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50 aniversario

Lo que Ramón Jarana dijo de la peña Enrique el Mellizo y la noche de Mairena

  • El flamencólogo Félix Rodríguez, segundo presidente de la entidad gaditana, recuerda algunas de sus vivencias en la peña que cumple medio siglo y que formarán parte de uno de los capítulos de su próximo libro

Una imagen del interior de la peña Enrique El Mellizo.

Una imagen del interior de la peña Enrique El Mellizo. / Julio González

El investigador Félix Rodríguez, segundo presidente en la historia de la peña Enrique el Mellizo, que este año celebra su 50 aniversario, no puede evitar reírse con todas sus ganas cuando recuerda lo que el artista Ramón Jarana, miembro de su junta directiva, le dijo en cierta ocasión sobre la entidad.

"Nosotros teníamos la dificultad que cuando traíamos a artistas grandes o celebraciones pues las teníamos que hacer fuera de la sede de la peña porque realmente esa bóveda es pequeña. Además, date cuenta que en los tiempos buenos de el Mellizo se llegó a más de 200 socios, así que al final teníamos que tirar del Teatro Pemán o del Andalucía. Y una vez Ramón Jarana, que ya sabes que tenía mucha gracia, me dijo, no ronees tú tanto que la peña es la funda de una máquina de coser", se tira al suelo Rodríguez todavía recordando el golpe del simpar intérprete de Cádiz.

Son muchas anécdotas relacionadas con la peña las que atesora el flamencólogo, bisnieto de Lucas El Disparate, en su memoria. Vivencias que pronto formarán parte de un nuevo libro del autor de El arte en la sangre en el que rememorará todas esas situaciones que ha vivido con artistas flamencos en su vida.

Una a la que guarda especial cariño es la que rodeó todo lo que tuvo que ver con la actuación del gran Antonio Mairena en la peña Enrique el Mellizo sobre el año 1977. "Y tengo el gusto de poder decir que traje a la peña a Antonio Mairena, que no iba a ningún lado. Me planté en su casa para intentar convencerlo de ponerle la insignia de oro de la peña y que diera allí una actuación y eso. Y cuando fuimos a hablar de dinero él me metió en un salón, que yo no he visto cosa más impresionante, lleno de retratos de todos los cantaores habidos y por haber, de Manuel Torre, de Pastora, de Tomás, de Pepe Pinto... ¡Todos! Entonces nos dijo, "yo iré a la peña cuando me traigas un cuadro de La Perla con las mismas medidas y con el mismo marco que tienen todos los demás, cuando me lo traigas, entonces hablamos". Y eso hicimos, me vine yo para Cádiz, quedé con Curro La Gamba y fuimos a Luque con una foto de ella y le dijimos que nos sacara tres copias, dos con las medidas del cuadro que quería Mairena y una tercera más grande que es la que hoy está en la peña El Mellizo, la del poema de Pemán. Le busqué un marco igual, negro, con un filo de oro por dentro, no se me olvidará en la vida, y para Sevilla tiramos otra vez. Cuando se la di, la puso a la vera de Pastora y dijo, "ahí ese es su sitio, el que tuvo que ocupar siempre" y, a continuación me preguntó por el día y me puso sólo dos condiciones, que yo tenía que recogerlo y llevarlo de nuevo de vuelta a su casa, y que avisara a Manuel Morao para que le tocara ese día. Y nada, el día convenido fuimos a buscarlo", relata.

La noche en Cádiz también tuvo su miga ya que cuenta Félix que cuando Fernando Moreno, de La Fragua Gitana, se enteró que Mairena iba a la peña le rogó de todas las maneras posibles a Félix Rodríguez que luego llevara al genio cantaor a su establecimiento, que estaba en la calle Muñoz Arenillas. "Él era un aficionado puro de Mairena pero yo no podía comprometerme, sólo le dije que yo se lo iba a exponer al maestro y que él vería", relata el flamencólogo que cuenta como si lo acaba de escuchar el recital que ofreció el de Mairena de Alcor en la peña Enrique El Mellizo: "Primero salió su hermano Curro, que lo presentó Vallecillos, el presidente de la peña tertulia de Ceuta, que cantó por soleá y por seguiriyas pa matarse. Y después salió Antonio dando una lección de soleá, que hizo cuatro o cinco estilos diferentes, luego cantó por seguiriyas, por tangos, un poquito por bulerías y remató con un replante que ya fue de cortar oreja y rabo".

"Entonces -prosigue- ya a eso de la una le explico un poco que Fernando Moreno es un gitano que es un loco de él y que tiene un rincón con muy buenas cosas, y Antonio dice que sí, que vamos para allá. Así que llamo a Fernando y le digo "en media hora estamos allí". Y para allá tiramos Curro La Gamba, Manuel Morao, Vallecilla, y los Mairena. Tenía la puerta encajada y cuando ese hombre nos ve, se hinca de rodillas delante de Antonio. Y lo mejor que tenía preparado un cartón de medio metro de largo donde había escrito Cerrado por estar a gusto, y lo colgó en la puerta cuando entramos", ríe Rodríguez que se acuerda del Chivas con agua que se pegó Antonio Mairena, del consomé gitano que les puso Fernando, del jamón y del queso ("buen material que tenía") y, sobre todo, de cuando Antonio le echa la mirada a Morao para que tome la sonanta y tranquilito, a gusto, reposado, le entra a la seguiriya. "Curro La Gamba, llorando y Fernando, no te quiero decir nada..."

El caso es que cuando se iban a ir Fernando le pide una foto a Mairena autografiada y éste, en, visto lo visto, su gusto por negociar con los retratos, le dijo, "muy bien, pero yo no te doy la foto hasta que no me cobres"; a lo que, rotundo, Moreno le contestó "mire Antonio, yo soy gitano por los cuatros costados, y le juro que yo no le cobro a usted ni aunque mañana no tuviera que comer".

¿Y ustedes en la peña, Félix, le pagaron a Mairena al final o la foto de La Perla bien valió una actuación?, pregunto. "Nosotros lo llevamos hasta su casa, allí nos puso su hermana café ya con las claras del día, quisimos hablar de dinero pero no nos dejaba, así que le dejamos en una mesa un sobre con el dinero y salimos corriendo para Cádiz. Luego Mairena me referiría eso muchas veces...", se congratula.

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