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La función social de la UNED

Estudios que no son una condena

  • Más de medio centenar de internos de Puerto III se matriculan este curso en la Universidad Nacional a Distancia, cuyos tutores del centro asociado de Cádiz visitan la prisión cada semana

Imagen de una de las galerías del centro penitenciario de Puerto III.

Imagen de una de las galerías del centro penitenciario de Puerto III. / Fito Carreto

La reinserción social es uno de los objetivos, si no el prioritario, del sistema penitenciario español. Y esta intención, esta finalidad a veces denostada por muchos, quizás demasiados, y casi siempre puesta en cuestión por su escasa o desconocida eficacia, necesita de instrumentos adecuados para que se cumpla. Necesita de un complejo entramado de asideros a los que pueda agarrarse con más o menos convencimiento la persona que sufre una condena.Entre esos instrumentos, entre esos salvavidas, se encuentran los estudios, aquellos que quizás fueron para algunos como una condena, como un tren que dejaron pasar presos, entonces en libertad, de otros objetivos a priori más atractivos. Y esa es la función de la Universidad Nacional a Distancia (UNED) en los centros penitenciarios españoles, la de facilitar el acceso y el desarrollo de unos grados universitarios que permitan, en un futuro, la reinserción social de la persona privada durante determinado tiempo –siempre es mucho– de libertad por haber cometido un delito.

Puerto III es el centro penitenciario en el que presta este servicio el centro asociado de la UNED en Cádiz, en la capital. En este curso ya iniciado hay 57 internos matriculados en algunas de las ofertas educativas que la UNED realiza en prisión, y que se sustentan en un marco general, en un convenio de carácter nacional con más de diez años de vida firmado entre la UNED e Instituciones Penitenciarias.

En ese marco general se encuadra el trabajo de tres profesores de la UNED que, como tutores, se encargan de atender a los internos acudiendo a prisión una vez a la semana. Uno de esos tutores en Manuel Barea Patrón, también director del centro asociado de la UNED en Cádiz: “Nosotros atendemos a Puerto III de varias maneras. Vamos a hacer tutorías de los cursos de acceso, en los que hay matriculados 21 personas en este curso. Vamos a tutorizar grados, y hay 36 personas matriculadas. Colaboramos cada año con un curso de verano que desarrollamos dentro de Puerto III, en las instalaciones, y vamos por la octava edición ya. Llevamos allí cuestiones de psicología, de derecho, de reinserción social, los temas que nos proponen desde Madrid, y van los tutores de la UNED. Llevamos ocho ediciones de los cursos de verano”.

La cifra de internos matriculados por la UNED en este curso para alguna de sus ofertas educativas es similar a la de años anteriores. Por lo general, entre 50 y 60 personas se apuntan a estos estudios con la esperanza puesta en que, una vez alcanzada la libertad definitiva, lo aprendido les facilite recuperar en lo posible el estatus de ciudadano del que se vieron un día despojados por su delito y posterior condena judicial. Psicología, derecho y humanidades son las carreras más demandadas, aunque también apunta Manuel Patrón el interés por la economía y el trabajo y la educación social como otros grados demandados.

La edad media del interno que acude a esta oferta de la UNED se sitúa en los 45 años, entre los 40 y los 50 por lo general. Una edad tardía que Manuel Barea justifica en la propia situación personal que han vivido: “Los jóvenes tardan en darse cuenta. Ellos pierden un tiempo entre que aceptan que son internos, lo que les ha pasado, se centran… yo entiendo que es un periodo de torbellino mental, de verse fuera o verse dentro, muy fuerte. Hasta que ellos consiguen aceptar, hasta donde se pueda aceptar, su nueva situación social, están descentrados”.

Y como en el centro de Puerto III se encuentran los internos con una condena ya definitiva con la que ya sólo les queda aguardar el acceso al tercer grado y sus beneficios, es cuando el interno se plantea aprovechar el tiempo de cara a su futura libertad y, de paso, reducir condena por su comportamiento en prisión. “En nuestro caso –explica Barea patrón– son gente con condena definitiva, gente que se dice: ‘Voy a estar aquí diez años y de aquí no me saca nadie’. Por eso aprovechan. Se dan cuenta de que el tiempo ha pasado inexorablemente y de que no están haciendo nada, y por lo menos se matriculan”.

La experiencia personal que relata el actual director de la UNED en Cádiz va más allá de la de un mero tutor universitario, pues esta labor se nutre de un componente humano que añade un plus a la simple, y evidentemente importante, función docente: “Es una bendición.Vamos tres profesores durante el curso escolar, y tutorizamos las asignaturas básicas de los cursos de acceso, lengua, comentario de textos, ingles y matemáticas, más las opcionales”.

En época de exámenes, como ocurre en todos los centros asociados de la UNED que se reparten por la geografía española, un tribunal de Madrid acude al centro penitenciario, les lleva los exámenes, los recoge y los evalúa “en igualdad de condiciones” que el resto de alumnos de esta universidad a distancia. Puerto III tiene en este sentido, según explica Manuel Barea, unas excelentes instalaciones, es “un centro modélico” que cuenta con aulas preparadas y con un salón de actos en el que, por ejemplo, se desarrollan los cursos de verano. A la par, destaca Barea, se cuenta con el inestimable trabajo del equipo humano del centro penitenciario, psicólogos, educadores, formadores y orientadores con los que hay una “sinergia que facilita el éxito académico”.

¿Y es el camino correcto? ¿Se aprovechan estos estudios? Manuel Barea es tajante en cuanto a los frutos de esta importante pata en la que se apoya la necesaria y constitucional mesa de la reinserción social: “Sacan adelante sus estudios, sí. Es modélico. Ellos tienen un interés enorme, enorme, enorme en aprender. De hecho, afortunadamente, pasa el tiempo y yo voy allí de año en año, y me saludan, y están en derecho, en sus carreras, han salido a la calle y siguen en la UNED matriculados y siguen sus estudios, van a sus exámenes. Es una labor de reinserción social importantísima. Que estos chavales se reconduzcan, analicen su condición, reflexionen… es fundamental. Que aprovechen el tiempo de su condena y salgan con una titulación. Nada más con que saquen el acceso a la universidad, pues ya son capaces de hacer lo que quieran, como los ciclos formativos, que son fundamentales para ellos. Ciclos que les gustan mucho, porque su situación económica es casi de exclusión social y por los ciclos formativos pueden aspirar tener un futuro distinto en libertad”.

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