San Fernando

Diego Montero · catering yeyo"En la Escuela hay mucha disciplina"

La empresa Yeyo Celebraciones, un negocio de catering es de sobra conocida en La Isla. Uno de sus empleados y ahora encargado es Diego Montero, que es miembro de la familia propietaria de la empresa. Diego, a pesar de tener la posibilidad de trabajar en la empresa familiar sin haber recibido formación, realizó los dos años de Formación Profesional Ocupacional en la Escuela de Hostelería de Cádiz. Él estudió en la promoción 2001-2003.

"Aunque pude trabajar aquí, yo quería ir más allá y decidí estudiar en la Escuela", recuerda Diego Montero, que tiene 28 años, explicando los motivos por los que decidió formarse en el centro gaditano. Para este joven es primordial la formación que el profesional en la hostelería reciba. "La formación en este negocio es muy importante. En la Escuela a los alumnos se les inculca mucha disciplina y tener disciplina en nuestro trabajo, en la hostelería, es muy importante", explica Montero.

Este joven empresario isleño tiene muy buenos recuerdos de los dos años que estuvo estudiando en la escuela. Disfrutó mucho con las clases teóricas "y también las prácticas profesionales me sirvieron mucho", comenta .

Las prácticas se ofertan en empresas nacionales y existe la opción de irse al extranjero como hacen algunos de los alumnos, Sin embargo, este isleño decidió quedarse en la Bahía de Cádiz y realizó sus prácticas en el hotel Barrosa Palace en la localidad de Chiclana. "Las prácticas las hice en el hotel Palace y la verdad que estuvieron muy bien", cuenta Montero sobre su decisión de realizar sus prácticas en el municipio vecino.

El bagaje de este empresario por el mundo de la hostelería es muy corto, pues tras finalizar los dos años de formación en el centro hostelero de la capital trabajó en la empresa en la que actualmente sigue ejerciendo, en Catering Yeyo. "Directamente entré en el negocio familiar; no he trabajado en otro sitio", comenta Diego Montero.

En sus comienzos pasó dos años en cocina y actualmente es encargado de la empresa. "Aquí trabajamos viernes y sábado; y en la época estival sobre todo realizamos bodas ", explica Montero sobre el sector en el que se desenvuelven.

En este negocio isleño, en el que Diego Montero es el encargado, aparte de los dueños de la empresa que también trabajan, tienen a cuatro empleados en plantilla fija, "más los trabajadores eventuales que contratamos cuando hacemos las bodas y que suelen ser siempre los mismos", explica Montero sobre el funcionamiento de la empresa.

La crisis como en cualquier bar o restaurante también le ha llegado a esta empresa familiar de catering en la que las celebraciones familiares son su punto fuerte. Este antiguo alumno de la Escuela de Hostelería reconoce que el volumen de negocio ha disminuido en este tiempo: "La crisis la hemos notado sobre todo en el número de comensales no en el número de bodas que se contrata".

Es curioso oír cómo cada negocio tiene su particularidad y cómo las familias isleñas se aprietan el bolsillo en estos tiempos. "Antes eran 200 personas las invitadas ahora son 150", continúa Montero. "Las familias ahora miran más el dinero claro está. Los novios los invitan a la boda pero son los propios invitados los que declinan la invitación al calcular el dinero en trajes y regalos que les supondrá para toda la familia", cuenta Montero.

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