Cádiz

El adiós a la Facultad de Educación deja en el aire el futuro de Valcárcel en Cádiz

  • La caída del Presupuesto de la Junta para 2022 agota el penúltimo cartucho de la UCA para recuperar el centro académico 

  • Diputación tendrá que decidir qué hace con el edificio

Un lateral del viejo edificio de Valcárcel.

Un lateral del viejo edificio de Valcárcel. / Julio González

El fracaso del gobierno de Juanma Moreno a la hora de sacar adelante el que iba a ser el último presupuesto de esta legislatura, tras las enmiendas a la totalidad planteadas tanto desde la izquierda como desde Vox, despeja aún más el futuro de Valcárcel como sede de la nueva Facultad de Ciencias de la Educación.

Si hace unos días el rector de la UCA, Francisco Piniella, adelantaba a este diario que cuando terminase el periodo de cesión de este edificio por parte de la Diputación Provincial, lo que ocurrirá en diciembre de 2022, se iba a proponer al Claustro la reversión del histórico inmueble y el carpetazo al proyecto de la nueva Facultad, ahora el grave traspiés parlamentario del PP sella definitivamente el adiós a este plan.

Como ya va siendo una norma en la ciudad desde hace ya un tiempo, Cádiz agota años y años de debates, broncas y paréntesis administrativos en proyectos de relevancia social que, al final, quedan en nada y solo dejan un nuevo sentimiento de frustración entre los vecinos.

Si la continuidad del Presupuesto no garantizaba la financiación de la nueva Facultad por parte de la Junta, que se venía negando a ello reclamando dinero de todas las administraciones para sacar adelante el proyecto, ahora sin las nuevas cuentas no hay posibilidad de conseguir financiación de última hora.

Tampoco parece que sea viable lograr fondos europeos mientras que un adelanto electoral en Andalucía con tiempo suficiente para presentar unas nuevas cuentas de cara ya a 2023, también dejaría en el aire esta operación.

De esta forma, salvo un milagro la antigua sede del Hospicio Provincial no recuperará su uso educativo. La UCA tendrá que afrontar de esta forma la construcción de un edificio de nueva planta en el Campus de Puerto Real, para sede de la Facultad de Ciencias de la Educación, que hoy ocupa un edificio en precario en la misma ciudad. Otra cosa es que vaya a lograr financiación.

Así, el inmenso edificio que protagoniza una de las principales fachadas de La Caleta, volverá a estar en manos de su dueño original, la Diputación Provincial. Será una patata caliente para esta institución, por cuanto en un año tendrá que pensar a qué va a dedicar esta mole y, sobre todo, cómo va a pagar su rehabilitación pues tantos años cerrada ha debilitado todo el conjunto.

El abandono del plan de la nueva Facultad deja también un roto más que notable en la apuesta de la UCA y del Ayuntamiento de la capital para potenciar el Campus de Cádiz. El centro académico, con más de 2.500 personas entre estudiantes, profesorado y resto del personal, tenía un papel esencial en esta propuesta puramente ciudadana.

Será también un roto urbanístico pues Valcárcel se levanta a escasos metros del edificio de la antigua Escuela de Náutica. Esta potente estructura arquitectónica ha entrado ya en una espiral de decadencia con grave riesgo de entrar en una ruina irreversible, ante el abandono que sufre por parte de su propiedad, la Junta de Andalucía, que entre sus prioridades en Cádiz, si es que tiene alguna, no está su rehabilitación a medio o largo plazo.

Más allá de las dudas sobre el futuro de estos equipamientos, el abandono del proyecto del Valcárcel deja un segundo damnificado: el terreno del Campo de la Balas.

Este extenso terrenos es propiedad del Ayuntamiento de Cádiz y en su día se aprobó su cesión a la Universidad de Cádiz para que ésta instalase allí las instalaciones deportivas exigidas por la Facultad de Ciencias de la Educación.

Este proyecto no se ha librado de la polémica, ya que el Campo de las Balas, que lleva desde hace años funcionando como un aparcamiento en precario, es el único gran balcón al mar que tiene por urbanizar la ciudad por lo que se apostaba por un espacio abierto. En su día, cuando se proyecto el nuevo edificio del Parador Atlántico, se reservó este suelo para la construcción de un anexo, que nunca llegó a ejecutarse. Ahora el Ayuntamiento tendrá que pensar qué se puede hacer en el futuro en este suelo.

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