En la Fundación Virgen de Valvanuz, que tiene su sede en la calle Santiago, las atenciones a las personas más vulnerables siguen creciendo, más allá de que la situación con la pandemia se vaya estabilizando.

Esta fundación religiosa, que se encarga sobre todo de aportar la cena a las personas sin hogar y a las familias más necesitadas (las monjas de María Arteaga hacen lo propio con el almuerzo) tuvieron que modificar su manera de asistencia cuando llegó el confinamiento, ya que se vieron obligados a cerrar el comedor con el que daban estas comidas a todas estas personas. 

Se pasó de servir el menú en una mesa a entregarles los alimentos en fiambreras y bocadillos y en esa situación siguen todavía hoy en día porque aún no han abierto el comedor.

Mila Aragón, gerente de Virgen de Valvanuz, asegura que uno de los objetivos para el próximo otoño es tratar de volver a abrir el comedor. 

Según lo que aparece en la memoria de la Fundación Benéfica Virgen de Valvanuz, el año 2021  fue “complicado, no tanto como el anterior pero casi en las mismas circunstancias”.

El documento indica que durante ese citado año 2021 se atendieron a 1.015 personas aproximadamente. En este sentido, se refleja que se continuó repartiendo las cenas en el local habilitado en la misma calle Santiago como despacho social ante el cierre del comedor. 

Esta cifra lo que quiere decir es que atendieron a unas 130 personas al día, ayudándolos también con productos de aseo y calzado entre otros. 

También en las cifras aparece que se ha continuado durante el año 2021 apoyando a las familias con el reparto de bolsas de alimentos mensuales atendiendo a unas 200, que suponen 425 en total, al mes, “gracias a la ayuda del Banco de Alimentos, de los colaboradores habituales y a la generosidad de personas anónimas que nos siguen donando alimentos”. A ellos también desde la Fundación se agradece de manera intensa la labor de los voluntarios para poder realizar toda esta labor.

En el año 2021 también hubo poca actividad de ropería, es decir el recibimiento y la entrega de ropa usada, “debido a las restricciones a causa de la pandemia. Aún así hemos podido ofrecer a nuestros usuarios mantas, ropa de abrigo, calzado, etcétera).

Por su parte, en la administración pudieron tener un poco más de contacto con los usuarios orientándoles y ayudándoles a gestionar distintos trámites como ayudas económicas, renovación de demandas de empleo y citas previas por internet entre otras muchas.

Sin embargo, la situación no sólo no ha mejorado durante el presente año 2022 sino que incluso ha empeorado con respecto al anterior.

Mila Aragón afirma que de la atención a 130 personas al día que había en 2021, se ha pasado a las 140-150 diarias, e incluso hubo uno en julio donde se llegó a las 160.

Con la pandemia más estabilizada ha llegado un alza exponencial en el precio de los productos, lo que hace que muchas familias que antes iban a lo justo, ahora no puedan llegar a final de mes.

Virgen de Valvanuz es una fundación que recibe muchas donaciones, “pero los recursos nunca son suficientes para todo lo que hay que atender”. De hecho, en alguna ocasión que otra han tenido que hacer una llamada de SOS porque se estaban quedando sin productos, a lo que ha habido de manera inmediata una respuesta ciudadana.

La gerente de la Fundación recuerda que la entrega de las cenas se hace entre las seis y media y las ocho de la tarde y lo que se llevan es un bocadillo con filetes o tortilla por ejemplo y una fiambrera con un alimento cocinado.