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El estado del patrimonio histórico en Cádiz

Entrecatedrales: entre destrozos y pintadas

  • El Ayuntamiento lucha por recuperar la gestión del yacimiento arqueológico, mientras hace dejación de su obligación en el mantenimiento del resto del espacio

La unión entre Entrecatedrales y el yacimiento está destrozada

La unión entre Entrecatedrales y el yacimiento está destrozada / J. A.H.

El yacimiento de la Casa del Obispo es uno de los tesoros más ricos de nuestra historia peor tratados desde que se descubrió hace unos años. Unido al cercano Teatro Romano, al museo catedralicio y a las dos catedrales, conforman un núcleo con un potencial cultural y turístico que pocas ciudades pueden ofrecer y que Cádiz es incapaz de aprovechar.

Desde hace cinco años el Ayuntamiento está intentando recuperar la gestión del yacimiento de la Casa del Obispo, gestionado hasta entonces por una empresa privada, Monumentos a la Vista. Cinco años que está conjunto arqueológico permanece cerrado, como en su momento pasó como el Teatro Romano y con otros equipamientos esenciales de nuestra cultura.

Este jueves, como ya se ha informado, el Ayuntamiento intentó recuperar las llaves de la que es su propiedad, para poder reabrir el yacimiento al público, aunque antes será necesario ejecutar numerosas obras de mantenimiento, tras los años de abandono. La empresa, que en su día gestionó también las visitas a la torre de Levante de la Catedral, antes de un enfrentamiento con el Cabildo, se negó a facilitar el acceso, por lo que este enfrentamiento vuelve a los juzgados.

Con todo, los años que se han agotado a la hora de recuperar este equipamiento municipal, se han desaprovechado para mantener en buen estado de conservación, el entorno del yacimiento.Entrecatedrales es el espacio anexo a la Casa del Obispo. Obra del arquitecto Alberto Campo Baeza forma parte del conjunto y, a la vez, está separado de él. Comparte cimientos con una visión exterior de los mismos en lo que en su día se planteó como una peculiar sala expositiva sobre la que se levantaba un gran balcón al mar y al Campo del Sur.

La conexión de este espacio con el yacimiento, cuyo mantenimiento está unido a la Casa del Obispo y, por lo tanto, a los gestores de la misma, soporta un deterioro que es ya escandaloso, como se puede observar, y sufrir, con un simple paseo por la zona.

Los cristales superiores pasaron a mejor vida. Bajo los mismos se acumula la basura y una señalización de peligro caída e inútil.

Una vez que la empresa privada no ha solventado estos problemas estéticos y de seguridad, tendría que haber sido el Ayuntamiento el que, fracasado todos los requerimientos administrativos, asumiese los trabajos de reforma para, después, cargar su coste a esta firma.

Sin embargo, nada de eso ha pasado. Más aún, el Ayuntamiento ha hecho dejación de sus labores de mantenimiento de los espacios públicos, cuando tanto reclama a los privados, hasta el punto que el mirador diseñado por Campo Baeza también ofrece un estado de dejación similar al resto de Entrecatedrales.

Pintadas en el mirador Pintadas en el mirador

Pintadas en el mirador / J.A.H.

El blanco manda en toda la terraza. La rampa de acceso, el suelo, la cubierta... todo es blanco por lo que cualquier color imprevisto destaca en negativo. Y más, cuando son producto del vandalismo urbano. Vandalismo que abunda en todo el recinto.

Las vigas blancas que aguantan la montera están llenas de pintadas; en el suelo faltan muchas losas, y en la zona más cercana al mar la suciedad es abundante. Por si fuera poco, la falta de cuidado se extiende al pasillo peatonal que se abrió entre el lateral de la Catedral y la Casa del Obispo para unir el Campo del Sur con la plaza de la Catedral.

Abandono en la conexión entre el Campo del Sur y Catedral Abandono en la conexión entre el Campo del Sur y Catedral

Abandono en la conexión entre el Campo del Sur y Catedral / J.A.H.

La zona más cercana a la plazuela del Obispo, que da a la puerta de acceso lateral a la Catedral, fue vallada en su día y utilizada como almacén por parte de la empresa que gestionaba el yacimiento. Hasta donde es posible pasear, el suelo ha sufrido numerosos daños lo que dificulta la circulación. Lo cierto es que tampoco merece la pena bajar a este pasillo debido al hedor que hay en el mismo por los orines acumulados.

Durante un tiempo, los bajos de la rampa de acceso han estado ocupados por indigentes que ya parece que se han traslado a otros puntos de la ciudad.

Cabe pensar que el gobierno municipal, responsable político de esta situación de abandono, asumirá la necesidad de adecentar todo el entorno cuando recupere la Casa del Obispo.

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