Apoteosis de Rafael de Paula en la plaza de Las Ventas
1987 Hace 25 años
Un Rafael de Paula lívido y agotado por el esfuerzo, sentado en el estribo de la barrera, era ayer la imagen del artista que acababa de 'vaciar' todo su arte en el ruedo de Las Ventas, mientras los tendidos estallaban en una explosión de locura taurina.
La gran faena de Paula a un serio sobrero de Martínez Benavides no tuvo la recompensa de los trofeos, puesto que el de Jerez falló con la espada. Pero para los afortunados que la contemplaron fue algo único e irrepetible. Paula instrumentó varios naturales de ensueño, derrochando arte a raudales. Entró a matar varias veces pero no tuvo suerte. El torero, vaciado de arte y cansado por el esfuerzo, se tambaleba y quiso retirarse al callejón. Ortega Cano y Manzanares, ayudaron a Paula a volver a la cara del toro y entre todos empujaron el verduguillo. El toro dobló y Paula se sentó en los cuartos traseros. Lo que se vio ayer en Madrid no fue un sueño. Era Paula toreando.
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