Cádiz

Elmer, tormenta tropical

  • Chayanne ofrece al fin su concierto del verano en la playa para cerrar la temporada ante 80.000 personas entregadas que no pararon de bailar sus éxitos y de acompañarle en sus tiernas canciones de desamor

Con ustedes, Elmer Figueroa, Chayanne. Guaaaaaau. Sí, mujer, el cuarentón portorriqueño más deseado, el hombre de las caderas móviles, el seductor de las telenovelas. Elmer, el ciclón Elmer, chiquilla, aunque para la gente que tiene la edad de Elmer Elmer siempre haya sido el cazador que perseguía a Bugs Bunny. Por eso estuvo bien lo de cambiarse el nombre y ponerse  Chayanne, buena vista, cuando era un aspirante infantil a grupos infantiles allá a finales de los 70. 150 discos de oro y platino le contemplan, casi nada, querida. Chayanne, como los indios cheyenne, que no estás en el mundo.

Y aparece. Primero camiseta blanca ajustada por un chaleco. Luego, camiseta azul con motivos de brillantes en la pechera que le quedan de maravilla, que ya le gustaría a cualquier cuarentón lucir ese cuerpo. Y lo hace con el tanga tanga, ese ritmo sabrosón salsero que tanto nos gusta a todos cuando hacemos la conga y el tonto en las bodas. Es el inicio, sólo el inicio. Bien, de acuerdo, no es un ciclón. Elmer (Chayanne) llega a Cádiz más bien como tormenta tropical, lo que casi se agradece en estos días tórridos con los que mandamos este agosto al descanso eterno. Para mí, que no viene a reventar y no revienta. No es el gran concierto de la playa de otros años. Hay muchísima gente pero no tanto como dirá el Ayuntamiento , que dice 80.000. (¿Pero quién cuenta esas cosas, 1, 2 , 3...?)

Esto tiene una explicación. Chayanne, que tiene una cara de buena persona que no le cabe en los pómulos, ha sido el protagonista del rifirafe político del verano. ¿Por qué no tocó cuando tenía que tocar, allá por el 20 de agosto, cuando era el huracán Chayanne que arrasó varias ciudades de España? El lo deja claro: “No es cosa mía” ¿Nos mintió el Ayuntamiento sobre este asunto crucial de nuestras existencias? Habría estado muy mal. El Ayuntamiento dice que no nos mintió y que esto lo arreglaremos en los tribunales. El PSOE dijo que no, que aquí había gato encerrado. Huuumm... Pero el Ayuntamiento cumplió, pasara lo que pasara en ese oscuro contubernio. Ahí está Chayanne, que nos dice: “No me iba a ir de España sin pasar por Cádiz. Podéis hacer conmigo lo que queráis”. Esto, claro, son  cosas que se dicen, como las cosas que se dicen al tuntún a las mujeres en una noche, porque Chayanne es un veterano y es él el que hace con la gente lo que quiere. Un seductor. Y eso lo hace de rechupete. Hay una chica que muestra una camiseta de la primera gira de Elmer, cuando éste era un pipiolo. Algo tendrá.

Como tal, la propuesta musical de Chayanne es de una pobreza ultradimensional. ULTRADIMENSIONAL, alguien tenía que decirlo. Pero tampoco sería de recibo traer a un trío de cuerda experto en las cantatas de Bach a la playa, ¿no? Su registro tiene dos fases, que fue las que alternó en el concierto gaditano. Por un lado, está su registro bailongo, que da trabajo a miles de personas en todas las piscinas de pueblo y animadores socioculturales de crucero. Por otro, está su lado romántico, la del balanceito de las caderas, el coquetón, de desamores y eso. Estas cosas son muy importantes para los políticos locales. ¿Por qué? Pues por una sencilla razón: porque una cosa y otra hacen felices a mucha gente. Y ayer vi a una niñita que no tendría más de trece años llorando como una magdalenta porque Chayanne estaba cantando no sé qué canción en la que suplicaba a una imaginaria mujer -él está felizmente casado- que no se fuera, que no la abandonara porque ahora, después del montón de faenas que le había venido haciendo, se daba cuenta de que sólo la amaba a ella. Era, por cierto, lo mismo que había dicho dos canciones atrás, pero no es eso a lo que voy. ¿Vale el presupuesto municipal desembolsado que el llanto de esa joven, quizá abandonada por un novio pequeñín, sea el consuelo de esa canción en la que parece que Elmer se lo está cantando a ella? Pues naturalmente que sí. ¿Vale que entre las miles de personas durante esa noche mágica de resaca marítima Chayanne hiciera suyas durante un instante -”haced conmigo lo que queráis”- a todas esas mujeres, que todos bailáramos ‘palo palo palito, palo es’? Pues naturalmente que sí.

Como loco con sus chicas go go, bailando y celebrando, Chayanne fue subiendo de fuerza 2 a fuerza 3. La melancolía matada por la espalda, que decçía en una de sus cancioncillas. Y luego el delirio con esta letra que es capaz de alterar los ánimos: baila, que el ritmo te sobra, regálame un hechizo de mujer. Es increíble: ¡Chayanne nos quiere, está enamorado de todas nosotras! Y así lo dijo, eh, que no me lo invento. Ahora tiene por delante una gira por 25 países, “pero luego os busco a todas en la plaza con los avíos” (?). Ah, y nos invitó a Puerto Rico, que vayamos todos para allá. Allí estaremos, Elmer, un día quedamos. Mentir no cuesta nada. Y a él se le veía tan ilusionado...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios