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Primera mujer policía local en San Fernando

Carmen Olvera, pionera en la Policía Local

  • La primera mujer policía local en San Fernando, Carmen Olvera, cuenta unos meses después de jubilarse cómo fue entrar un cuerpo tan 'masculinizado'

Carmen Olvera, la primera mujer policía local que hubo en San Fernando.

Carmen Olvera, la primera mujer policía local que hubo en San Fernando. / Román Ríos

Hace medio año que Carmen Olvera cerró una prolongada etapa de servicio público en San Fernando. Más de 30 años en los que como policía local tiene en su haber la puesta en marcha del Servicio de Atención a la Familia. Hace unos días daba cuenta de esa trayectoria a un grupo de alumnos del instituto Jorge Juan, al que acudía como ejemplo de mujer que en su día rompió el techo de cristal que imperaba en el cuerpo isleño. Carmen Olvera fue la primera mujer en la Policía Local de San Fernando.

Los obstáculos han sido una constante en la vida de Olvera: cuando estaba en el último año del instituto perdió a su padre y pasó a estudiar al turno de noche pero finalmente lo dejó. Eso truncó su sueño de estudiar Derecho. Era necesario, todos en su casa intentaron poner de su parte para superar el golpe: su madre y dos de sus hermanas comenzaron a trabajar con el camión del padre, siendo la primera mujer camionera de la provincia de Cádiz.

Con este precedente no resulta extraño que años más tarde, madre de dos hijos y empleada de una inmobiliaria, diera el paso para convertirse en agente de policía local. Su intención era buscar un trabajo mejor, que le permitiera compatibilizar su vida familiar y laboral, sin turno partido como hasta entonces. Desechó la opción de prepararse unas oposiciones a auxiliar administrativo y se lanzó a prepararlas para policía local. "Entonces no había tantas academias, y un grupo fuimos a una de la calle Dolores y allí trabajábamos, elaborando entre nosotros los temas", cuenta. La sorpresa fue cuando al salir la convocatoria no se había contemplado que las mujeres optaran a una plaza. "No había pruebas físicas para mujeres, cuyas marcas son distintas. Hablé con el jefe de Policía Local y con el secretario del Ayuntamiento, reconocieron que no lo habían tenido en cuenta, pero que no iban a cambiar las bases", detalla Carmen. En San Fernando no había ninguna mujer policía, mientras que sí había ya en Cádiz o Chiclana.

"Eran necesario crear un servicio para atender a las mujeres víctimas y se lo dije a la delegada, que lo estudió y aceptó"

Esa contrariedad no desalentó a esta mujer, que siguió entrenando y estudiando para presentarse. De las cinco pruebas físicas cayó en la tercera, la de velocidad. A pesar de ello, optó por continuar en su empeño, a la espera de una nueva convocatoria. "Si lo dejas, se te olvidan las cosas", deja claro. Dos años más tarde llegaría su oportunidad y no la desaprovechó. Fueron entonces unas cinco o seis mujeres las que hicieron las oposiciones. Tres llegaron al final, al examen oral ante un tribunal. "Cuando las listas salieron vi que estaba dentro", apunta. Esta policía ya jubilada recuerda que el Diario de Cádiz se hizo eco el 16 de octubre de 1986 de la llegada de los diez nuevos policías, y de la presencia entre ellos de la primera mujer del cuerpo, siendo además la número 1 de la promoción.

Ese puesto destacado no supuso sin embargo que Olvera fuera acogida como uno más. "Creían que tenían que protegerme, supongo", comenta sobre la decisión de que se quedara en oficina y no hiciera trabajo en la calle. Eso la incomodaba, aunque estuvo así 7 años (a excepción de las fechas de feria o Semana Santa, cuando todos tenían que estar en la calle). No estaban acostumbrados a que hubiera una mujer agente, y lo trataron como un problema. Como ejemplo de la novedad que suponía, la ex funcionaria hace referencia a la falta de aseos o vestuarios para féminas. También ocurría con los uniformes, aunque este punto, asegura, no ha cambiado con el tiempo.

Una decisión política obligó a que los agentes de oficina se incorporaran al servicio en la calle y entró en el grupo polivalente. "Lo mismo estaba en la grúa, en el mercado, en el mercadillo, o a pie", explica. A pesar de los 7 años de trabajo, fue como empezar de cero, como si fuera una novata. "Fue la peor etapa". Un suceso nacional, la muerte de Ana Orantes quemada por su marido, tras contar en televisión una vida de calvario y maltrato, lo cambiaría todo cinco años después.

"No estaban acostumbrados a que hubiera una mujer policía, y lo trataron como un problema"

"Entendí que era necesario crear un servicio para atender a esas mujeres en la Policía Local y se lo comenté a la delegada, María del Carmen Gómez Baña, que también era responsable de la Delegación de Mujer. Lo estudió y me llamó para que la creara", comenta. Al principio se denominó Servicio de Atención a Mujeres y Menores, pero con el tiempo se definió como Servicio de Atención a la Familia. "No había preparación. No había nada, y recurrí a la Policía Local de Córdoba para que me orientaran porque allí sí existía. Me mandaron información y la puse en marcha", señala sobre una tarea que desarrolló sola. San Fernando se convirtió así en pionero en la provincia de Cádiz, un referente para otras localidades del entorno cuando quisieron abrir esas unidades. "Desde Policía Nacional nos derivaban las denuncias de violencia de género, porque ellos no tenían este servicio los primeros años".

En esa labor durante 20 años ha escuchado a muchas personas, muchos problemas que al principio se llevaba a casa, y le quitaban el sueño. "Con el tiempo lo veo como una tarea muy satisfactoria, aunque la realizara sin compañía. Tenía esa responsabilidad y la satisfacción ha sido plena", afirma.

Olvera reconoce que en esta carrera profesional no lo ha tenido fácil, que tuvo que luchar contra la desconfianza de los mandos y de los compañeros. "Había mucha gente mayor, con mentalidad antigua, que no me querían allí, pensaban que iba de adorno. Algunos compañeros no querían que los pusieran con ellos, y los mandos se encontraron con un problema. De eso me he enterado después", describe sobre el rechazo sentido en un mundo masculinizado como el de los cuerpos uniformados. Apartada en algunos momentos, invisible por la actitud de algunos en el cuerpo, la soledad no le hizo nunca dudar, plantearse el dejarlo. Eso sí, le dejaron claro cuando se planteó en dos ocasiones presentarse a cabo, "que era un puesto para un hombre".

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