Que una decisión sea esperada no hace que sea menos dolorosa. El mal tiempo que lleva reinando durante toda la Semana Santa -y lo que aún queda por venir hasta el Domingo de Resurrección- hacía presagiar que la hermandad de Las Aguas no iba a salir este Miércoles Santo. Solo había que mirar hacia el Campo del Sur para comprender que esta era la determinación más lógica, con un fuerte viento que suponía un enorme riesgo para el patrimonio de la cofradía, especialmente para el palio y el manto de Nuestra Señora de la Luz. A esto había que sumar la posibilidad de precipitaciones a partir de la madrugada. 

Con todo, antes de las cinco de la tarde, en el interior de Santa Cruz se vivía con cierta incertidumbre la decisión que iba a tomar la Junta de Gobierno presidida por Manuel Castro Reina. Cuando quedaban algo menos de diez minutos de la hora de salida de la cruz de guía por la puerta de la Catedral Vieja, comenzaron a entrar al interior del templo los integrantes de las bandas que iban a acompañar a los titulares de la hermandad: el Santísimo Cristo de las Aguas, Nuestra Señora de la Luz y San Juan Evangelista.

A las 17.00 horas, Manuel Castro subió al altar de la iglesia de Santa Cruz para comunicar a los hermanos la decisión de no realizar estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral, sustituyéndose la procesión por un rezo interno oficiado por el director espiritual de esta corporación, el padre Rafael Fernández Aguilar.

Aun así, y a pesar de la tristeza por la suspensión de la salida procesional, hubo lugar para un momento emotivo ya que se le impuso la medalla de la hermandad a una bebé con apenas unas semanas de vida que vestía el hábito de los discípulos de San Juan Evangelista. Un momento de alegría ante tanta desolación y que alumbra futuro para mantener esta tradición. 

El acto de la cofradías de Las Aguas lo cerró la banda de música de la Asociación Filarmónica Ciudad de Conil, que interpretó las marchas Luz y Aguas (de José Manuel García Pulido), La Luz de tu mirada (de Óscar Mosteiro Plaza) y Sé siempre nuestra Esperanza  (de Rubén Jordán Flores).