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Rafael Vargas (AxSí) | Alcalde de Setenil

"Antes éramos un pueblo al lado de Ronda, ahora Setenil tiene nombre propio”

  • Este pueblo se ha convertido en unos años en un top rural del turismo de interior. El alcalde cree que este boom ha de ser sostenible con la vida de los vecinos para no morir de éxito

El alcalde Rafael Vargas, en la azotea de la Casa Consistorial, desde donde se divisan unas vistas inmejorables de este pueblo tan singular.

El alcalde Rafael Vargas, en la azotea de la Casa Consistorial, desde donde se divisan unas vistas inmejorables de este pueblo tan singular. / Ramón Aguilar

El alcalde de Setenil, Rafael Vargas, de Andalucía por Sí, cumple cinco años al frente de una Alcaldía que estuvo gobernada más de dos décadas por los socialistas.

–Es uno de los último mohicanos del andalucismo en la provincia, junto a los alcaldes de Villamartín, Barbate y Paterna

–Pensamos, cuando nos reunimos, que somos los últimos románticos. Todos los que estamos en el grupo hemos recibido ofertas de partidos políticos mayoritarios. Sabemos muy bien lo que eso significa, pero hemos optado por estas siglas. Ideológicamente me siento muy andaluz y muy español. Considero que el nacionalismo andaluz es muy diferente al de otras regiones porque es muy integrador, no excluye a nadie.

–Son pocos pero gobiernan con mayorías absolutas, ¿cuál es el marchamo para ello?

–A veces la gente está cansada de los partidos mayoritarios y apuesta por partidos que están en otro escalón. Representamos un andalucismo muy moderado en sus planteamientos y que quiere que Andalucía tenga más representación en el conjunto del Estado. Es una pena ver que Andalucía, con 61 diputados en Madrid, tenga tan poca representatividad, que no aparezca para nada en el debate nacional cuando somos la región más poblada.

–¿Se sienten en Setenil más malagueños que gaditanos por la cercanía física o dónde tienen el corazón?

–De corazón, los setenileños somos gaditanos. La gente tiene mucho orgullo de ser gaditana. Pasa que si tengo una reunión en Cádiz tardo dos horas en llegar y a Málaga me pongo en poco más de 45 minutos. Nosotros queremos estar más cerca de Cádiz, que se atienda a los problemas reales, que si tengo una avalancha de nieve como pasó hace algún tiempo que vengan, que nos tuvimos que valer con medios propios, aunque después recibimos ayuda. No le echo la culpa a nadie, pero me sentí muy solo.

–¿Se imaginaba hace cinco años que podía derrotar a un histórico del PSOE provincial como el ex alcalde Cristóbal Rivera?

–Sí, perfectamente. Sabíamos que era difícil, pero teníamos claro cómo hacerlo: una campaña puerta a puerta, explicando las cosas. Sabíamos que era posible y que iba a costar trabajo.

–Ha sacado dos concejales más que hace cuatro años mientras el PSOE ha perdido dos

–La clave ha estado en hacer una política muy cercana al ciudadano para lo bueno y lo malo, que a veces es duro, pero hay que estar con los vecinos, con los problemas reales de la gente y ser humilde. Nunca perderle la cara y aceptar las críticas. La política ha cambiado mucho con las redes sociales, que nos hacen más vulnerables y más sujeto al escrutinio popular.

–A Puerto Serrano se le acuñó el ‘milagro de la fresa’ por su rentabilidad social, ¿estamos ante el ‘milagro del turismo’, en Setenil?

–Creo que sí. Hemos visto el cambio de la dinámica de Setenil durante los últimos años. Conozco el sector perfectamente porque me he ganado la vida unos años con ello y te puedo decir que hace cinco años el turismo estaba orientado a la primavera y otoño y los fines de semana. Ahora hay turistas todos los meses del año e incluso, en agosto, que era un mes inhábil. Antes era un pueblo al lado de Ronda y ahora Setenil de las Bodegas tiene nombre propio. Se conoce en Japón, en Europa occidental, en Estados Unidos...Es un elemento imprescindible de la economía local. Hemos hecho un trabajo incansable de promoción a todos los niveles, desde redes y medios hasta el contacto humano con la gente que viene. Creo que puedes hacer toda la promoción del mundo, pero si vendes cartón piedra no sirve para nada, tienes que vender realidades. En 2016 hubo un punto de inflexión cuando conseguimos situarnos en el top rural, de los destinos turísticos. Los visitantes empezaron a quedarse a dormir y a demandar experiencias. Han crecido alojamientos, con más de medio centenar de casa rurales reguladas, que son de una calidad excepcional, además de los dos hoteles que tenemos. Hay parejas jóvenes que están retornando con un proyecto debajo del brazo. Eso es lo interesante.

–¿Han medido el impacto de la declaración que ostentan como Pueblo Más Bonito de España?

–Se percibe en un turismo de calidad, con poder adquisitivo y con ganas de consumir y gastar, de disfrutar. El hecho de pertenecer a la red te coloca en un punto de partida diferente y la gente que viene aquí y trae las cosas muy claras.

–Por otro lado, ¿han pensado en articular medidas para que no mueran de éxito?

– Aunque parezca que Setenil es todo turismo, el 90% de nuestro trabajo está enfocado a Setenil y los setenileños. Tenemos un plan integral de turismo, que te dice cuáles son las pautas. Una de ellas no sólo dice que tienes que tener el pueblo más bonito, cuidado, más limpio sino que tenemos que hacer sostenible ese turismo y que el vecino se sienta a gusto con ello. El turismo inevitablemente cambia la vida de los ciudadanos pero hay que hacerlo compatible con sus vidas para que se perciban las cosas buenas que trae: empleo, riqueza, y que las personas se queden en sus pueblos y no tengan que emigrar.

–Setenil no se entiende sin su aceite, ¿cómo está afectando la crisis de precios y los aranceles?

– Sé que nuestros olivareros están trabajando para minimizar los impactos. Tenemos un tesoro que es el aceite de oliva de Setenil, uno de los mejores del mundo. No lo digo yo, lo dicen los análisis que se hacen. Necesitamos más protección. Yo estaré como alcalde encima de un tractor si hace falta para defender los intereses de los agricultores pero le corresponde a un ministro, en Bruselas, y a un consejero de Agricultura, en Madrid, defender el campo. No se puede entender estos paisajes de olivos, de encinas, de campiña, sin las personas que cuidan de ese entorno. Si la gente no cuida y trabaja el campo, se va y esto se convierte en un auténtico erial. El turismo es una pata de la economía, pero se sustenta con otras y una de ellas es la agricultura.

–¿Qué retos tiene en el mandato?

– Aquí hay una escasez endémica de infraestructuras. He estado en otros pueblos con construcciones que tienen 20 años, y en este municipio ni siquiera se esbozaba hace cuatro años. Hemos hecho un campo de césped, unas pistas polideportivas y hay un tanatorio para inaugurar; estamos arreglando cosas tan básicas como las tuberías del pueblo, que nunca se habían mejorado. Eso es dar calidad de vida. Lo que debía ser una herramienta para el desarrollo como es el PGOU era una auténtica castaña. Hemos conseguido modificaciones para, por ejemplo, construir alojamientos turísticos. Antes era imposible. Es justo decir que ha sido una pelea incansable de este gobierno. Desarrollaremos un proyecto para albergar en la antigua casa del teléfono un archivo municipal. Tenemos tesoros como los documentos firmados por Isabel la Católica y queremos que los historiadores de España puedan venir a visitar esa documentación. Queremos convertirnos en un referente también cultural.

–¿Cómo sufren esas carreteras tan infernales que tienen?

– La única manera de que los pueblos estemos conectados con el mundo es a través de las buenas comunicaciones. Y a veces las administraciones superiores están dormidas. Ahora con la variante de Arriate estaremos conectados en menos tiempo con Ronda y con la Costa del Sol y muchos trabajadores pueden ahorrarse 40 minutos por trayecto diario.

–¿Y cómo andan las arcas municipales ?

– Seguimos pagando una deuda de 800.000 euros del gobierno anterior del párking, que está ya abierto. Cuando llegamos tuvimos que pedir préstamos para tener liquidez. Hoy, tras cuatro años de superávit, se puede hablar de récord de tesorería.

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