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El mercado La Paz: una fiesta en el barrio

  • El estreno supuso el feliz reencuentro de clientes con sus pescaderos, fruteros y carniceros de toda la vida

Un pescadero en pleno corte ante las atentas miradas de unas clientes.

Un pescadero en pleno corte ante las atentas miradas de unas clientes. / Julio González (Cádiz)

Estaba igual que una feria si se pudiese aplicar el tango de ‘Los anticuarios’ al estreno del Mercado La Paz. Una puesta de largo ansiada por vendedores y clientes que se materializó en una jornada de reencuentros de los vecinos del barrio con algunos de los que durante décadas fueron sus carniceros, sus fruteros, sus pescaderos. Y a la vez, el regreso de estos a su lugar natural, ahora reconvertido en una instalación moderna que hace olvidar a la deteriorada que cerró sus puertas a finales de 2017. Entre medias, la felicidad de los detallistas que se instalan en La Paz por primera vez ante un nuevo reto. Todo ello formó un delicioso cóctel para brindar por un mercado que viene a revitalizar de alguna manera el entorno.

José Rodríguez 'Sopita' no paraba. Pesaba fruta a la vez que recibía el cariño de la clientela. “Ya estás en tu sitio, corazón”. “Un besito, rey”. José estaba desbordado. “Ahora mismo esto es Hollywood. Mañana no sé”, comentaba entre risas. Tenía muy presente los meses que ha pasado en el ‘exilio’: 32. En La Paz, antes de la demolición, llevaba toda su vida. Tercera generación de fruteros, casi nada. Su abuelo era el popular 'Sopa', mítico postulante del Carnaval gaditano. 'Sopita' empezó en La Paz con su padre. “Se quedó con las ganas de ver esto así”, decía con cierta pena. Todo este tiempo trabajó en la frutería Las Brisas de la avenida. “He vuelto con mucha ilusión”, apuntaba.

“He hecho la compra estos dos años donde he podido. Esto le va a dar más caché al barrio”, señalaba Mari Ángeles López, vecina de un bloque cercano al mercado. Junto a ella, justo en la entrada, el pescadero Antonio Recio estaba exultante. “Mira mi cara de felicidad”, destacaba al redactor. En La Paz estuvo 35 años y durante el cierre abrió una pescadería en Lacave. También en la puerta Conchi Cano aseguraba tener “muchas ganas de que abrieran”. Cliente desde hace 50 años admitía que “el de antes no era un mercado adecuado para tantos vecinos. Esto va a dar un salto tremendo”. No eran pocos los clientes que valoraban la accesibilidad de este mercado, diáfano y sin obstáculos para personas con movilidad reducida.

“Moi, te deseo lo mejor”. Para el carnicero Moisés Gallardo todo eran felicitaciones. Otro histórico de este enclave que regresaba. “Hemos estado este tiempo en la calle San Lucas, allí realojaron a tres puestos. Antes estuve aquí 25 años”, contaba. “Los clientes me han echado mucho de menos y yo a ellos”. Y que lo diga. A su lado, otra carnicería. La de Pacco Masson. Tres generaciones de carniceros. 40 años en este lugar a excepción del tiempo que ha estado fuera, recolocado donde pudo. Ayer regalaban trozos de empanada para celebrar el estreno. Raúl, su hijo, aseguraba que “la gente que viene parece incluso más contenta que nosotros”.

Entre los negocios debutantes, la frutería Sabores de Cádiz. Su propietario, Manuel Graván, ya tiene una en San José. “Esta aventura nueva me hacía ilusión”, decía mientras ayudaba por fuera del puesto a una cliente. “Esta zona estaba falta de un mercado así”, añadía. A todo esto sumaba el orgullo de haber creado cuatro puestos de trabajo, dos aquí y dos en San José. También se estrenaba la Charcutería Rocha’s, de nueva apertura. “Trabajaba por cuenta ajena y me ofrecieron esto. Le vi color. El barrio es grande y la gente está ilusionada”, explicaba David Rocha. La charcutería estaba desde ayer haciendo acciones para atraer a la clientela. Por ejemplo, un sorteo de una paleta ibérica. “Poco a poco creo que esto va a salir adelante”. Sí, David rezumaba optimismo. Enfrente Alba Congelados, que abre por primera vez y lo hace en La Paz. “Tengo muchas ganas. Esto es un mundo nuevo para nosotros y espero que me vaya bien”, afirmaba la propietaria, Alba Campaña. Los productos son de Mariscos Ángel González, toda una garantía.

De los ocho puestos, cuatro pertenecen a detallistas que ya estaban en el anterior mercado

La Pescadería Antonio Vargas, dicho por muchos vecinos, es el fichaje estrella. Ha cerrado en el mercado de San José para embarcarse en este proyecto. Dos puestos corridos y gran actividad el primer día. “Me he llevado desde niño en San José, pero aquello no reúne condiciones. Además, su futuro es incierto”, decía Vargas. En su lista de razones para el traslado había más argumentos: “Estábamos en una primera planta sin ascensor. Ahora, en planta baja, es mucho mejor para las personas mayores. Y la carga y descarga es más cómoda aquí”. El veterano pescadero también presumía de haber creado “un puesto de trabajo más”. En la cola esperaba Francisco Mata, vecino de San Mateo, para comprar doradas y hacerlas a la plancha. “El antiguo mercado estaba muy deteriorado. Esto le va a venir muy bien a esta zona de la barriada”, advertía.

Transformación, reactivación o resurrección. Da lo mismo. El nuevo equipamiento, nacido de la gestión privada con la promotora Dobolo Roa Inmobiliaria, insufla aire fresco, dinamizador, a una estratégica esquina del Cádiz de extramuros históricamente deprimida. Quedan dos puestos libres, uno para frutería y otro para carnicería. La cafetería está por hacer, pero será un buen añadido al mercado y con apertura al exterior. La Paz abrirá de lunes a sábado solo por las mañanas.“Está muy bien, pero me gustaría que fuera más grande”, decía una mujer. Nunca llueve a gusto de todos, uno de los refranes que resume el mundo.

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