"Cádiz es una de las ciudades más hermosas de España y del mundo"
Entrevista a Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa: Premio Nacional de Arquitectura
Los prestigiosos arquitectos hablan sobre la intervención en lo preexistente que expondrán en el ciclo de la Fundación Unicaja y el vínculo de Ángela con la ciudad de sus padres, abuelos y su tío Manuel de Falla
Ángela García Paredes e Ignacio García Pedrosa reflexionarán sobre Arquitectura y Patrimonio en las terrazas de la Fundación Unicaja
Los arquitectos Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa, recién distinguidos con el Premio Nacional de Arquitectura, participarán el próximo miércoles en el Ciclo de Conferencias ‘Arquitectura, paisaje y territorio’ que organiza la Fundación Unicaja con la colaboración del Colegio de Arquitectos de Cádiz. Una charla en la que incidirán en la importancia de intervenir sobre lo preexistente con sensibilidad y respeto.
Pregunta.–¿Habéis recibido recientemente en la Mezquita de Córdoba el Premio Nacional de Arquitectura, el máximo galardón a la trayectoria profesional de un arquitecto en España. ¿Qué supone?
Respuesta.–Ignacio: Estamos muy contentos y satisfechos de recibir este galardón después de un ejercicio profesional de 40 años. Ha sido emocionante el reconocimiento a nuestro trabajo y recibir este premio tan destacado.
P.–¿Está la Arquitectura Española Contemporánea suficiente valorada por la sociedad?
R.–Ignacio: Creo que se le presta poca atención desde hace años, que está en el olvido de las personas y de las instituciones, y todo pese a que la arquitectura forma parte importante en la vida de todos los ciudadanos. Así que se debería dar más valor a la obra de todos los arquitectos, ya no a las grandes obras, ni a las obras geniales, simplemente a la arquitectura doméstica y sencilla. Al final, es el escenario donde se desarrollan nuestras vidas.
P.–Vuestra conferencia será sobre ‘Arquitectura y patrimonio’. Teniendo en cuenta que vuestra obra construida más reconocida armoniza lo nuevo con lo existente. ¿Qué peso tiene para vosotros la relación con el pasado?
R.–Ángela: Creo que es necesario una mirada a lo que nos rodea, la arquitectura muchas veces necesita una transformación sensible de lo que existe, debe estar atenta a los valores que ha reportado, por eso se debe modificar sensiblemente adaptando los usos actuales sin una transformación radical.
P.–Muchas de vuestras obras responden a encargos públicos con un marcado carácter cultural: bibliotecas, museos, teatros y auditorios. ¿Qué importancia tiene en el nivel de la arquitectura de un país el papel del promotor público?
R.–Ángela: El papel es importante porque desde la administración y lo público se pueden acometer obras singulares en bibliotecas, museos, espacios para la música que se proyectan y se construyen con la economía de todos y para todos, y que solo es posible afrontar desde dichas administraciones.
P.–¿Y cómo veis la situación actual de la arquitectura que se construye en nuestro país?
R.–Ángela: Desde el ámbito de lo público se ha evolucionado bastante, hay un nivel alto de calidad reconocido en todo el mundo a través del sistema de concursos públicos. Y no me refiero solo a los grandes edificios culturales más evidentes, sino también a la vivienda, a una importante transformación de la vivienda pública, no solo en la calidad de la construcción, sino en la renovación de los tipos arquitectónicos y de la vivienda tradicionalmente vista, de los modos de habitar. Desde lo público sí que se ve esta transformación importante. Son más flexibles, versátiles, se han suprimido metros cuadrados absurdos, etc.
P.–Ángela, le une a Cádiz una relación muy familiar. Es sobrina nieta del compositor gaditano Manuel de Falla y nieta del también arquitecto gaditano Germán de Falla. Su infancia está irremediablemente ligada a Cádiz. ¿Qué recuerdos tienes de aquellos años?
R.–Es un vínculo importante, no solo por mis abuelos maternos, Germán de Falla y su hermano Manuel, sino por mi tía Carmen, por lo que mis veranos se repartían entre San Fernando con la abuela materna y Jerez, donde vivía Carmen Falla. Por parte de mi padre, los García Paredes, también eran gaditanos. Mi padre nació en Sevilla de casualidad, pero mi abuelo José María García de Paredes y Elena Barrera eran de El Puerto de Santa María. Mi familia paterna tenía una casa muy bonita en la finca la Florida, por lo que veníamos a Chiclana y San Fernando, de donde mantengo recuerdos muy bonitos.
P.–¿Cómo valora el reconocimiento de Falla en nuestra ciudad?
R.–Aunque el archivo está en Granada, la vinculación con Cádiz es importante no solo a nivel nostálgico por su origen, pues nació y está enterrado en la cripta de su Catedral, y cada año se recuerda en muchas actividades que se hacen en noviembre en torno a su persona desde el Festival. Pero también es relevante porque la atmósfera de Cádiz y el mar que le rodea está presente en sus obras, en las primeras, y fundamentalmente en ‘La Atlántida’, que no llegó a acabar. De hecho, en Sancti Petri buscó inspiración para imbuirse en ese sonido del mar y el ambiente tan bonito, y hasta le escribió cartas hermosas al pintor José María Sert, donde describía cómo debían ser las escenografías.
P.–¿Y cómo ve con los ojos de arquitecta la ciudad de Cádiz que tanto influyó en Manuel de Falla?
R.–El centro de Cádiz ha mantenido siempre esa estructura de casco histórico abierto al mar, ese perímetro tan bonito que la convierte en una de la ciudades no solo más hermosas de España, sino del mundo. Ha sabido mantener ese carácter, lo que resulta fascinante, y se deja contemplar y pasear también ahora con la restricción del tráfico. Es realmente bonita, y no lo digo yo por mi afinidad, es que lo reconoce todo el mundo.
P.–Como profesores y docente habituales. ¿Qué consejo daríais a los estudiantes y jóvenes arquitectos? ¿Tiene esta profesión un futuro esperanzador?
R.–Ignacio: Los jóvenes estudiantes se van a enfrentar a un mundo diferente al que nos enfrentamos nosotros. Partimos de una generación en la que cambiaron muchas cosas en nuestro país, con muchos proyectos que arrancaron de la arquitectura pública y que permitieron la creación de espacios de nueva planta como bibliotecas, museos, teatros, etc. Ahora no se van a encontrar esta oportunidad, pero tendrán campos de trabajo extraordinarios como la vivienda y la transformación de edificios que ya existen, algo que nosotros no habíamos abordado. Y este es el campo extraordinario de trabajo al que se enfrentan.
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