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Cádiz

La limitación del acceso de coches al casco antiguo de Cádiz: a partir de fin de año

El control en el paso de vehículos en el tramo peatonal del Paseo Marítimo será más estricto.

El control en el paso de vehículos en el tramo peatonal del Paseo Marítimo será más estricto. / Lourdes de Vicente

La transformación del casco antiguo de Cádiz en una zona de baja emisiones, lo que supondrá un control exhaustivo en el acceso de vehículos parejo al control de los índices de contaminación ambiental, es uno de los proyectos más ambiciosos que encara la ciudad en los próximos meses, cumpliendo el decreto ya aprobado por el Gobierno central y en vigor desde el pasado 28 de diciembre.

La operación no es sencilla pues implica la instalación de un moderno sistema de vigilancia con cámaras, unido a la adquisición de un software que permita su uso y desarrollo. Todo ello unido a la elaboración de una normativa municipal que regule el funcionamiento de este nuevo sistema urbano.

La previsión del Ayuntamiento es que la ZBE entre en funcionamiento en el tramo final de este año. Ya se ha iniciado el proceso administrativo para la adjudicación de la instalación de todos los equipos, para lo que se han presentado tres empresas, con una inversión de más de dos millones de euros con financiación de los Next Generation.

Una vez adjudicado este proyecto, la empresa cuenta con nueve meses de plazo para su implementación, por lo que nos situamos ya en el tramo final de este ejercicio.

El Gobierno central, dentro de la política de sostenibilidad impuesta también desde la Unión Europa, obliga a todas las ciudades del país con más de 50.000 habitantes a elegir en sus municipios zonas de bajas emisiones.

Hasta ahora sólo Madrid, en un proceso iniciado durante el gobierno de Manuela Carmena, y Barcelona, han creado sus zonas específicas. Estas, en todo caso, deberán de ajustarse ahora a la nueva norma aprobada a finales del pasado diciembre por el Consejo de Ministros.

El objetivo inicial es que todos los municipios implicados tuviesen ya definidas y en uso estas ZBE con el comienzo de este año. Una imposición difícil de cumplir por cuanto hasta el pasado 28 de diciembre el BOE no publicó el decreto con la norma a utilizar para su desarrollo.

Así, y por lo que corresponde a la provincia de Cádiz, buena parte de los municipios afectados no han dado ni los primeros pasos para su desarrollo, e incluso algunos no han definido el espacio urbano elegido. De esta forma, la capital, aunque aún tardará unos meses en poner en uso las dos ZBE que tendrá la ciudad, ya tienen todo el proceso administrativo en marcha, el diseño de las zonas y el plan de actuación.

"Hasta final de diciembre no se había trasladado desde el Ministerio de Transición Ecológica ninguna instrucción sobre cómo desarrollar las ZBE, sólo que debían de ponerse en marcha en 2023. Nosotros, en todo caso, fuimos adelantando trabajo y logrando fondos de los Next Generation para su financiación", destaca el teniente de alcalde de Movilidad Urbana, Martín Vila, que incide que "ahora con este decreto ya sabemos cómo continuar la tarea".

El concejal destaca que por lo ya conocido, al contrario de otras ciudades donde las ZBE se han limitado en espacio, "en Cádiz va a afectar al casco antiguo (menos la ronda de circunvalación) y al tramo del Paseo Marítimo entre el Hotel Playa y Cortadura, lo que suponen unos 40.000 vecinos, más de un tercio de la población de la ciudad".

"Nuestro proyecto no es un brindis al sol por su envergadura. Va a ser un plan muy efectivo porque somos muy ambiciosos y nos lo tomamos muy en serio", incide el edil.

Con las directrices ya publicadas en el BOE, también se va a agilizar el proceso para la redacción de la norma que regule el funcionamiento de estas dos zonas. Ya se está trabajando en la ordenanza a través de la Mesa de Movilidad y en breve se iniciará el proceso de consulta ciudadana. Esta ordenanza será esencial pues definirá cuestiones que hoy están en el aire. Por ejemplo: ¿qué pasará con los vehículos eléctricos? Al no ser contaminantes, a priori podrían ir por todas las calles peatonales.

El acceso a las calles y plazas del casco antiguo se prohibirá a todos los vehículos no autorizados (con especial incidencia en los autos más contaminantes, que ya necesitan permiso para acceder a determinadas calles en varias ciudades, como pasa con la Cartuja en Sevilla). Una treintena de cámaras controlarán este paso. El sistema informático controlará las matrículas que estén autorizadas (los que tengan garajes en intramuros, los servicios de urgencia, los que vayan a hoteles y otros), por lo que el resto del tráfico necesitará un permiso previo para facilitar su acceso o no. El mismo mecanismo se utilizará en el tramo del Paseo Marítimo catalogado como zona de baja emisiones.

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