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Seguridad digital

Todo el porno en el bolsillo de los niños

El consumo de pornografía aumenta la violencia en las primeras relaciones sexuales de los menores.

El consumo de pornografía aumenta la violencia en las primeras relaciones sexuales de los menores. / DS

La pornografía no es real. Ella, sumisa, cumple todo lo que él (o ellos) le pide para satisfacerlo; él, violento, agresivo, poderoso, tiene el control. En ningún momento hay un "sí", en muchos casos nadie ha visto un preservativo en toda la escena. En la mayoría de ocasiones solo hay posturas imposibles y placer, placer masculino.

La pornografía es hoy más accesible que nunca. El sexo ficticio y de ficción (o guionizado) gratuito está a solo una búsqueda de Google para cualquier adulto, pero también al alcance de niños y adolescentes. Según un estudio publicado por Save the Children, el 70% de los adolescentes andaluces preguntados reconoce haber consumido pornografía en los últimos 30 días, el 82% de los chicos y el 40% de las chicas. 

Los menores tienen el mundo a un clic con su propio móvil en todo momento. Cualquier duda que tienen pueden resolverla con una simple búsqueda, no importa que sea sobre el examen de Biología que harán la semana que viene o para averiguar quién es Mia Kalifa (una conocida actriz de pornografía) porque ha escuchado su nombre de la boca de algún compañero. La primera búsqueda que aparece son vídeos pornográficos gratuitos.

Desarrollo personal

El Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) abordó este miércoles este complejo problema, junto con el Parlamento de Andalucía, en una jornada en la que participaron numerosos expertos. Una serie de debates para intentar dar respuesta a los retos que supone el acceso gratuito y sin restricciones de los menores a vídeos sexuales en la red. Ambos organismos buscaban destacar el problema que esto supone en nuestra sociedad actual. 

Durante la adolescencia, los chicos descubren quiénes son y quiénes quieren ser y también conocen su sexualidad. La mayoría de los adolescentes no comparte sus inquietudes sexuales con sus mayores (ya sean sus padres o sus profesores), es por ello que al intentar descubrir qué les gusta, los niños recurren a las vías que están acostumbrados a utilizar para resolver sus dudas: internet.

El problema es que al intentar conocer más sobre el sexo lo que encuentran son vídeos de relaciones sexuales violentas, sin amor, sin consentimiento y con un claro enfoque machista. Son imágenes que no se adaptan luego a la realidad, pero los chicos las imitan al ser lo único que conocen.

Internet responde

La pornografía se ha convertido en la escuela sexual de los niños, allí aprenden todo aquello que no se atreven a preguntar. Los expertos reunidos en el Parlamento andaluz coinciden en que se acostumbran a un guion simple, sin preliminares ni nada más allá del coito o la felación. 

Antonio Rial, doctor en Psicología Social y profesor de la Universidad de Santiago, subraya que la sociedad tiene "un problema". El experto recuerda un estudio de Unicef en el que se destaca que los menores que consumen pornografía usan menos los preservativos, tienen más sexo del que después se arrepienten, practican más relaciones en grupo y se atreven a experimentar sin asegurar el consentimiento.

La catedrática en Psicología Evolutiva y Educación de la Universidad de Sevilla, María del Carmen Moreno, explica que "con el paso del tiempo ha disminuido el uso del preservativo a favor de la píldora". Un comportamiento similar al que presenta en los contenidos pornográficos y que, amplía, favorece la expansión de infecciones de transmisión sexual.

Peligros

La familiaridad con este tipo de actitudes hace que cuando los chicos mantienen sus primeras relaciones sexuales, sus deseos y su placer no se vean satisfechos. Están acostumbrados a ver otra cosa y tienen la necesidad de experimentarlas ellos mismos. 

Los expertos explican que ellas se vuelven sumisas, su cuerpo es un objeto para el placer masculino, lo han visto cientos de veces en OnlyFans, en Twitter, en PornHub... Sostienen que dejan a un lado su placer para centrarse en el de él. Señalan que en los vídeos predominan mujeres borrachas, delgadas y dormidas. El consentimiento pasa a un segundo plano. O desaparece directamente. 

Ellos quieren el placer inmediato y el control sobre sus parejas. "Un chico que lleva seis años consumiendo pornografía no se excita porque lleva seis años viendo otra cuestión que tiene que ver con la violencia, con los ahorcamientos", lamenta la Carmen Ruiz Repullo, socióloga española especializada en violencia de género en adolescentes y jóvenes.

Violencia

Este es el principal conflicto que estamos viviendo como sociedad respecto a este tema: el aumento de la violencia en las relaciones sexoafectivas. Francisco Ferre, el director de la Clínica ADCOM del Hospital Gregorio Marañón, sostiene que "los varones que consumen porno son más propensos en su vida sexual a ser agresivos y buscar el poder sobre la mujer".

Ante esto se plantea otro problema, el aumento de las violaciones grupales de menores. Si bien la fiscal decana delegada de Menores de Sevilla, Marta Valcarce, reconoce que no es una consecuencia directa, sí que apunta que es uno de los motivos por los que estamos viviendo como estas actitudes se repiten cada vez más. Los chicos repiten lo que ven y buscan la aprobación de su grupo de amigos siendo el líder.

Soluciones

Tanto Valcarce, como el profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Valencia, Juan María Martínez, sostienen que tanto en el Código Penal como en la Constitución Española hay artículos que podrían ser útiles para regular el acceso de los adolescentes a este tipo de contenidos. Sin embargo, estos no están actualizados a las necesidades y retos que plantea el mundo digital. Eso sí, aseguran que la vía legal debe ser la última.

Todos los expertos apuestan por la educación, tanto en casa como por parte de la familia, para conseguir excitar este tipo de comportamientos, así como por el control del uso de las nuevas tecnologías de los niños. La educación sexual y digital se vuelve fundamental para protegerlos de lo que ellos mismos pueden hacer. 

Ante esto, el presidente del Parlamento de Andalucía, Jesús Aguirre, lo tiene claro: "No es qué va a pasar, es qué vamos a hacer". El popular espera que este debate pueda pasar a la cámara, y los diputados puedan plantear medidas para atajar el problema. "Probablemente ya sea tarde, pero tenemos que hacer medicina preventiva para quienes vienen", aseguraba.

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