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Si te duchas con agua fría para refrescarte en verano lo estás haciendo mal, según este médico: "Los vasos sanguíneos se cierran para conservar el calor"

El anestesista y divulgador David Callejo explica las claves de la respuesta del organismo a las altas temperaturas y el verdadero truco para reducir la sensación de sofoco

Ducharse con agua fría solo nos aliviará de forma momentánea. / @davidcallejo10/Freepik
Christian Rodríguez

27 de agosto 2025 - 07:00

Llegar a casa y darse una ducha con agua fría es un recurso muy socorrido a la hora de soportar las altas temperaturas del verano... O eso es lo que creíamos hasta ahora. Si bien el agua fría nos puede ayudar a refrescarnos momentáneamente, lo cierto es que esta estrategia no es útil si lo que queremos es disminuir la sensación de sofoco.

Sobre esta cuestión se detiene el médico y divulgador David Callejo en una de sus últimas publicaciones en Instagram (@davidcallejo, con más de 450.000 seguidores). "¿Te has fijado en lo hinchadas que tienes las venas en verano?", se pregunta para introducir las claves sobre la respuesta de nuestro cuerpo a las altas temperaturas.

"Tu cuerpo es un horno que necesita soltar calor en verano. La forma de hacerlo es dilatando los vasos sanguíneos de la piel. Eso hace que la sangre circule más cerca de la piel y podamos eliminar el calor", explica el experto. Por tanto, ¿qué ocurre si nos duchamos con agua fría cuando tenemos calor?

Esta es la temperatura ideal del agua para refrescarte tras una ducha

"Si te duchas con agua muy fría, tu cuerpo reacciona cerrando los vasos sanguíneos para conservar el calor", arguye Callejo, lo cual hará que sea más difícil eliminar la sensación de sofoco una vez superado el alivio inicial. En este sentido, la clave reside en ducharse con el agua ligeramente tibia: "Así te refrescas, pero favoreces la vasodilatación", asegura, lo que te ayudará a eliminar el calor y prolongar la sensación de frescor.

Del mismo modo, se deben evitar los cambios bruscos de temperatura, por ejemplo, al bañarse en agua fría tras realizar ejercicio físico o tomar el sol durante un tiempo prolongado. Ello puede derivar en un síncope por hidrocución o shock termodiferencial, lo que comúnmente se conoce como 'corte de digestión'. Es por eso por lo que siempre se recomienda meterse en el agua de forma gradual, después de darnos una ducha y mojar las muñecas, la nuca o la cabeza para aclimatar la temperatura corporal.

Baños de inmersión y de contraste para tratar las varices o las lesiones

No obstante, el efecto vasoconstrictor de las duchas con agua fría puede reportar otros beneficios para la salud. Por ejemplo, según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), al disminuir la dilatación de las venas, el frío mejora la circulación periférica de las extremidades. "Favorece el retorno de la sangre al corazón, algo beneficioso para patologías como la insuficiencia venosa crónica y las varices", indican. Por este motivo, sumergir las piernas en agua fría durante 20 minutos puede ayudar a aliviar la pesadez y la hinchazón de las piernas.

Por otro lado, los baños de contraste, que consisten en alternar duchas de agua fría y caliente, contribuyen a relajar la musculatura. Se trata de un recurso muy útil para el tratamiento de lesiones muscoesqueléticas por su efecto antiinflamatorio y para prevenir la retención de líquidos debido a la alternacia entre vasoconstricción y vasodilatación. Asimismo, el frío disminuye la conducción nerviosa y, por tanto, los espasmos musculares.

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