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Comercio ilegal

Una treintena de manteros lleva al límite a los comerciantes de la calle Compañía de Cádiz

  • La ausencia total de Policía Local ha provocado que los vendedores ambulantes campen a sus anchas y acaparen la zona comprendida entre la Catedral y la plaza de Las Flores

Imagen que ofrecía la plaza de las Flores a mediodía de este jueves con una alta presencia de vendedores ambulantes.

Imagen que ofrecía la plaza de las Flores a mediodía de este jueves con una alta presencia de vendedores ambulantes. / Julio González (Cádiz)

Más de treinta vendedores ambulantes han invadido estos días la calle Compañía de Cádiz. Se han hecho fuertes entre la esquina con la calle Columela con la plaza de Las Flores y se han repartido entre ellos suelos, paredes y escaparates. Les da ya prácticamente igual que el establecimiento esté cerrado o abierto o esté abandonado o en uso. Saben que sus únicos enemigos, los policías locales, no van a aparecer.

“Si vemos que no aparece la policía, intentaremos aguantar aquí hasta las doce de la noche”. Y era la una y pico de la tarde cuando este mantero hacía esta declaración.

Sabe que nadie los moverá de allí y, para colmo, tienen a los comerciantes de la calle Compañía callados y amedrentados.

En dos días, dos broncas, según el testimonio de uno de los comerciantes de esta céntrica calle de Cádiz. El jueves la pelea fue entre un mantero y un artesano de los que al final se han visto obligados a replegarse en el último tramo de Compañía, ya casi en la plaza de La Catedral. La otra bronca, la que tuvo lugar este mismo viernes por la mañana tuvo como púgiles a dos de los manteros que se disputaban entre ellos quién tenía que quedarse y quién irse de un punto concreto de Compañía.

Los comerciantes critican que las broncas entre los manteros son ya casi diarias

Y aún hay más. Nicasio Moreno, un magnífico violonchelista y guitarrista que ambienta con su instrumento el paseo de los gaditanos y veraneantes tuvo que abandonar, en días pasados, y por la fuerza, la calle Compañía.

Este viernes tomó como escenario las escalerillas de la Catedral, pero “mi lugar habitual es en aquella pared de enfrente. Pero el otro día hacía demasiado viento y decidí resguardarme del Levante en la calle Compañía, concretamente frente al escaparate de una zapatería. Estando allí ya ubicado con mi instrumento y preparándome para tocar, llegó uno de estos vendedores y tiró sobre mis pies una de las mantas que utilizan para depositar los objetos que venden. Le pregunté que qué hacía, que allí ya estaba yo. Su quedó mirando en actitud desafiante y me dijo que o me iba o me pegaba. Le indiqué que yo utilizaba mis manos para tocar el violonchelo y no, como él para pegar a nadie”. Así lo contaba a este periódico este músico callejero que lleva ya a sus espaldas tres años tocando en Tokio y uno en Nueva York.

Y aún hay más. “Cuando le planté cara al primer mantero aparecieron otros dos o tres más que ya pasaron a las amenazas. Me dijeron que me iban a matar. Les indiqué que iba a llamar a la Policía, a lo que respondieron diciéndome que lo hiciera, que, total, no iba a venir nadie en su ayuda”.

Nicasio Moreno no tuvo más remedio que sucumbir ante la actitud de este grupo de vendedores ambulantes que cada día se hacen más fuertes en Compañía.

Concretamente este viernes, este periódico pudo contabilizar a más de una treintena de estos vendedores. La mayoría de los puestos tiene a uno de estos manteros al frente pero los había que contaban hasta con dos y tres personas al frente”.

Este Diario preguntó precisamente al hombre que se hallaba vendiendo ante el escaparate de la extinta zapatería Cobos. “No me quiero meter en nada. Perdone pero no quiero hablar de nada de esto”. Estas fueron sus declaraciones.

Las opiniones de los comerciantes de esta céntrica calle gaditana que une la Catedral con la plaza de Las Flores son todas igual de unánimes, unas más valientes que otras, pero unánimes.

La propietaria de una tienda de complementos ubicada al principio de Compañía fue la que dio parte a este periódico de las dos últimas broncas. “Es lo que más me molesta de todo porque a mí realmente no me hacen competencia, pero me preocupa presenciar las peleas que se forman casi a diario. Al final suele llegar la Policía pero hace una pasada, logran paralizar las ventas, pero cuando no han doblado la esquina vuelven de nuevo con sus mantas y sus productos”.

En Charanga, su dependienta, afirmaba tener buena relación con los ambulantes pero “les pido y les repito que eviten ocupar mis escaparates porque si te descuidas terminan colocándote hasta sus bolsas delante de la puerta”.

La convivencia no es fácil. Y menos si venden delante de tu tienda de ropa polos de Lacoste falsificados o camiseta variadas. “La gente sabe que nada tiene que ver lo que vendemos aquí con lo que se vende en la calle, pero se les olvida que a nosotros nos crujen a impuestos y esta gente ya nos invaden sin el menor pudor”. “Es de difícil solución sin que podamos tener el apoyo constante de la Policía y me temo que la cosa irá a más y terminarán por llegar hasta la Catedral. Todo será cuestión de tiempo”, indicaba uno de los encargados de una popular tienda de ropa de Compañía.

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