La residencia de la Cruz Roja ha iniciado una transformación de las zonas comunes de sus intalaciones con el fin de mejorar los servicios prestados. La obra tiene un plazo de ejecución de unos seis meses.

La reorganización contempla cambios en las estancias para ampliar los espacios de atención a personas con mayor deterioro cognitivo. "Ante la ocupación que tenemos hemos visto que era necesaria esta actuación", comenta la directora de servicios del centro, Bárbara Basallote, que señala que cuentan con 156 residentes y 15 personas de estancia diurna. "Si sumamos las personas que visitan por la tarde a sus familiares, podemos ponernos en algunos momentos en 200 personas en las instalaciones, lo que es complicado con el espacio actual de las zonas comunes", detalla sobre las razones de estos cambios.

Para empezar el comedor de asistidos se ampliará con una parte de la zona ajardinada para convertirlo en una sala para los usuarios más deteriorados. La sala de fisioterapia también se agrandará a partir de su unión con la sala de estar actual, que desaparece. Este espacio de estancia se pondrá en la sala de informática, por lo que los ordenadores se llevarán a las depedencias de terapia ocupacional. La antigua cafetería se transformará en comedor de asistidos. "El pasillo que va desde el vestíbulo hasta la capilla se ampliará al quitar unas cristaleras para que se pueda usar como sala de estar para las visitas", apunta Basallote.

"Los profesionales podrán realizar su trabajo más cómodamente con los usuarios con más deterioro cognitivo, y los que tienen menos deterioro estarán más a gusto con más espacio y con zonas diferenciadas, porque su autoestima se ve afectada cuando están siempre en contacto con usuarios con más problemas", reconoce la directora.