Cádiz es sinónimo de naturaleza, y no es de extrañar: en su geografía reúne seis parques naturales, todos ellos con gran valor medioambiental, que se reparten entre cascadas, arroyos, bosques, grutas, playas y acantilados.

Ejemplo de ello es el Parque Natural del Estrecho que, situado entre dos mares y dos continentes, cuenta con una diversidad de paisajes que es el plato estrella de la casa. Para disfrutar al máximo de estos espacios tan singulares, este lugar dispone de una serie de miradores que son atalayas excepcionales con unas vistas que dejan sin palabras a cualquiera.

Mirador del Estrecho

En la carretera nacional N-340 que une Algeciras y Tarifa, se encuentra este balcón a las aguas del Estrecho de Gibraltar y a la costa africana, situada a tan sólo 15 kilómetros de distancia. Los días claros ofrece unas espectaculares panorámicas, que van desde la ciudad de Ceuta hasta la ciudad de Tánger.

Mirador de la Cueva del Moro

La Cueva del Moro se encuentra en el entorno de la playa de Bolonia.

 En el entorno de la playa de Bolonia, se encuentra uno de los grandes tesoros del Estrecho: la Cueva del Moro, un enclave natural en el que se conservan pinturas rupestres que alcanzan los 20.000 años de historia, más antiguas que las de bisontes de la Cueva de Altamira. Frente a ella, su mirador, desde el que se puede disfrutar de la costa norte de África, la playa de Bolonia y el conmovedor paisaje de dos parques naturales.

Mirador del Cerro del Tambor

 En el kilómetro 96 de la N-340 entre Algeciras y Tarifa, un sendero de fácil acceso recorre uno de los paisajes más representativos del Parque Natural del Estrecho: el Cerro del Tambor, un punto privilegiado y usado por la comunidad científica no solo para el avistamiento de aves migratorias sino también de cetáceos.

Este mirador es un lugar privilegiado para el avistamiento de aves migratorias.

Mirador del Faro Camarinal

Este mágico lugar se encuentra a los pies del Faro que da nombre al mirador, justo en el Cabo de Gracia, entre la playa de Los Alemanes de Atlanterra y la Cala del Cañuelo. Las vistas son impresionantes: un mar de pinos piñoneros, adentrándose en las aguas del Estrecho por la Punta de Camarinal. Mirando hacia el sur, la silueta del continente africano al otro lado del Estrecho espera. Las aves que se aventuran a cruzarlo ponen las pinceladas a este idílico escenario y con suerte, los saltos de delfines y de otros cetáceos.

Mirador de la Peña

Situado al final del sendero del mismo nombre, desde este ventanal único al Estrecho se vislumbra un soberbio horizonte, que los días luminosos muestra el perfil de las estribaciones montañosas rifeñas de Marruecos. Se puede observar también la playa de Los Lances, un lugar catalogado como paraje natural por su especial riqueza ecológica.