Diario de una gran hazaña | Capítulo 77 (13 de junio de 1522)

Elcano se frena en seco: "O comemos o morimos"

  • Cinco muertes más en apenas 12 días convencen al comandante de la 'Victoria' de la necesidad de tocar tierra con urgencia, aunque eso suponga arriesgar el éxito de la misión

  • La nave española sigue batiendo récords y ya cumple 125 días sin tocar tierra

Tras superar ya el Golfo de Guinea, la ‘Victoria’ ha puesto rumbo al este para intentar desembarcar en algún lugar de la costa africana.

Tras superar ya el Golfo de Guinea, la ‘Victoria’ ha puesto rumbo al este para intentar desembarcar en algún lugar de la costa africana. / Fundación Nao Victoria

Hasta aquí hemos llegado. O comemos o morimos. Así que hay que ir a tierra para buscar alimentos como sea, aunque eso conlleve poner en riesgo el éxito de una misión que empezó hace ahora casi tres años. Una reflexión similar a esta tiene que haber hecho Juan Sebastián de Elcano antes de que hoy, 13 de junio de 1522, haya dado la orden de que la nave que manda, la Victoria, ponga rumbo al este en busca de la costa africana.

Elcano nunca quiso tocar tierra. Jamás. Sabe que el riesgo que corren con ello es muy grande porque acercarse la costa y fondear será exponerse mucho al situarse en un lugar habitual de tránsito de las embarcaciones portuguesas que buscan las Molucas por esta ruta, es decir, costeando el continente africano con rumbo sur para luego cruzar el Océano Índico. Y Elcano y toda su tripulación saben que el rey de Portugal dio hace tres años una orden explícita a toda la flota lusa para que hundieran a cualquier nave española que fuera o viniera de la Especiería, ya que entendía que, de acuerdo con el Tratado de Tordesillas, el Moluco se encuentra en un lugar del planeta que pertenece a la Corona de Portugal.

Elcano, por tanto, no quería parar, porque completar la primera vuelta al mundo y además con casi una treintena de especias en las bodegas supone un logro histórico que ahora pasa a estar en claro riesgo. Pero el navegante vasco tampoco es un zoquete y, viendo lo que tenía a bordo, no ha tenido más remedio que dar la orden de variar el rumbo. La clave han sido otras cinco muertes contabilizadas entre la tripulación en apenas 12 días. Los cadáveres de estos dos marineros y tres grumetes ya reposan en el fondo del Atlántico. Y estas pérdidas, unidas a las otras cinco habidas durante el cruce del cabo de Buena Esperanza, han dejado a bordo a apenas 35 hombres, de los que además muchos están enfermos y otros, la mayoría, ni siquiera pueden mantenerse en pie ante su desnutrición galopante.

Así que ese "o comemos o morimos" ha estado golpeando el pensamiento de Elcano hasta que finalmente ha dado su brazo a torcer. Afortunadamente, piensa él, hoy mismo la Victoria podrá ver ya la costa africana ya que, aunque ha venido remontando el océano por alta mar, siempre con rumbo noroeste, y alejada de la costa, la nave española ha salvado hace pocos días el Golfo de Guinea, con lo que África no puede estar muy lejos.

Curiosidades de la vida, el lugar del Atlántico Norte por el que surcaba las aguas la Victoria cuando Elcano dio hoy la orden de virar hacia el este es prácticamente el mismo por el que navegaban las cinco naos primigenias de la Flota de las Especias cuando en octubre de 1519 Magallanes ordenó variar el rumbo sur que llevaban hasta ese momento para dirigirse hacia el oeste y hacia Brasil en busca del famoso paso interoceánico.

A la hora de tomar la decisión de parar Elcano también ha tenido en cuenta que su nave tiene serios problemas en su estructura, con parte de la tripulación achicando agua y con la madera rezumando agua putrefacta. En condiciones normales, y si los vientos le fueran propicios, Elcano sabe que la Victoria estaría en un mes y medio o dos meses en España. Pero en las condiciones actuales de enfermedad, hambre y con la nave tan dañada, sabe que no podrán llegar siquiera a las Canarias.

Pase lo que pase la Victoria ya ha batido un récord jamás conocido hasta ahora en la navegación mundial y es que hoy contabiliza 125 días sin que su tripulación pise tierra, desde que zarparan de Timor el pasado 7 de febrero. El problema es que para que este hito sea conocido por todos los españoles necesitan llegar a casa para comunicarlo. Y eso, si lo logran, aún precisará de un tiempo. Porque antes tienen que comer. Comer o morir.

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