El éxito de la Regata anima el verano de la hostelería gaditana
Los bares del centro alcanzan un récord de ventas y los hosteleros sueñan con un evento de esta magnitud todos los años
La Gran Regata continúa dando que hablar. Los números presentados por el Ayuntamiento de un millón y medio de visitantes y trece millones y medio de euros ingresados no han pasado desapercibidos. En el apartado de ingresos, el sector servicios, en concreto, la hostelería, tiene mucho que aportar al respecto. Pues es este sector el que en su mayoría nota el incremento del consumo en las calles.
Los hosteleros del centro no dudan del éxito del evento que recién ha concluido y celebran la organización de estas actividades en verano. No obstante, lamentan que no haya un mayor trabajo institucional por detrás para promocionar más si cabe acontecimientos tales como la Gran Regata.
La presencia de público en los alrededores del recinto portuario fue una constante durante todo el fin de semana pero tuvo su pico de asistencia en la noche del sábado, coincidiendo con actuaciones carnavalescas en la calle y la noche de los fuegos artificiales.
En palabras de José Luis Bello, de El Bodegón de Cádiz, "el balance de la Regata ha sido muy bueno, si hubiera que ponerle nota le pongo un nueve. Si es por el número de gente que he recibido en el bar, diría que no está inflado el número de asistencia aportado por el Ayuntamiento". De todos los que acudieron a este bar, el 80% pertenecía al turismo nacional y la media de ingresos por día fue de 2.500 euros.
Por otro lado, Diego Letrán, de El Sardinero, bromea y anhela a su vez que la Regata se convierta en algo habitual de todos los años e incluso de cada seis meses. "Hubo más beneficios en 2012, quizás haya habido más gente pero hemos vendido menos", considera.
Más cerca aún de las inmediaciones del muelle se encuentra el bar Bahía, cuyo responsable, Pedro Emilio Sixto, coincide en que está recién acabada Regata fue más floja que la del 2012. "Está claro que con un evento así, se triplican las ventas. Lo que habría que preguntarse es que se está haciendo con la hostelería durante el resto del verano", lamentó. Sus estimaciones rondan los 5.000 euros de beneficio, una buena cifra pero que cree que no alcanza lo que debería haber sido de haber durado más el evento. Según entiende, la anterior edición duró más. "Además ha faltado información institucional. No se ha promocionado bien. No se pueden poner los anuncios dos semanas antes, hay que publicitar desde mucho antes para atraer más turismo aún", critica el hostelero.
Encontrar un restaurante o bar con sensaciones negativas del pasado fin de semana es imposible, la satisfacción es una constante en todos los locales. Al igual que el resto de hosteleros, Rafael Montero, de La Bodeguita de Plocia, reconoce que los dos días más fuertes llegaron a facturar más de 2.000 euros diarios en ventas. "Pudimos vender más pero queríamos controlar el aforo. Nuestro local tampoco es tan grande y queríamos controlar la entrada, para ello teníamos alguien en la puerta. Cuando el aforo está sobrepasado, nosotros cerramos", aclara Montero. Incluso en algunos de los días, como el domingo, el local llegó a tener todo reservado antes de abrir.
En la misma calle se encuentra El Chicuco, que por sus características es un atractivo para turistas, ya que ofrece servicio de bar y de ultramarinos al mismo tiempo. Este local se estrenaba en una Gran Regata y la primera experiencia ha sido grata. "El flujo de clientes ha sido continuado desde las 12 de la mañana hasta la 1 de la madrugada que cerrábamos, tan sólo bajaba un poco de 5 a 7 de la tarde", admite Guadalupe Manrique.
Muchos de los locales del lugar, debido a la ingente cantidad de personas, se quedaron sin algunos productos el mismo sábado. Es el caso de El Chicuco. "Nos quedamos sin chicharrón de Chiclana el sábado al mediodía. Por la noche, en el bar nos quedamos sin unas tablas de embutidos. En el bar estábamos bien abastecidos, pero no esperábamos tanta demanda", asiente Manrique. Tanto es así, que el sábado por la noche se agotó el pan para los bocadillos. Un indicativo de que tanto turistas como ciudadanos salieron a la calle en masa durante la Regata.
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