La vida en Cádiz

Tiempos difíciles para el gobierno de Kichi

  • El duro enfrentamiento entre el Gobierno y el PSOE local llega cuando la ciudad debe reactivar su economía 

  • "El PSOE es el renglón torcido del socialismo andaluz", se dice desde Adelante Cádiz

  • "Kichi ha iniciado su desescalada de tres años", le contestan

  • Hace falta unidad para presionar ante las otras administraciones

El alcalde, en una imagen de archivo.

El alcalde, en una imagen de archivo. / Julio González

La dura derrota sufrida esta semana en el pleno de la turistificación ha sido el mayor varapalo soportado por el gobierno de José María González desde que subió al poder en 2015. Ni los fallidos intentos por tener presupuestos en ejercicios pasados les ha dolido tanto a la coalición de izquierdas como perder la votación del martes en un proyecto de los que marcan el modelo de ciudad que se defiende.

La derrota, además, les llega tras el voto contrario de la otra izquierda, el PSOE, que, tras cinco años de relación complicada, tensa aún más la cuerda que les une con Adelante Cádiz como formación progresista hasta el punto que para el equipo de Kichi los socialistas son, hoy por hoy, el principal foco de oposición en San Juan de Dios.

Si el debate previo al paso por el Pleno del fallido plan contra la turistificación ya fue lo suficientemente bronco entre las dos formaciones, lo manifestado por ambas partes una vez celebrado éste se ha convertido en esperpento pues la llamada al diálogo se ha visto superada por palabras aún más duras.

¿Va a ser ésta la tónica que va a marcar la relación dentro de la izquierda en los tres años que aún quedan del mandato hasta las nuevas elecciones municipales? ¿Se la va a jugar el gobierno de Kichi cada vez que tenga que pasar por pleno alguno de sus proyectos de ciudad más relevante? ¿Es posible un acercamiento entre Adelante Cádiz y el PSOE gaditano, especialmente cuando en el conjunto del país los socialistas gobiernan con Podemos?

Si nos basamos en la reflexión que para este periódico han realizado representantes de las dos partes, parece que nos quedan por delante muchos meses de enconadas disputas, y al gobierno de Kichi meses de apurar negociaciones hasta el límite para poder sacar adelante sus proyectos.

Llamada al diálogo en mitad de un bronco enfrentamiento

"El PSOE de Cádiz no está posibilitando espacios de diálogo y no nos deja avanzar en proyectos de progreso para la ciudad porque está rompiendo las líneas progresistas por culpa de la inquina que nos tienen", se afirma, así, para empezar, desde fuentes cercanas al gobierno de Adelante Cádiz.

El último capítulo, el de la turistificación, les ha indignado. Lo curioso es que, para reconducir la situación, se hace una llamada al diálogo que parece justificada más bien por necesidad que por convicción pues se afirma, a la vez, que "seguiremos tendiendo la mano a pesar de que a veces hay un hedor a derecha en las manos socialistas".

Lo cierto es que desde San Juan de Dios se tiene claro que el PSOE gaditano está inmerso en un giro a la derecha muy descarado y ponen como ejemplo las palabras de Juancho Ortiz, portavoz del PP, que en el último pleno constató que su argumentario sobre la turistificación era igual que el de los socialistas.

"El PSOE de Cádiz es el renglón torcido del socialismo andaluz, no encuentra su lugar dentro de su ideología y en lugar de ir hacia el progresismo gira cada vez más a la derecha hasta el punto que son los que tienen una postura más agresiva contra el gobierno de la ciudad", se dice desde el entorno gubernamental.

Curiosamente se llega a esta situación de extremo enfrentamiento con Mara Rodríguez presidiendo el grupo municipal del PSOE. Curiosamente porque al sustituir ésta a Fran González como portavoz, tras la marcha del candidato derrotado en las municipales de 2019, se produjeron movimientos de un evidente acercamiento entre las dos partes por los que parecía que el PSOE de Rodríguez iba a ser el socio que Adelante Cádiz necesitaba para todo el mandato, acercamiento que sin embargo se ha ido diluyendo a marchas acelerada y con especial dureza.

"Nosotros tenemos la capacidad del diálogo con quien sea siempre que sea para mejorar Cádiz", se afirma una y otra vez en San Juan de Dios, "por lo que vamos a seguir con la mano tendida porque así lo reclaman los progresistas de la ciudad y más ahora, con la extrema situación que vivimos por la pandemia momento en el que todas las fuerzas de progreso deberíamos de estar unidas".

En el otro lado de la trinchera, Mara Rodríguez tampoco está corta de armamento pesado.

"En el gobierno de José María González están más cómodos con la confrontación que con la negociación. Nosotros sí estamos dispuestos a hablar sobre proyectos que beneficien a la ciudad y que sean serios, no de locuras y mamarrachos como el presentado en el pasado pleno", dice sin cortarse la portavoz socialista, que días antes ya había comentado que el concejal de Urbanismo, Martín Vila, no tenía ninguna empatía con la oposición ni ganas de entablar negociaciones.

Pero Rodríguez apunta más alto: a Kichi, de quien tiene claro que a tres años de final del que se supone que es su último mandato, pues ya ha dejado claro que cumplirá su compromiso de no estar más de ocho años en el cargo público, "ha empezado una fase de desescalada que le va a durar tres años. De tanto mentir en el día a día de la ciudad está provocando una profunda decepción en el poco electorado que le debe de quedar, frente a los que como yo trabajamos por la gente de Cádiz rechazando cualquier política sectaria".

Teniendo que cuenta que así se manifiestan las dos fuerzas que, por cuestiones de ubicación ideológica, deberían de entenderse más que de enfrentarse, se atisban por lo tanto tiempos más que complicados en la gestión municipal.

Todo en el peor momento, cuando la ciudad necesita que el Ayuntamiento, su verdadera locomotora, tire de forma de la capital con ideas claras y con fuerza. Y cuando no hay una mayoría de gobierno asentada, todo tiende a resentirse. Por si fuera poco, en estos días ha ocurrido otro episodio de los que no ayudan a esta reactivación de la vida ciudadana. Aunque a algunos puedan entender que es un episodio menor, no lo es.

El alcalde, en un encuentro con Ana Mestre, delegada de la Junta. El alcalde, en un encuentro con Ana Mestre, delegada de la Junta.

El alcalde, en un encuentro con Ana Mestre, delegada de la Junta. / Lourdes de Vicente

El alcalde iba a tener una reunión en Sevilla con la consejera de Cultura. Muchos e importantes temas sobre los que hablar. La reunión se suspende casi en el minuto de iniciarse por una dolencia del alcalde. Acusaciones de unos y otros a la hora de buscar el culpable del desencuentro, pues en Sevilla estaban ya otros miembros del gobierno municipal.

El trasfondo de este encuentro fallido traslada lo complicado que están siendo las relaciones entre la administración local y la regional.

Asumamos que desde que se creo la administración autonómica, los desencuentros con el gobierno de la ciudad han estado a la orden del día. Le pasó al socialista Carlos Díaz con sus propios compañeros en Sevilla, le pasó a la popular Teófila Martínez con el PSOE andaluz y ahora le pasa a José María González con el gobierno del PP-Cs.

Más allá de la evidente empatía que tiene el alcalde y la buena conexión con la que siempre culminan sus encuentros con representantes de otras administraciones, lo cierto es que en este caso hay una más que evidente fricción entre miembros del gobierno local y los representantes de la Junta en Cádiz, especialmentecon la delegada Ana Mestre y la delegada territorial Mercedes Colombo, por lo que en San Juan de Dios se prefiere dejar a un lado el escalafón y negociar con los consejeros correspondientes o con el propio Juanma Moreno.

Por ello, esta reunión fallida no es tema menor sino que supone un paso atrás en la relación con una administración que tanto trabajo tiene pendiente en Cádiz.

Lo cierto es que no valen empatía, sonrisas y fotos. Lo que la ciudad necesita con urgencia son realidades en materia de inversiones. Y en este caso ni la Junta cumple en una parte de los casos (equipamientos, viviendas, inversiones en patrimonio) ni el Ayuntamiento tiene capacidad para forzar el desarrollo de estos planes, algunos en el cajón desde hace cerca de dos décadas.

He aquí, también, otro de los grandes déficit que tiene el actual gobierno de la ciudad. Llegaron hace cinco años sin ningún conocimiento de la gestión política, con un equipo preparado para hacer una oposición sonora, tras años de prácticas con los megáfonos, pero no para gobernar, y teniendo enfrente, entonces, a gobiernos en las otras administraciones de color muy diferente.

Está claro que los ayuntamiento pequeños y mediados necesitan tener una línea directa abierta con las instituciones que mueven el dinero que ellos no tienen. Una especie de lobby gaditano tanto en Sevilla y Madrid, del que ahora adolece. Y se nota.

Cuando llegó a la alcaldía Teófila Martínez, ya veterana en la política, contó con el apoyo decidido de ministros y vicepresidentes del gobierno de José María Aznar, y de ahí llegaron la obras del soterramiento y la del segundo puente, los 800 millones de pesetas de la época como pago anual por las especiales características urbanas de la ciudad, e inversiones en equipamientos gastados con mayor o menor acierto pero de los que se ha beneficiado Cádiz y el actual gobierno local.

La empatía de Kichi, su procedencia del anticapitalismo que le obligó a realizar un curso acelerado para que no se le viese como un demonio rojo: ahí está el fuerte descenso de la deuda del Ayuntamiento cuando la derecha advertía que no iba a pagar ni a los bancos ni a los trabajadores municipales, no le han servido para tener esta influencia política ni en Sevilla ni en Madrid.

Kichi e Iglesias, antes de un mitin en Cádiz. Kichi e Iglesias, antes de un mitin en Cádiz.

Kichi e Iglesias, antes de un mitin en Cádiz. / Román Ríos

Encima, la entrada de Podemos en el gobierno de la nación no ha supuesto beneficio alguno en inversiones extras para la ciudad, a lo que tampoco ha ayudado la tensa relación entre la organización de Pablo Iglesias y los anticapitalistas de José María González.

Con todo, la ausencia hoy y en otros tiempos (que se lo recuerden a Carlos Díaz) de un lobby gaditano (tampoco el conjunto de la población hemos sido capaces de poner en pie un movimiento reivindicativo potente), no debe ser excusa para lamentar la evidente dejadez que con la ciudad han tenido buena parte de los gobiernos centrales y regional en estos 40 años, y que ahora inmersos en la crisis del Covid-19 se hace más que evidente.

Esperemos que esta falta de contactos, que estos choques puntuales con socialistas y populares, no afecten a los fondos que procedentes de Europa, van a ayudar, dicen, a recuperar el pulso de nuestra economía y que en consonancia a la precariedad con la que se vive en Cádiz, su Bahía y su provincia, debería de destinar una partida sustanciosa para nosotros.

El alcalde junto a Fran González. El alcalde junto a Fran González.

El alcalde junto a Fran González. / Julio González

Curiosamente, al frente de la Zona Franca acaba de llegar Fran González. Ya ha tenido una primera entrevista de la que ambas partes, dicen, han salido muy satisfechas. Evidentemente.Habrá que ver cómo evoluciona esta relación. Fran González nunca tuvo una buena conexión ni con el alcalde ni con el resto del gobierno. Todo lo contrario. Si ahora son capaces de plantear proyectos de ciudad y si el nuevo delegado del Consorcio, cuya presidencia ostenta José María González, será la excepción que confirme la regla.

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