Diario Cofrade

Los históricos marcan la jornada

  • Recuerdo a Rafael Corbacho, hermano número 2, en el fajín de la Virgen de las Lágrimas

  • El número 1, Jorge Müller, con 94 años, procesionó en la presidencia

LA historia de la cofradía de la Piedad se daba cita ayer en la iglesia de Santiago con numerosos guiños a su pasado. Uno de ellos, el más luctuoso, con Rafael Corbacho como protagonista. El que fuera presidente del Consejo de Hermandades, fallecido en plena Semana Santa, era el hermano número 2 de esta corporación, que le rindió homenaje colocando una medalla de la hermandad en el fajín de la Virgen de las Lágrimas. Y el fajín nos llevaba a otro detalle de historia. En la salida procesional se encontraba Alberto Rodríguez, nieto del general Edmundo Rodríguez Bouza, que fue gobernador militar de Cádiz y que donó a la cofradía en los años 50 la citada prenda y el bastón de mando que lleva la Virgen en el palio. Rodríguez, que se había desplazado desde Madrid, había regalado el pasado año la imagen de Santa Bárbara, tallada en Florencia, que luce en el frontal del paso de Cristo. No faltó a la cita, desde Sevilla, Jorge Müller, hermano número 1, que con 94 años procesionó en la presidencia del paso de misterio. A su lado, el concejal del PP en el Ayuntamiento de Cádiz, José Blas Fernández, otro histórico de la Piedad, donde ha sido de todo menos cargador. Cumplía ayer 60 años consecutivos procesionando con esta hermandad. Y de penitente con su cofradía, Juan Carlos Torrejón, pregonero de la Semana Santa de Cádiz 2018.

En el exterior de Santiago esperaba la representación militar, tradicional en esta cofradía, del Regimiento de Artillería de Costa número 4 (RACTA-4), que hacía pasillo a la salida del cortejo. Salía el paso a la calle estrenando las cartelas de los respiraderos con los 12 apóstoles. Manuel Sánchez, este año de cargador, colocaba el INRI en la cruz. Luego se cambiaría de ropa para meterse debajo del paso. La banda de cornetas y tambores del Cristo de la Victoria de León interpretaba Oración por los caídos antes de que el paso iniciara su marcha. Poco después lo hacía la Virgen de las Lágrimas. El cortejo buscaba el singular itinerario al que le obligaba este año el cambio de carrera oficial. La cofradía debía ir hasta la calle Nueva para volver de nuevo a su lugar de origen y seguir por Compañía y Santiago. Incluyendo la recogida, tres veces tuvo que pasar por el mismo sitio. Son las probaturas que conllevan sacrificios.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios