Hay veces que para crear no hacen falta demasiados conocimientos. Hacen falta ganas y saber seleccionar las personas con las que te vas a rodear a la hora de hacer realidad tus sueños. Si a todo eso de le une un componente genético, las posibilidades de tener éxito se multiplican.

Es Álvaro Moral Marenco, hijo de Pepe León Moral, nieto de Vicente del Moral y biznieto de Benito Moral Valle, el que a sus 24 años de edad, con un carácter introvertido y sin aires de grandeza, quiere hacer resucitar la heráldica de los Moral y, con ella, una marca de ropa adaptada a los nuevos tiempos, con unos diseños más jóvenes y con unas cadenas de distribución y de promoción más acordes con al era de las redes sociales.

Para todo ello le ha servido de gran ayuda Elena Valero, de profesión abogada, pero muy unida y diestra en el diseño y en la promoción a través de las redes sociales. Álvaro y ella forman un tándem perfecto y el producto vio la luz hace un par de meses, con la apertura de una pequeña tienda de unos 40 metros cuadrados en la calle Ciudad de Santander, que nada tiene que ver con los grandes establecimientos que regentaban sus antepasados.

La tienda de Ciudad de Santander cuenta con una gran gama de productos

Luis Téllez, marido de Elena, y uno de los impulsores de este proyecto, cuenta que Álvaro se ha mostrado siempre muy interesado por conocer todos los detalles de la historia de su familia así como de todos los entresijos de los negocios que casi durante cien años mantuvieron abierto entre las calles Columela y Corneta Soto Guerrero. “Llevaba ya mucho tiempo detrás de retomar la marca Moral, pero muy poquito a poquito, sin grandes ambiciones y así retomar, de alguna manera la historia de su familia”. Según Téllez, puede que la tienda, a pesar de que cuenta con un diseño exquisito y atractivo, nada “tiene que ver con las tiendas al uso que tenía su familia”. Igual ocurre con sus productos. Ahora busca un aspecto más joven , con presencia en las redes sociales, con más diseño, algo que Álvaro deja en manos de Elena.

Esta compañera de viaje le hizo ver que lo primero era intentar entrar a través de las redes. “A ver, Álvaro, vamos a hacer un Instagram, a ver, ¿qué productos te gustaría vender?”. Para Álvaro era posiblemente sólo un sueño arrinconado en su ADN y fue partir de cero con la ayuda de Elena que empezó a conducirle por los difíciles vericuetos de este tipo de negocios, sobre todo en una época en la que abrir comercios es sólo cosa de héroes.

A este respecto, Luis Téllez, comenta que la pandemia, “que tanto daño está haciendo en el sector del comercio de Cádiz”, ha provocado la marcha de las grandes superficies y franquicias que están optando por ampliar su presencia en grandes superficies como son Bahía Sur. Esta situación ha podido provocar un efecto en el gaditano que “sí nos puede beneficiar. El ciudadano de Cádiz parece que recibe con buenos ojos y con ganas un producto de aquí y más si va de la mano de una marca como es Moral y de un joven emprendedor como es Álvaro, al que no le faltan ni ganas ni ilusión para hacer su sueño realidad”.

Sobre la ubicación de su negocio. Es periódico le preguntó a Téllez por qué ha optado por esa zona de la ciudad, en vez de utilizar uno de sus históricos espacios de la calle Columela. El asesor de Álvaro Moral afirma que este joven tiene muchos sueños pero siempre se muestra modesto y muy respetuoso con la historia y pasado de su familia, por lo que considera que pensar en ubicar su marca y su negocio en una esquina de Columela son “palabras mayores”. De manera que optó por empezar por este negocio de 40 metros cuadrados en la calle Ciudad de Santander.

Luis Téllez también incide en que el centro de Cádiz ha quedado muy dañado por la crisis del sector y tardará en recuperarse. “Mi mujer, Elena, le recomendó que sería ideal alquilar un local cercano a su lugar de residencia, como así fue. Tampoco hay que olvidar que esta zona de Cádiz contó también con un momento de esplendor gracias a la presencia cercana de una población con posibilidades y colegios como son San Felipe Neri, Esclavas o San Vicente de Paúl”. De ahí su elección, según cuenta este portavoz del propietario de Moral.

En cuanto a los productos que venden en Ciudad de Santander, son casi todos diseños propios y multimarca aunque el logo predominante es el de la marca Moral. Lo mismo tienen sudaderas, que camisolas para hombres o ropa para niños. Sin dejar de lado, casi como de manera simbólica y testimonial la presencia de la guayabera, una vestimenta muy gaditana “que se ha con convertido en un producto de lujo dentro de nuestra tienda”. En cuanto a sus precios, casi odos rondan los 40 euros, “menos las guayaberas, que pueden costar unos 79 euros, un precio muy bajo para lo que cuesta este tipo de vestimenta, aunque goza de una gran calidad y con un lino egipcio”.

Antes de dar el paso a la tienda física hace dos meses, Álvaro y Elena tuvieron algunas apariciones en público no sólo a través de las redes sociales sino en un par de showrooms, uno de ellos en el Club Náutico y otro en Sevilla, además de varios mercadillos navideños. A raíz de esas apariciones fueron viendo que sus productos podían tener salida, algo que les animó a dar otro pasito abriendo esta nueva tienda de Ciudad de Santander, que ha gozado de gran acogida por parte de su vecindario, acostumbrado a ver más cierres que aperturas por culpa de la crisis.