Como La Mallorquina, el Salymar o el viejo cine Almirante, hoy reconvertido en centro de congresos de usos múltiples, el hotel Roma es uno de esos espacios de referencia que articulan la calle Real, el eje por el que desde hace décadas discurre la vida social cotidiana de los isleños.

El establecimiento forma parte indiscutible del paisaje urbano del centro neurálgico de San Fernando. Generaciones de isleños han pasado a diario por delante de sus puertas cuando iban a trabajar, cuando venían del colegio, cuando paseaban del brazo de sus primeras novias... Miles de personas se han hospedado en sus habitaciones para asistir a las juras de bandera que se celebraban en el Cuartel de Instrucción de Marinería, cuando La Isla, en los tiempos del servicio militar obligatorio, era el escenario del continuo y multitudinario trasiego de jóvenes de toda España que la Armada llamaba a filas.

Buena parte de San Fernando añora todavía con gran nostalgia esas décadas desaparecidas y el hotel Roma, emplazado en el centro de la calle Real, es uno de los iconos de esa época que ha sabido salir adelante. Ha conseguido mantener sus puertas abiertas con obras, temporadas bajas y malos tiempos, como los que se viven en la actualidad para el negocio. Hasta hoy.

Su propietario, el empresario Francisco Fajardo, se retira. Y hace pocos días, tras mucho pensarlo, adoptó una de las decisiones más difíciles de su vida: poner en venta el hotel.

Fue su hija, más ducha en las nuevas tecnologías, la que colgó el anuncio en la red. Desde hace poco más de una semana puede consultarse en algunos portales inmobiliarios de internet, en los que figura la correspondiente ficha con las condiciones del inmueble, las obligadas fotografías y, evidentemente, su precio. La finca de la calle Real -con dos plantas de 250 metros cuadrados y catorce habitaciones cada una- está definitivamente en venta, como explicó su dueño a este periódico.

Su propietario, aunque también baraja la posibilidad de alquilar el inmueble, tiene muy clara su decisión: ha llegado el momento de retirarse de un negocio que emprendió su padre allá por La Isla de mediados del siglo pasado y que tiene -afirma- unos 50 años de historia.

La decisión, reconoce, es tremendamente dolorosa. Incluso le cuesta hablar de ello. Pero Francisco Fajardo cree que ya no tiene edad para seguir en activo. Hace tiempo que podría haberse jubilado, recuerda. Y el negocio familiar se ha quedado sin continuidad, sin nadie que siga al frente del mismo. Así que no le ha quedado más remedio que poner en venta este histórico hotel, uno de los dos que La Isla tiene en pleno centro de la ciudad.

De momento, Fajardo no ha recibido ninguna oferta seria. El anuncio lleva pocos días y apenas se le ha dado publicidad, pero confía en que el conocido hotel pueda pasar a unas nuevas manos y que siga abierto en el futuro, aunque él ya no esté al frente del negocio que hace medio siglo echó a rodar en pleno centro de San Fernando.