José Carlos González Márquez

José A. Hernández Guerrero

28 de octubre 2012 - 01:00

En esta ocasión transcribo literalmente las palabras que, con honda gratitud, con sincero afecto y con irreprimible pena, me dictan varios exalumnos. José Carlos -me dicen- ha sido el claro ejemplo de profesor que nos ha enseñado a respetar y a admirar su profesión. Ahora nos acordamos de unas palabras que, entonces, nos sonaron a broma: "cuando pasen algunos años, valoraréis a los profesores que más os exigen". Ahora le damos la razón. Nos llamaba también considerablemente la atención que, siendo nuestro tutor, desarrollara unas tareas "que no entraban en su sueldo", como, por ejemplo, ayudarnos por la tarde con otras asignaturas con las que tuviéramos problemas, llamar a nuestros padres en caso de que fuéramos mal en alguna materia o partirse la cara con otros profesores para que nos aprobaran si él lo juzgaba justo. Además del "pedazo de profesor de Lengua" que era (nuestra habilidades para la sintaxis se la debemos exclusivamente a él), recordamos con alegría sus clases en las que aprovechaba para contar anécdotas, la mayoría de ellas con alguna "mentirijillas" que se solía sacar de la manga.

Es cierto que tenía fama de exigente porque, efectivamente, sus exámenes en el salón de actos de varias horas eran conocidos en todo el Colegio, aunque nunca fue un déspota ya que sus exigencias estaban motivadas por el afán de que aprendiéramos no sólo Francés, Economía, Lengua y Literatura, sino por su interés de que desarrolláramos los hábitos de la responsabilidad, del esfuerzo y del sacrificio. Él mismo se quedaba las tardes en el Colegio y se ofrecía para darnos clases de Ciencias o de Letras. Dominaba las diferentes materias y se rumoreaba que había estudiado tres o cuatro carreras. Era ese profesor carismático que te marca para toda la vida. Tenía un sentido del humor típicamente gallego. Conocía lo que pasaba en nuestras casas y a todos nos ayudaba. Por eso lo admiramos y valoramos lo que nos exigió. Aficionado al fútbol, en especial al Celta, a veces, las frases de sintaxis que nos mandaba analizar eran del tipo: "Revivo es el mejor jugador de fútbol del mundo entero". Jugaba en el equipo de fútbol de los "Garrapatas" en el Trofeo Luis Castro. Ha fallecido una gran, una buena persona, y un gran y un buen profesor. Acompañamos en el dolor a Carlos y Chelo, sus padres, a Rosa, su esposa, a sus hijos Juan Jesús, Pepe, Nono y Mon, y a sus hermanos, Julio. Que descanse en paz.

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