Cádiz

Impugnada una prueba en un proceso de selección de Eléctrica

  • Un opositor reclama que no se dé validez a la puntuación de un test de competencia

  • El Ayuntamiento descarta cualquier irregularidad en el proceso de oposiciones

Entrada a la sede de Eléctrica de Cádiz.

Entrada a la sede de Eléctrica de Cádiz. / Joaquín Hernández Kiki

Una de las pruebas de los tres procesos de selección de personal abiertos a finales del año pasado por la empresa municipal Eléctrica de Cádiz ha sido impugnada por al menos uno de los participantes para reclamar que su puntuación no tenga validez en el proceso de oposición. Se trata de un test de competencia incluido en la segunda fase de la convocatoria de tres plazas de personal laboral temporal, para posteriormente pasar a indefinido, en la suministradora gaditana. Fuentes municipales, por su parte, informaron a este periódico que no se ha apreciado “ningún tipo de irregularidad” en el proceso, que se ha contestado al afectado mediante un burofax y que éste tenía que haber planteado la cuestión “cuando se publicaron las bases”.

Quien ha presentado alegaciones a esta parte del proceso, que la pasada semana se completó con las entrevistas personales a los candidatos que habían pasado el último corte, es el gaditano Rubén Navarro, un ingeniero eléctrico por la Universidad de Cádiz que se presentó a dos de las tres plazas ofertadas: para el departamento de contratación y compras y para el de telecomunicaciones. La tercera oferta de empleo, para la que no presentó por no cumplir los requisitos, es para operaciones informáticas.

En cada una de las plazas se convocó un examen teórico-práctico y una prueba psicotécnica, que se realizaron el mismo día, y cuyas puntuaciones se sumaron, para los diez primeros clasificados, a la del test de competencia para fijar la nota definitiva para seleccionar a las cinco personas de cada convocatoria que han pasado a la definitiva fase de la entrevista.

Explica Navarro, documentación en mano, que para la plaza del departamento de compras acabó en sexto lugar tras las pruebas teórica y psicotécnica, y que pasó al décimo lugar, último pues, al sumar la puntuación del test de competencia. Pero en el caso de la plaza para el departamento de telecomunicaciones, Rubén Navarro pasó la primera fase como primero y, tras la suma de su nota en el test de competencia, pasó a situarse en la sexta posición y, por lo tanto, fuera de las cinco plazas que dan acceso a la entrevista definitiva.

Este joven ingeniero gaditano aclara que su impugnación para que no tenga validez la puntuación del test de competencia “no es una pataleta”, sino una reclamación para que se haga “un proceso justo” y pueda afrontar “una entrevista de trabajo en la que se decida si soy apto o no para el puesto”.

En este sentido, Navarro argumenta que su primera traba al proceso opositor surgió con la convocatoria de la primera prueba, la teórica, pues reclamó en varias ocasiones a la empresa que ha gestionado el proceso, y a la propia Eléctrica de Cádiz, para solicitar un temario con el que preparar el examen. La respuesta que recibió es que no había temario y que en las bases de la convocatoria se especificaban los contenidos de la prueba. Rubén Navarro, por el contrario, cree que las bases han sido “muy generales y sin un temario concreto”.

Pese a ello, superó esta primera fase en ambas convocatorias, como queda dicho en una de ellas pasó en primer lugar, y volvió a reclamar sin éxito concreción para la siguiente prueba, el test de competencia, que tuvo que preparar, aclara, prácticamente a ciegas.

Esta última prueba, efectuada el pasado 18 de enero en el recinto de la Zona Franca donde tiene su sede la empresa mediadora, se realizó por ordenador con una clave que se entregaba a cada opositor y que no se podía cambiar, según explica Navarro.

Una vez que se publicó la suma de los resultados de todas las pruebas y comprobó que quedaba fuera de las entrevistas personales, Navarro solicitó por escrito a la empresa mediadora la visualización del test, las soluciones, su puntuación y el criterio de corrección, al entender que se trataba de una prueba arbitraria.

La empresa le contestó unos 15 días más tarde, cuando volvió a reclamar una respuesta, entendiendo que había presentado unas alegaciones y justificando que el test de competencia “no tiene una cualificación de examen” y que se corrige “en función de una puntuación obtenida por el candidato que se compara y se transforma con la puntuación media de una población similar (la denominada ‘Campana de Gaus)”.

La respuesta, que defiende la publicidad de las bases y su conocimiento por parte del opositor, se acompañó también de la información acerca de las respuestas del test y su puntuación.

Fue entonces cuando Rubén Navarro decidió alegar el proceso y dejar constancia por escrito de las, a su juicio, irregularidades de un proceso sin temario y sin la valoración de las preguntas, por lo que solicitó en su escrito “la no validez del test de competencia a efectos de puntuación en este proceso de selección”, con la intención de someterse a la última fase, la entrevista, que ya se realizó por cierto la semana pasada.

El Ayuntamiento, preguntado por este periódico, señala en su respuesta que sólo se ha impugnado “el test de competencia que es la última prueba antes de las entrevistas. Y no cuestiona el resultado, el cual se corrige por una máquina con lector óptico y se la ha facilitado, sino que no le parece justo que este test puntúe”.

Las fuentes municipales afirman que se le ha contestado “oficialmente por burofax” y que la cuestión “la tendría que haber planteado cuando se publicaron las bases, no ahora”. Y se concluye: “No se aprecia ningún tipo de irregularidad” en el proceso.

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