Filomena está dejando imágenes que nunca nos hubiésemos imaginado en España. Imágenes que han trasladado las calles de Moscú al centro de Madrid y las temperaturas heladas de Finlandia a pleno territorio de Castilla. El mapa de la AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, se ha pintado por primera vez en rojo en medio país, una alerta nunca alcanzada.

Aquí, en el sur del sur, también hemos pasado frío, y aún nos tienen que llegar, según las predicciones, días más gélidos, con 3 o 4 grados como temperaturas más bajas.

Pero si pasamos frío, que por primera vez gana a la humedad, tampoco debemos exagerar. Estamos aún algo lejos de repetir récord a la baja, al contrario de lo que ha pasado en media España.

En el histórico de datos que maneja la agencia estatal, la temperatura más baja soportada en la capital desde 1955, fecha desde la que hay datos oficiales, se produjo el 11 de febrero de 1956. Aquel día el termómetro en nuestra ciudad acabó en negativo al bajar hasta los -1º, muy lejos del 19 de agosto de 1982, cuando se disparó hasta los 43º.

Aquel febrero de hace 65 años fue un mes frío. No sólo esa jornada. La media mensual no pasó de los 9,1º.

1956 fue un año duro en la ciudad. Más allá de las temperaturas, un accidente laboral durante la construcción de la Central Térmica acabó con la muerte de 7 trabajadores. Fue el año también de la construcción del edificio de El Fénix, que entonces se convirtió en el edificio más alto de Andalucía. Y fue también el año del triunfo radiofónico en todo el país, del doctor Salvá.

La temperatura en negativa de 1956 no terminó en nevada sobre la ciudad. Sí nevó ese mismo mes pero de veinte años antes. El 11 de febrero de 1935 la nieve sorprendió a los gaditanos. Para la gran mayoría sería la primera vez en disfrutar de este fenómenos meteorológico que José María Pemán lo plasmó en un artículo, con el que ganó el Premio Mariano de Cavia.

Algo más de medio siglo antes, el 6 de marzo de 1875, el cronista de Diario de Cádiz informaba de la caída de copos de nieve sobre la ciudad que, no obstante, no llegaron a cuajar y que en apenas unos minutos se transformaron en un fuerte chaparrón.

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