Domingo de Ramos. Cuatro de la tarde. Las puertas de la capilla lasaliana de la Virgen de la Estrella y la característica cruz de guía plateada de la hermandad de la Borriquita se abre paso por la calle Real seguida del bullicio infantil de los pequeños hebreos acompañados de sus padres. Comienza la Semana Santa y los isleños se vuelven a citar en masa en su primer acto a los sones de la marcha Cristo Rey en La Salle.
Así sería la crónica de un Domingo de Ramos que este año no existirá a causa de la pandemia del coronavirus y de las excepcionales medidas de confinamiento a las que obliga el estado de alerta decretado por el gobierno. La Semana Santa se vivirá en casa, no queda otro remedio. Pero con la ayuda de la web cofrade Islapasión que coordina el periodista Eduardo Albarrán Orte recrearemos esa tarde imposible del primer día de la Semana Santa de San Fernando que, evidentemente, comenzaría a las cuatro de la tarde con la salida del misterio de Cristo Rey y del siempre alegre paso de palio de María Santísima de la Estrella, la dolorosa morena que tallara el imaginero Luis Álvarez Duarte, recientemente fallecido.
Segundo acto: La Ardila
El segundo acto de ese Domingo de Ramos imposible nos lleva a la parroquia de San Servando y San Germán, desde donde parten esos romanos con pinta de malos que vienen de La Ardila. El misterio del Santísimo Cristo de Humildad y Paciencia y el palio único de María Santísima de las Penas se ponen en marcha camino al centro y marcan con premura el ritmo de una tarde de Semana Santa que discurre fugazmente.
La salida de Columna
En esta crónica imposible de un Domingo de Ramos truncado por el coronavirus no podía faltar el momento pleno de esta primera tarde de la Semana Santa: la salida de la hermandad de Nuestro Padre Jesús Atado y Flagelado a la Columna y María Santísima de las Lágrimas ante una plaza de la Iglesia completamente llena de gente. Es uno de las grandes escenas de la Semana Mayor isleña. La tarde del Domingo de Ramos está en su mejor momento con una cofradía que está en el origen y en el ADN de esta primera jornada cofrade.
Las Siete Revueltas
A estas alturas de una Semana Santa normal no habría nada que hacer salvo dejarse llevar por la imparable vorágine de emociones que arrastra en la calle la jornada del Domingo de Ramos. Mientras la hermandad de Columna pasa por la Carrera Oficial y cruza el centro antes de adentrarse en su barrio, la primera cofradía de la tarde, la Borriquita, se adentra en el laberinto de las Siete Revueltas, otro escenario imprescindible de l la tarde:
Humildad llega la centro
Todavía queda un último momento antes de que la tarde de Domingo de Ramos se esfume y dé paso a la primera noche de la Semana Santa: Humildad y Paciencia llega al centro y avanza en busca de la Carrera Oficial por la plaza de San José y la capilla de los Desamparados.
Recogida de Borriquita
El siguiente gran momento de ese Domingo de Ramos imposible llega de nuevo con la hermandad de la Borriquita y su recogida en la capilla de La Salle, con el tradicional encuentro entre los pasos de Cristo Rey y de María Santísima de la Estrella.
De vuelta al barrio, despedida del centro
No puede faltar en esta crónica imaginada que recorre los escenarios imprescindibles del Domingo de Ramos isleño el regreso de la hermandad de Humildad y Paciencia -o su despedida del centro- que comienza en la calle Manuel de Arriaga, el popularmente llamado Callejon de los Gritos, un auténtico punto de inflexión de esta jornada y del recorrido procesional de la cofradía.
La noche de Columna
La hermandad de Columna se pierde por las calles del barrio de la Iglesia en la tarde del Domingo de Ramos y regala momentos de lo más cofrade. Es la hora de seguirla y acompañarla en este recorrido de regreso a la Iglesia Mayor.
çLos últimos momentos del Domingo de Ramos
Queda todavía despedirse de la última cofradía del día con la recogida de Humildad y Paciencia en su barrio, en su parroquia, a primeras horas de la madrugada. Así cerraría La Isla su Domingo de Ramos soñado:
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