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La detección temprana de la dislexia, el reto actual de los especialistas

Día Internacional

Fernando Sáez, del Equipo de Orientación Educativo (EOE) Especializado, considera clave trabajar con este trastorno desde Educación Infantil

Un alumno escribe en la pizarra la palabra dislexia. / D.C.

“Un niño que va a clase con normalidad y que no tiene problemas en casa, se encuentra con que no avanza en el aprendizaje. Ahí pasa algo”. Fernando Sáez, del Equipo de Orientación Educativo (EOE) Especializado de Cádiz, donde trabajan ocho personas, da una de las claves para entender la dislexia, en esta semana en la que se celebra el Día Mundial de este trastorno. El especialista en dislexia de este equipo dependiente de la Delegación Territorial de Educación explica que es un trastorno que se da cuando un niño arranca a leer a los seis-siete años, “pero hay evidencias anteriores a esas edades, factores de riesgo que ya avisan”. Y se presenta “entre el 2 y el 15 por ciento de los escolares, más común en lenguas anglosajonas y menos en lenguas latinas. En inglés, no se escribe como se lee, al contrario del español, de ahí que sea más frecuente en ese idioma”.

Los escolares afectados por este trastorno, generalmente hereditario, tienen “problemas con la conciencia fonológica, falta de habilidad para descomponer las palabras en sílabas y las sílabas en letras. Ahí se ven los primeros indicios y también la velocidad con la que un alumno puede asignar y dar un nombre a figuras, letras o colores. Ese es otro indicio de problemas con la lectura”.

"Muchos profesores no avisan hasta que los escolares no invierten las letras, pero antes ya hay síntomas"

La dislexia es “un trastorno neurológico que se da en el neurodesarrollo, el cerebro no se desarrolla correctamente en las etapas iniciales. Es muy discapacitante para el aprendizaje, e influye no solo a la asignatura de lengua, sino a todas las demás”. Según Sáez, los disléxicos “son niños normales que muchas veces fracasan en la escuela porque tienen un problema de acceso a la información. Y no hay un modelo exacto pues hay niños que fallan más en la lectura, otros en la escritura y otros en las dos”. Como curiosidad, “hay muchos niños con dislexia que tienen un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDHA) y viceversa. Hay relación entre ambos trastornos”.

La detección es la clave para ayudar a estos alumnos. “Cuando un profesor sospecha de un caso de dislexia llama a los orientadores y se evalúa el caso. Si es complejo, nosotros en la EOE hacemos una valoración más minuciosa y damos las pautas a seguir”, apunta Sáez. También resulta importante la actuación de los padres, que aunque suelen ser reacios a reconocer trastornos en sus hijos, acaban rindiéndose a la evidencia. “Detectan que sus hijos se saben las lecciones en casa y luego fallan en los exámenes porque escriben mal y suspenden. Tienen problemas para expresar por escrito lo que han estudiado. Es cuando hay que recurrir al orientador”, argumenta. Actualmente el reto es detectar el problema “en la etapa de Educación Infantil, cuando el cerebro es más maleable y así poder adelantarnos tres años”. A juicio de Fernando Sáez “es más fácil si los profesores se percatan antes y piden ayuda. Muchos profesores no avisan hasta que los escolares no invierten las letras, pero antes ya hay síntomas. Este año en el EOE de Cádiz estamos centrados en esto, hay que avisar con tiempo”.

Advierte que la dislexia “no se cura, quien nace con ella se muere así, pero se puede mejorar el cuadro”. Hay alumnos que incluso llegan a la universidad aunque una vez ahí tengan que estudiar de otra manera, con ordenadores, o haciendo exámenes orales. “En Selectividad estos alumnos tienen más tiempo para realizar los exámenes si lo solicitan y son más comprensivos a la hora de corregir con las faltas de ortografía”, expone.

Leonardo da Vinci, Walt Disney y Albet Einstein, fueron disléxicos, como lo son Steven Spielberg y Steve Jobs

Los orientadores tiran de recursos como actividades que les permitan un mejor funcionamiento del cerebro, entrenamiento fragmentando sílabas y componiendo o recomponiendo palabras, escritura “y mucha, mucha lectura”. Pues deben intentar “que reconozcan las palabras de golpe, que dominen mucho vocabulario y así no tengan que recurrir a silabear cuando se topan con palabras que no conocen”.

“Los alumnos con dislexia no son vagos ni torpes, esa es una idea que hay que quitarse de la cabeza”, aclara Sáez. Y llegan alto si se trabaja bien con ellos. Como muestras, varios botones. Leonardo da Vinci, Walt Disney y Albet Einstein, fueron disléxicos, como lo son Steven Spielberg y Steve Jobs.

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