El legado de Antonio Bey en San Fernando, 50 años después de su muerte

Un homenaje con formato de mesa redonda incide en la impronta de su figura artística en La Isla de las décadas de los 40 y 50

En el acto se presentó también el busto en su memoria que se colocará en la ciudad

Luis Berenguer y Antonio Bey tendrán sendas esculturas dedicadas en San Fernando

El busto de Antonio Bey Olvera que se colocará en San Fernando / D.C.

Antonio Bey Olvera hizo la Virgen de la Caridad y el Cristo del Perdón. También la escultura del Sagrado Corazón del paseo General Lobo.Y esas tres obras resumen prácticamente toda La Isla de los años 40 y 50. Probablemente, ese sea su mayor legado. Ahora, coincidiendo con los 50 años de su muerte, el Ayuntamiento de San Fernando–de acuerdo con la familia– se dispone a honrar su memoria con un busto suyo que ha sido realizado por su hijo, Juan Antonio Bey García (autor del monumento al Salinero).

El boceto se presentó este viernes en el centro de congresos en un acto de homenaje con formato de mesa redonda en el que se habló largo y tendido de su figura. Y se hizo con admiración, respeto... y, desde luego, con muchísimo afecto y cariño. Que hablen de uno así 50 años después de su fallecimiento no es poca cosa, desde luego. Eso, de entrada, le dice ya a uno que estamos ante un hombre de una talla excepcional.

Acto de homenaje a Antonio Bey Olvera en San Fernando / D.C.

"Lo mismo era amigo del marisquero que del capitán general... Conocía a todos, a todos trataba". Así se le recordaba al dar cuenta de ese talante extraordinario de Antonio Bey en un acto –conducido por Santiago Muñoz– en el que su familia estuvo muy presente. Además de su hijo, Juan Antonio Bey, en la tertulia participaron Juan Luis Castro Bey, sobrino del artista y también artista; y Lorena Bey Ureba, sobrina-bisnieta y doctoranda en Historia del Arte; a los que se sumó el escultor el escultor isleño Antonio Aparicio Mota. Este último, precisamente, dio una de las claves de lo que supuso para La Isla su figura al señalar el vacío que había en la localidad desde la imaginería histórica –la antigua, digamos– hasta que, de repente, irrumpe Antonio Bey en el siglo XX.

Busto de Antonio Bey Olvera, en San Fernando / D.C.

Pero el homenaje celebrado en el auditorio Lázaro Dou dio para mucho más, claro. Se recordó la vida que se respiraba en su taller de la calle Saturino Montojo, donde se daba cita a diario lo que podría considerarse el círculo de intelectuales del momento. También esa anécdota de Juan García Cubillana agarrado a unas anillas de gimnasia haciendo de modelo para la anatomía perfecta del Cristo del Perdón. Y la impronta que dejó en su momento en La Isla la Virgen de la Caridad. También se apuntó su carácter afable, su humildad, esa vocación artística, que ya se le veía siendo solo un niño. Y la vida, nada fácil, para un escultor padre de nueve hijos en plena posguerra, lo que obligó a la familia a marcharse a Madrid. A su hermano Joaquín, que era otro figura, también se le evocó con cariño.

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Homenaje al escultor Antonio Bey Olvera en San Fernando

Ese conjunto de recuerdos que fue aflorando en la voz de uno y otro con tanta facilidad que dibujaron un retrato de Antonio Bey que resultó de lo más cercano, además justo al lado de ese busto que se le pondrá enLa Isla (todavía no se ha consensuado en qué calle).

Tomaron también la palabra los hermanos mayores de las cofradías de la Caridad y del Perdón, Roberto Rodríguez Lebrero; y del Perdón, Juan Carlos Ruiz Martín; que brindaron otra perspectiva de sus obras más conocidas como los referentes devocionales que son. De hecho, el hijo de Bey reconoció al terminar el acto que, de todas las obras que hizo a lo largo de su vida, ambas eran –precisamente– de las que más orgullosos se sentía.

Y orgullo, precisamente, fue la palabra que su familia utilizó para hablar de lo que supone mantener vivo su legado.

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