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Un proyecto eterno para Cádiz

30 años esperando el Museo del Mar

  • La falta de un decidido apoyo por parte de las instituciones públicas ha impedido a Cádiz contar con un centro relacionado con su milenaria historia marítima

Señal de tráfico junto al fallido Museo del Mar en el Baluarte de la Candelaria

Señal de tráfico junto al fallido Museo del Mar en el Baluarte de la Candelaria / D.C.

La innata ironía del gaditano acabó llamando al Museo del Mar como Museo del Na. El equipamiento iba a ser uno de los referentes culturales y turísticos de Cádiz pensando en 1992 y a la tajada de turistas que se le iba a sacar a la Exposición Universal de Sevilla de ese año.

Con fondos de la Junta y el Plan Andalucía 92 se rehabilitó el baluarte de la Candelaria, con un proyecto del estudio Cruz y Ortiz, con la idea de convertirlo en el Museo del Mar de Cádiz.

La idea se la trajo el alcalde Carlos Díaz de la ciudad francesa de Brest, hermanada con Cádiz unos años antes. Un Museo y, también, un acuario para lo que se levantó el edificio de la Ciudad del Mar en suelo portuario.

El Museo se abrió, en 1990, sin contenido alguno, salvo una exposición sobre el atún de la que la ciudadanía acabó también mofándose, al extenderse en el tiempo más de lo previsto.

El problema es que Candelaria se rehabilitó sin contar antes con un proyecto museístico, hasta el punto que la altura de la puerta de acceso al recinto y de las propias casamatas impedía meter piezas de cierto calibre como hélices de barcos.

La falta de dinero en Cádiz y en la Junta paró cualquier intento de actuación pública, a lo que se le unió el fiasco de alguna dudosa propuesta de inversores privados y las ganas de una Asociación de Amigos del Museo del Mar que, lógicamente, no tenía capacidad para afrontar una operación de este calado.La retirada del cartel de Museo del Mar y su sustitución por el del Baluarte de la Candelaria hizo pasar página a este proyecto.

Han pasado 30 años. A pesar de la importancia que el mar ha tenido en la historia de Cádiz, de su relevancia gracias al comercio marítimo durante siglos, de los innumerables restos arqueológicos localizados en el lecho marítimo de nuestra costa, la lógica de contar con un museo de estas características chocó con la falta del necesario tirón por parte de las instituciones públicas para impulsar un proyecto de estas características.

En 1980 Cartagena ya había cogido la delantera pues una década antes había abierto el Museo y Centro Nacional de Investigaciones Arqueológicas Submarina. Desde 2008 ocupa un magnífico edificio financiado con fondos del Estado, mientras que Cádiz se limita a un Centro de Arqueología Submarina, muy eficaz en su trabajo pero de nula relevancia ciudadana.

Relevancia e irrelevancia de uno y otro que se puede constatar con el traslado a la localidad murciana del tesoro de Nuestra Señora de las Mercedes.

En la etapa de gobierno del PP de Teófila Martínez, que coincidió en parte de una época de mayor bonanza, también se puso sobre la mesa la necesidad de poner en marcha un Museo del Mar, ubicándolo en suelo portuario, aunque chocando siempre con el desinterés por equipamientos de este tipo que en esa época había en la Autoridad Portuaria.

En los dos últimos años parecía que se habían dado pasos fundamentales para conseguir este objetivo que, en apenas unos meses, han vuelto a difuminarse.

Las casamatas del castillo de San Sebastián, lugar posible para un museo Las casamatas del castillo de San Sebastián, lugar posible para un museo

Las casamatas del castillo de San Sebastián, lugar posible para un museo / Jesús Marín

Uno fue en 2017 cuando el alcalde José María González y la entonces presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, hablaron en Cádiz de diversos proyectos. El Ayuntamiento puso sobre la mesa la instalación de un Museo Etnográfico del Mar, como centro de investigación, documentación y exposición unido al Centro de Arqueología Submarina, que abandonaría su sede en el Balneario de La Palma.

Aunque la Junta vio con buenos ojos esta idea, el cambio de gobierno en Andalucía ha paralizado cualquier actuación en este tema.

El segundo momento fue la propuesta lanzada por el rector Eduardo González Mazo que, a punto de dejar el cargo, planteó una idea similar pero impulsada por el CeiMAR, la Universidad Internacional del Mar. Teniendo en cuenta que la UCA tiene recursos limitados y que la Junta, por el momento, mantiene cerrado el grifo de financiación, parece inviable esta operación.

Ahora un grupo de ex alumnos de Náutico apuestan por este edificio, mientras que el proyecto de integración muelle-ciudad deja abierto espacio para este museo en suelo portuario. Está por ver si alguna de estas dos propuestas logra salir adelante.

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