Tras dos años de obligado paréntesis a causa de la lluvia, la hermandad de la Sagrada Resurrección puso ayer el punto final a una Semana Santa que pasará a la historia por ser la primera en catorce años que La Isla disfruta al completo y sin haberse visto afectada por incidencias meteorológicas de relevancia. Solo el viento de levante -especialmente fuerte en las noches del Miércoles y en la mañana del Jueves Santo- ha enturbiado estas jornadas cofrades de las que la ciudad se despidió en la mañana del Domingo de Pascua. A pesar de ello, la Semana Santa que queda atrás ha sido sin duda alguna la mejor que los isleños han disfrutado en al menos quince años.

El mundo cofrade ha conseguido dejar atrás este año el mito de la generación de la lluvia, aquella que ha crecido sin ver una Semana Santa entera desde el año 2001, que ha tenido varios años huérfanos de jornadas enteras en las que las hermandades han tenido que suprimir sus salidas por el mal tiempo, pero que también ha deparado imágenes verdaderamente insólitas que quedarán también para la historia cofrade: el Perdón regresando a su barrio en la tarde de un Domingo de Pascua, el Santo Entierro refugiándose en la castrense de San Francisco...

Este año no ha sido así. Afortunadamente, no ha habido sobresaltos y la nota predominante ha sido la tranquilidad con la que las cofradías han vivido sus días más grandes en perfecta comunión con una ciudad entregada a su cita más esperada, a su fiesta más grande. Las 21 salidas procesionales que se reparten entre el Domingo de Ramos y la mañana de Pascua han podido realizarse sin problemas. Solo una -la de las Tres Caídas- optó por modificar parte de su recorrido de ida hacia la Carrera Oficial para evitar el puente del Gran Poder en el momento en el que soplaba el levante con mayor intensidad a primeras horas de la tarde del Jueves Santo (de hecho, se llegaron a registrar rachas superiores a los 60 kilómetros por hora). Ha sido la única incidencia que se ha vivido a causa del tiempo porque el viento luego, a la tarde, aflojó bastante. Aunque es cierto que la primera mitad de la Semana Santa -hasta las primeras horas de la tarde del Miércoles Santo- se ha llevado sin duda alguna la mejor parte al contar con un tiempo casi veraniego que las hermandades han sabido aprovechar para brillar en la calle como nunca. Las altas temperaturas que se llegaron a registrar en la jornada del Martes fueron realmente espectaculares.

Hay que recordar que la bonanza del tiempo también estuvo presente el año pasado aunque la lluvia hizo acto de presencia al final de la semana y obligó al Resucitado a quedarse en casa por segundo año consecutivo. La Isla no tuvo su gran final aunque el sol que reinó durante casi todas las jornadas cofradieras permitió ver en la calle la entidad de una nueva Semana Santa que había estado tomando forma a lo largo de la última década pero que, en su conjunto, no se había podido percibir en la calle salvo en la mítica jornada de la Magna de 2010. Nuevas hermandades que se han ido incorporando a la nómina cofradiera, nuevos pasos que se han terminado de tallar y que han empezado a dorarse, cambios estéticos que han dado un vuelco entero a la hermandad en la calle como las nuevas túnicas de Columna... Todo ello unido a esa mayor conciencia que han ido tomando varias hermandades, que han empezado a definir mucho más nítidamente en estos años su identidad -ser una hermandad de barrio o de negro- dentro de su personalidad propia. Para que todos estos cambios, que no son flor de un día, se perciban en la calle hace falta buen tiempo, jornadas apacibles que no se vean turbadas por la lluvia y una Semana Santa completa, como la que acaba de terminar: la primera en 14 años.

El buen tiempo que ha acompañado a la Semana Santa de 2015 ha contribuido también a llenar las calles de gente cada día, sobre todo a partir de las últimas horas de la tarde y primeras de la noche. Ha habido jornadas -como la del Domingo de Ramos- en las que la presencia de público en el centro ha sido realmente multitudinaria.

Tampoco en el terreno cofrade se han registrado demasiadas incidencias, salvo en la jornada del Lunes Santo, en las que las tres cofradías del día siguen prácticamente el mismo recorrido una detrás de otra y en las que se dieron algunos retrasos que sufrió sobre todo Ecce Homo en la zona de Capuchinas al ser la última en pasar.

Pero, en general, las jornadas han funcionado bien en la Carrera Oficial. Y los cambios aplicados este año -sobre todo en la jornada del Viernes Santo- han encajado. A falta de un análisis más detallado de la Semana Santa de 2015, el Consejo de Hermandades y Cofradías se ha mostrado satisfecho en este sentido.

Los cambios introducidos el Miércoles y el Viernes Santo por las hermandades de la Vera Cruz y del Santo Entierro han puesto también sobre la mesa un nuevo debate en torno a la calle Benito Pérez Galdós y la trasera de la Iglesia Mayor como alternativa para agilizar el recorrido de las hermandades del día y evitar posibles parones al evitar que todos los cortejos procesionales pasen por el eje de la plaza del Rey y Las Cortes. Una zona que, por otro lado, se ha ganado la fama de punto negro de la Semana Santa al confluir con varias terrazas, bares y cafeterías y al congregar a un público más que numeroso y no siempre atento al paso de las hermandades. Las actitudes que muestras estos diferentes públicos -no siempre correctas como insisten reiteradas voces cofrades- pesan cada vez más sobre las hermandades y sobre una Semana Santa isleña que históricamente ha llevado a gala su respeto ante las procesiones. Es otro de los grandes debates que hay sobre la mesa. Aunque ahora mismo La Isla acaba de cerrar su primera Semana Santa completa desde el año 2001. Y eso es lo que verdaderamente importa.