La falta de actuación en la calle Jorge Juan, donde el pasado jueves se hundía una hormigonera a su paso por la vía, ha despertado el malestar de los vecinos tras casi una semana sin que se haya iniciado ningún tipo de obra, a pesar del anuncio municipal de una obra de urgencia.

El socavón abierto al ceder por el peso del vehículo la calzada de esta calle del barrio de la Iglesia permanece protegido por vallas, pero sin luces de aviso para la noche según las quejas de algunos ciudadanos preocupados por la seguridad de los transeúntes. Los vecinos reclaman una intervención rápida además por el daño sufrido por las canalizaciones del alcantarillado.

La revisión de los técnicos municipales y del servicio de Agua y Alcantarillado confirmó la semana pasada los desperfectos en las tuberías, pero también la necesidad de una obra de mayor envergadura en la calle. Desde el Ayuntamiento se informó el viernes de la ejecución de una vía de urgencia, que sin embargo no ha empezado a pesar de que mañana se cumplirá una semana del incidente que tanta expectación despertó por los sorprendente de la escena.

Ese día pasada la una de la tarde los vecinos escucharon un estruendo y al salir a la puerta de la calle, balcones y ventanas no daban crédito al ver una hormigonera tragada por la tierra y volcada hacia un lado, con la finca más próxima haciendo de tope. Al paso del vehículo, que daba marcha atrás para entrar en la vía y dirigirse a la obra de una finca cercana, la calzada había cedido. Hasta las cinco de la tarde no llegaba una grúa de grandes dimensiones para realizar la operación de rescate que se prolongó hasta las ocho de la tarde, y que congregó a muchos curiosos y vecinos en los alrededores, mientras hacían todo tipo de comentarios acerca de la mejor forma de sacar la hormigonera, de la imposibilidad de hacer tal y como se estaba haciendo, de la falta de mantenimiento y obras en las calles del barrio e incluso bromas con la llegada de conocidos para apuntarse a un "chapú" y arreglar el boquete.

Han pasado los días y el hueco sigue abierto, ante el malestar de los residentes en la zona, preocupados además por la insalubridad de la situación: los malos olores, los posibles atascos en la calle y en las casas por el daño en el sistema de alcantarillado y la presencia de ratas que salen del boquete. Los vecinos, de hecho, han tomado precauciones para evitar que entren en sus viviendas. No abren ventanas y tapan rendijas de puertas o otros huecos con trapos. 

Uno de ellos es el dueño de la finca dañada por la hormigonera, Sebastián Romero, que el día del incidente no estaba en su casa. "No entiendo cómo no pueden haber realizado ya una obra que es urgente. La burocracia es la que es, y no digo que lo hagan al día siguiente pero sí a los dos días tenían que haberle metido mano", expone.

La preocupación de Romero, de cualquier forma, es doble, pues su casa ha sufrido las consecuencias del suceso. Una vez retirada la hormigonera, descubrió al entrar con los bomberos en su casa una grieta en el interior del muro de la fachada, que lo recorre de arriba a abajo. "No puedo abrir la ventana, ni cerrar alguna puerta porque están como hinchadas", explica. Al ser un inmueble grande, por suerte, puede hacer uso de ella sin problemas.

"Han venido los técnicos municipales, también los de Hidralia", cuenta. No se había pasado sin embargo el constructor de la obra hacia la que se dirigía la hormigonera, que pensaba que no vivía nadie en la casa. "De todas formas, estoy haciendo todo los trámites con los abogados y han venido de Tomás Martín, porque los conozco, para hacer un informe de qué obras hay que hacer", detalla.