Los comerciantes y clientes del nuevo Mercado de la Paz, situado en la confluencia de las calles Barbate y Alcalde Blázquez, en la barriada del mismo nombre, parecen estar condenados a no poder disfrutar de eso, de la paz.

Varias personas que se dedican a diario a la venta sin licencia de todo tipo de objetos de desecho rescatados de los contenedores de basura cercanos justo en la plaza de enfrente del mercado está alterando, desde hace semanas y de manera grave, la pacífica compra y el disfrute de este espacio público a vecinos y vecinas de este populoso barrio de gente trabajadora, según relatan muy indignados a este periódico los comerciantes.

“Esto es una vergüenza, de verdad. Y empeora por momentos”, cuenta a este periódico uno de ellos. Todos prefieren que sus nombres y los de sus comercios permanezcan en el anonimato. Porque ya ha habido algún enfrentamiento verbal con alguno cuando se les ha hecho ver el problema que está generando.

“Vienen todos los días por la mañana a los ocho contenedores que hay aquí, a escasos veinte metros, y se llevan todo lo que pueden de lo que aquí dejan: muebles, cañas y cosas de pescar, zapatos, lámparas, muchos libros... dejando un reguero de basura en los alrededores. Ponen dos mantas en el suelo y ancha es Castilla... En el momento en el que venden algo por tres o cuatro euros van a pillar y se pelean entre ellos", relata uno de los afectados.

"Desde el mercado se llama prácticamente todos los días a la Policía Local, pero no nos hacen ni puñetero caso, con perdón de la expresión. Salvo en una ocasión, por aquí no ha aparecido ningún agente. Por eso, cuando la bronca es más gorda, llamamos a la Policía Nacional. La última vez que estuvieron fue hace dos semanas... Los clientes de la terraza del bar del mercado se levantaron y se fueron... Esto es una vergüenza”.

“Tienen ocupados los bancos durante toda la mañana de manera que los vecinos mayores, clientes la mayoría del mercado, no pueden disfrutarlos ni siquiera para hacer una paradita a la sombra, cargadas con las bolsas, o para esperar que haya menos gente comprando o a sus familiares mientras compran”, dice otro de ellos. “No comparten ni siquiera con las personas con dificultades para moverse. Es como si solo fuesen suyos. Comprendemos que son personas con problemas, pero todos pensamos que el Ayuntamiento podría buscarles otra ubicación por el bien de todos”, añade un tercero.

“Hay muchos clientes que se nos quejan del ambiente que se encuentran a la entrada del mercado y, sobre todo, que las personas mayores no pueden usar los bancos públicos porque los tienen siempre ocupados”, recalca otro de los comerciantes.

“Costó mucho tiempo que construyeran este nuevo mercado, que da gusto verlo, para que ahora se conviertan los alrededores en algo parecido a lo que era esto antes. Entiendo que los comerciantes estén preocupados por la mala imagen de la zona que están dando estos vendedores ilegales”, comenta una vecina de la zona.