La Tertulia Rayuela ha repetido la experiencia de acercarse a las escuelas para inculcar entre los jóvenes el gusto por la lectura. Esta iniciativa se salda un año más en San Fernando con otro aprendizaje: la satisfacción de observar que, lejos de ir solo a lo suyo, la juventud tiene capacidad de profundizar en los temas que un libro puede tratar, sacar sus propias conclusiones y exponerlas.

"Estamos encantado de llevar la Tertulia a las aulas", comenta su coordinador, Alfonso Pavón, que ha estado un año más en el instituto Las Salinas con Ramón Luque Sánchez, Paz Rodríguez, Trini Hormigo y José Manuel Misea, en este caso para hablar sobre el libro Matar a un ruiseñor, de Harper Lee. Se trata de una de las lecturas obligatorias en el curso para los alumnos de primero de Bachillerato. "No tenía muy claro que fuera adecuada por su extensión. El año pasado la visita giró en torno a Crónica de una muerte anunciada, que es una novela corta, por lo que esta para un trimestre no sabía cómo iba a resultar", admite Pavón sobre la elección del profesorado y que ha llenado de sorpresa a los componentes de Rayuela.

El salón de actos de Las Salinas se llenó de alumnos y docentes para la ocasión. Habría alrededor de medio centenar de estudiantes, de los que intervinieron "unos 15 y 16", precisa el escritor isleño que recuerda que el curso anterior la participación fue algo mayor. "Pero todos fueron muy respetuosos", asegura sobre el comportamiento de los compañeros de quienes se atrevieron a expresar su opinión sobre el libro en voz alta ante el resto. "Dominan el momento de hablar en público", destaca el coordinador de la Tertulia Rayuela, más allá de que a algún alumno le costara de primeras, y luego volviera a intentarlo.

No era fácil, puesto que Matar a un ruiseñor plantea asuntos tan sensibles como el racismo, el paso de la infancia a la adolescencia o la pederastia. "Son temas interesantes, que siguen vigentes en la sociedad actual, y los alumnado fueron capaces de profundizar, de analizar la época en la que se ambienta, más allá de recoger las cuatro conclusiones que deben sacar para la tarea de la escuela", abunda Alfonso Pavón.

La entidad no propone un acto de preguntas y respuestas, sino que escenifica un encuentro, una tertulia abierta, porque pretenden acercar a los jóvenes a este mundo, para que participen en las que ellos continúan celebrando con asiduidad en el Café Müllen-Bar, entre otros espacios culturales; incluso a crear la suya propia, porque "creemos que es enriquecedor para ellos y para la sociedad".

Intentan hacer que entiendan la lectura de un libro –ahora una obligación– puede resultar una actividad, amena y enriquecedora. "El año pasado salió bastante bien y han querido repetir. La experiencia ha sido muy satisfactoria para todas las partes", aplaude Alfonso Pavón.