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Cádiz

La Zona Franca, su futuro y el debate sobre la vivienda en el polígono exterior

Los contenedores que conformarán la Zona Base.

Los contenedores que conformarán la Zona Base. / C. Z. F.

El alcalde, Bruno García, y el delegado del Estado en la Zona Franca, Fran González, han mantenido ya un primer contacto oficial tras la elección del primero al frente de la Alcaldía de Cádiz.

Más allá de la lógica de la normalidad institucional, la rapidez con la que se ha convocado este encuentro, con el alcalde aún cerrando la estructura de su equipo, evidencia que el futuro de Cádiz y cómo se plantea su modelo de ciudad está íntimamente ligado al futuro y modelo de la propia Zona Franca.

Lo cierto es que los últimos cuatro años, el Consorcio ha dado un fuerte avance tanto en su reestructuración interna, tras años de complicada vida judicial y económica, como en su replanteamiento de objetivos.

Un avance que se ha plasmado ya físicamente, que en buena parte es lo que la ciudadanía constata con mayor rapidez, con operaciones como la Zona Base Incubazul y con el inicio de una de las grandes operaciones inmobiliarias de las últimas décadas en la ciudad, en este caso en Navalips y su entorno.

En todo caso, el encuentro entre Bruno García y Fran González tuvo un carácter fundamentalmente protocolario, donde apenas se lanzó el primer esbozo de lo que cada uno pretende para este territorio. En los próximos días las dos partes ya han previsto otra reunión más extensa, en una jornada de trabajo que pondrá sobre la mesa los planes del Consorcio, tanto los que ya están en ejecución como los previstos, especialmente en el polígono exterior.

En una conversación con este diario, Fran González destacó la “cordialidad” con la que se ha desarrollado este primer contacto oficial con el nuevo alcalde.

En la jornada de trabajo que ya se anuncia se pretende trasladar al equipo de Bruno García, “la realidad del polígono exterior de la Zona Franca”.

Se asume que sobre ésta y sobre su propia potencialidad, aún hay mucho desconocimiento en el conjunto de la ciudad. Especialmente en cuanto a la atomización de la propiedad, que complica cualquier actuación ágil.

Hay decenas de pequeños empresarios, propietarios de sus parcelas. Incluso naves cerradas que están en manos de varias personas. Lo que está en uso, en su gran mayoría quiere mantener su actividad, y en lo que no, se le busca el mayor rendimiento a la hora de proceder a su venta.

Este es uno de los grandes problemas que la Zona Franca está encontrando para reordenar el medio millón de metros cuadrados del polígono exterior.

Primero, hay que saber qué hay y de quién es. Los primitivos informes que se elaboraron en la época de Teófila Martínez y José de Mier al frente de las dos instituciones, han quedado obsoletos y no se han ido actualizando.

Segundo, hay que poner de acuerdo a varios propietarios para conseguir liberar manzanas con suficiente superficie útil para proceder a darles un uso más eficiente y con más futuro.

Y tercero, es esencial agilizar al máximo toda la tramitación administrativa que supone la compra de un terreno y, sobre todo, la urbanización del mismo.

En el Consorcio aún se recuerda, porque está muy fresco, el largo proceso que se tuvo que pasar antes de poder iniciar las obras en la Zona Base, que ocupa los terrenos de la antigua Ibérica Aga y otros que fue adquiriendo con esfuerzo la Zona Franca.

Fueron meses y meses de gestiones. Aquí fue esencial una coordinación exhaustiva con el Ayuntamiento y con su concejalía de Urbanismo, así como con las empresas municipales de agua y electricidad, para evitar que la obtención de permisos dilatasen los proyectos a realizar.

Algo así pasó con Navalips.

Esta es una de las grandes operaciones lideradas por el equipo de Fran González que han salido adelante en estos años, desatascando el problema que suponía tener un suelo abandonado desde hacía más de una década en el mismo acceso al recinto fiscal.

La relación con el Ayuntamiento, en este caso en la etapa de la alcaldía de José María González, evitó una modificación en el Plan de Ordenación Urbana para promover más de 800 nuevas viviendas en este suelo.

Si al final se hubiera actuado cambiando el PGOU el proceso se hubiera dilatado meses y meses. Ha sido el acuerdo con el Ayuntamiento el que ha evitado este tiempo extra. Y esa es la colaboración, y agilidad burocrática, que espera mantener el Consorcio con el nuevo Ayuntamiento.

En este inminente encuentro de trabajo se hablará, sin duda, del modelo de desarrollo del polígono exterior, sobre todo cuando el PP defiende en su programa de gobierno la construcción de viviendas en una parte de este suelo.

Hasta ahora el Consorcio ha puesto la glorieta de la Zona Franca como frontera para el uso residencial. Este lo concentra en Navalips y su entorno, hasta el límite de Loreto.

A mediados de este mes se prevé una reunión con los propietarios afectados por el PERI (Plan Especial de Reforma Interior, el modelo urbanístico elegido para evitar una modificación del PGOU), para presentarles el plan de actuación y ver su disposición a participar en el mismo.

Los pisos de Navalips

Mientras, ya se ha adjudicado el diseño de la operación por lo que la Zona Franca está cumpliendo los plazos, por lo que las obras (inicialmente en la parcela de Navalips) podrían iniciarse antes de tres años.

Pero más allá de este suelo, Zona Franca defiende el uso industrial del polígono exterior, con la inclusión de algún equipamiento terciario (en la Zona Base ya hay previsto un hotel). Una apuesta, eso sí, por nuevas industrias limpias, apoyando a emprendedores y, especialmente, a la economía azul. Y todo ello con un radical cambio de diseño.

Todo ello tendrá que compatibilizarse con el planteamiento que defiende el nuevo gobierno municipal.En todo caso, hay una cuestión clara. Sea cual sea el diseño que se le dé al polígono, lo claro es que hay que cambiar de forma radical la urbanización de su suelo, con calles más amplias, espacios abiertos, además de contar un mobiliario urbano hoy casi inexistente.

Una actuación delicada será la reforma de la calle Gibraltar y la conexión de esta con el vecino barrio de Cortadura. Será necesario plantear una reforma radical que rompa el muro que hoy supone la rampa de acceso al tren soterrado.

Asumiendo que ampliar el túnel sería económicamente inviable, sí podría hacerse más permeable la zona con pequeños puentes, estéticamente construidos, conectando el polígono ya modernizado con la Avenida, con todo lo que ello supondría de apertura a la ciudad facilitando incluso usos residenciales en esta zona.

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