Arquitecto sobre los problemas de humedad en Cádiz: "A los edificios antiguos se le añadieron sistemas contructivos modernos que los han empeorado"
Mario Barrios desgrana los principales problemas que atañen tanto al caserío más tradicional como los nuevos retos de cara a la sostenibilidad
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Que en Cádiz existe una humedad extrema es un tema más que recurrente, y que se percibe excesivamente en su caserío, es una rotunda afirmación en las conversaciones de los gaditanos y gaditanas. Más allá de la propia humedad que frecuentemente se materializa en las paredes de las viviendas, con manchas que tantas veces cubren muros y techos completos, la sensación de frío es muy frecuente, como resultado de edificios muy antiguos que parecen no estar preparados para las condiciones climatológicas actuales en la ciudad.
Mario Barrios, arquitecto experto con formación en eficiencia energética, afirma que es evidente que "en Cádiz existe un clima con condiciones de extrema humedad", frecuentemente asentada en edificios centenarios que, pese a estar dotados de buenos sistemas constructivos, no se terminan de defender de esta situación ambiental tan común. "Conviene recordar que antes existían otras formas de entender el confort dentro de las viviendas, los edificios se construían con unos sistemas constructivos con materiales porosos y altas inercias térmicas, como piedra ostionera y morteros de cal que eran altamente transpirables y lograban en gran medida disipar la humedad. Sin embargo, a lo largo del tiempo se añadieron otro tipo de revestimientos modernos mucho menos transpirables como morteros de cemento, pinturas plásticas o carpinterías más estancas que han ido acrecentando este tipo de problemas". También considera "las distribuciones con estancias actuales más pequeñas muy compartimentadas y peor ventiladas".
Los problemas más comunes que se encuentra la profesión respecto a las humedades son de todo tipo, "desde humedades de capilaridad que suben por muros desde el terreno en plantas bajas; las de condensación por problemas interiores por falta de ventilación y viviendas mal aisladas, y las filtraciones, sobre todo por cubiertas mal resueltas", desgrana. Influye, igualmente, "la degradación de los materiales de construcción de revestimientos y muros, y en el peor de los casos cuando la humedad favorece condiciones óptimas para la aparición de xilófagos, insectos que se alimentan de madera afectando sobre todo a los forjados".
En cuanto a la consideración de la alta calidad constructiva de edificios antiguos respecto a los de nueva planta, afirma que la arquitectura tradicional estaba, en general, bien adaptada a su tiempo y al entorno. "La inercia térmica con muros anchos que guardan en invierno el calor del día por el soleamiento, y en verano el frescor de la noche, la utilización de la ventilación cruzada en verano o las persianas, son algunos ejemplos de protecciones pasivas de las viviendas que se utilizaban tradicionalmente".
Estos sistemas que ya usaba la arquitectura tradicional para combatir las condiciones extremas de temperatura se completaba, por ejemplo, "con interiores recubiertos de materiales textiles y otras formas de calentar las viviendas como braseros, cocinas o más infrecuente, chimeneas de leña. Algo que con el tiempo quedó en desuso", lo que unido a la degradación de materiales y soluciones mal aplicadas, han desembocado en el agravamiento de los problemas de humedad.
Hacia la sostenibilidad: "Se vuelven a usar sistemas tradicionales"
Afirma, no obstente, que los edificios de nueva planta -que son una pequeña proporción en la ciudad- responde a los requerimientos actuales, al hilo de la normativa para la construcción que obliga a unas condiciones de aislamiento energético y confort pasivo. Es decir, "la propia envolvente de los edificios, fachadas cubiertas, ventana etc. deben garantizar unas condiciones mínimas de confort. Para ello se utilizan materiales modernos, como PVC, aluminio con rotura de puente térmico o aislantes plásticos". Sin embargo, también hay otro factor a tener en cuenta en la coyuntura actual "como es la sostenibilidad, por lo que se están empezando a utilizar materiales y sistemas tradicionales, que implican menor huella de carbono como cerámico con alta inercia térmica, maderas, aislantes o pinturas minerales".
Por eso defiende que "las actuales instalaciones son mucho más eficientes gracias a la implantación de la aerotermia o de placas fotovoltaicas que, sin duda, colaboran a crear condiciones de confort consumiendo pocos recursos".
Posibles soluciones
Entre las fórmulas actuales que se utilizan en rehabilitación apunta "revertir, por un lado, las intervenciones que tuvieron los edificios a lo largo de su vida e implementar, por otro, nuevos sistemas compatibles con los tradicionales como incorporar barreras antihumedad que encajen con la piedra ostionera y la cal; mejorar la ventilación natural y cruzada, tanto en viviendas como en patios; añadir aislamientos transpirables (como corcho o lana mineral) en cubiertas y muros interiores; implementar sistemas de control de humedad y ventilación mecánica en casos graves". Y, sobre todo, apunta "educar a los propietarios en el mantenimiento adecuado de edificios históricos: ventilar, evitar cerramientos herméticos y usar otros que permiten una ventilación continua como aireadores, mantener la estanqueidad de cubiertas y fachadas y respetar los materiales originales".
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