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Cuando el Ayuntamiento de Cádiz inauguró el parque de Varela hace ya casi veinte años, apostó por la unión entre la cultura, la historia y el turismo. El proyecto, a priori, estaba bien pensado y planteado pero todo se estropeó cuando decidió que el jardín arqueológico fuese también un parque para los perros, que rápidamente tomaron el recinto como algo propio y exclusivo.
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Ni fenicios, ni romanos: el parque arqueológico de Cádiz es para los perros
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