar esta medida radical, aunque no sirvió para su recuperación.

Todo lo contrario. La degradación del inmueble parece que no tiene fin y ya sí alarma su estabilidad.

La Junta, su propietaria, ya ha dicho que no piensa actuar sobre el mismo por una cuestión presupuestaria.

El Ayuntamiento de Cádiz, tanto ahora como en la etapa de Teófila Martínez, ha exigido su reforma, planteando alternativas como la ubicación en el mismo de un Museo de Arqueología Submarina, complementado con el centro arqueológico que funciona en el Balneario de La Palma.

La UCA también vería bien su integración en el Campus de Cádiz, como edificio multifuncional centrado en temas marinos. Pero no tiene dinero para ello. Y mientras tanto, la ruina se cierne sobre este referente de nuestra arquitectura más moderna.

El futuro del edificio del viejo Valcárcel es cada vez más incierto. El futuro del edificio del viejo Valcárcel es cada vez más incierto.

El futuro del edificio del viejo Valcárcel es cada vez más incierto. / Julio González

La falta de dinero es lo que puede llevar también a la ruina a un edificio vecino a Náutica y con un valor histórico mucho más que relevante: el antiguo Hospicio, la antigua Institución Provincial y, desde hace más de una década, un edificio vacío con un futuro cada vez más incierto.

Propiedad de la Diputación, iba a convertirse en un espectacular hotel de 5 estrellas diseñado por Rafael Moneo, con el apoyo de un equipo de arquitectos gaditanos.

Lo que pasó ya es conocido: embrollos administrativos que unidos a su proverbial lentitud provocaron que, llegada la crisis financiera e inmobiliaria de 2008, la promotora, Zaragoza Urbana tirase la toalla. 50 millones de inversión directa perdidos para la ciudad más los que ésta hubiera ganado en estos años de explosión turística con un equipamiento de este calibre.

Destinado, después, a sede de la Facultad de Ciencias de la Educación, la negativa de la Junta a financiar las obras de adecuación con sus fondos no solo no ha paralizado el proyecto sino que, salvo milagro, lo ha finiquitado.

De esta forma, Valcárcel se une al Náutico como edificio sin fortuna y sin destino. Aunque en su momento la UCA actuó de manera urgente en su interior, limpiándolo y reforzando algunos muros, su abandono durante años provoca que esté ya en situación de riesgo. Y su estado puede ir a peor, lógicamente, si no se acometen rápidamente obras en el edificio.

La UCA se ha dado de plazo hasta final de 2022 para anular el convenio de cesión por parte de Diputación. Será entonces cuando la institución provincial vuelva a tener en sus manos este edificio, evidente sin un plan para su reutilización y sin contar con financiación para afrontar la rehabilitación.

El castillo de San Sebastián lleva años cerrado. El castillo de San Sebastián lleva años cerrado.

El castillo de San Sebastián lleva años cerrado. / Almudela Torres

El tercer gran edificio de este balcón en precario de la capital es el castillo de San Sebastián.

Por sus dimensiones, con 40.000 metros cuadrados de terreno, y su valor histórico no solo es el referente de este relato sino el que mayor valor daría a esta zona de la ciudad si se lograse su recuperación.

La magnitud de este equipamiento engrandece sus problemas, especialmente cuando el Estado, su propietario, no está dispuesto a poner un céntimo en continuar su restauración, paralizada desde hace más de seis años.

El Ayuntamiento, en unión con la UCA, espera la llegada de los fondos europeos para desarrollar un proyecto. Si falla, volverán los problemas de un equipamiento que sería un lujo en cualquier ciudad con ganas de cuidar su patrimonio.

Este espectacular balcón se topa también con el Campo de las Balas. Es un solar sin edificar que funciona en precario como aparcamiento en superficie.

Se desaprovecha así un espacio de referencia al borde mismo del mar, único, sobre el que hay el riesgo incierto de ocupación con equipamiento deportivos unidos a la Facultad de Ciencias de la Educación.Este espacio está conectado con el parque Genovés y la pérgola parcialmente destruida y que rompe toda la imagen del entorno.

En buen estado de conservación está el Balneario de La Palma. Sin embargo, su posición estratégica frente por frente a La Caleta, le sitúa como un edificio cuyos usos habría que redefinir.

Desde hace años el Ayuntamiento intenta que salga de ahí el Centro de Arqueología Submarina y se reubique en Náutica o en San Sebastián. En la última etapa se pretendía un uso hotelero y relacionado como playa, como fue su origen. Incluso la Junta, su propietario, estaba de acuerdo. Pero nada de ello ha sido posible. El balcón habría salido ganando.

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