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San Fernando

Coronavirus en San Fernando: Poco ambiente de terrazas en el inicio de la desescalada

  • La incertidumbre, las dudas y el día lluvioso frenan la actividad de la hostelería isleña, que deja muchas de sus terrazas sin uso

  • El contraste lo pone la plaza de las Alegrías donde tres establecimientos servían a sus clientes con las mesas distanciadas y algunos locales en el centro

Una terraza de una establecimiento hostelero de la calle Real sin colocar.

Una terraza de una establecimiento hostelero de la calle Real sin colocar. / Román Ríos

Algunos hosteleros de San Fernando han dado el paso de colocar sus terrazas en este primer día de la fase 1 de la desescalada del estado de alarma por el coronavirus en la que su actividad fuera de los metros del local está permitida con las distancias de protección aplicadas. Otros, muchos, por los barrios y el centro, han preferido dejar mesas y sillas apiladas a la espera de un mejor día y más certidumbre. Ha habido poco ambiente de terrazas, y una vuelta descafeinada como la semana pasada con el comercio.

En la plaza del Rey solo Las Cositas Buenas de Galea ha abierto sus puertas para atender a sus clientes en las horas del desayuno. No pasaba lo mismo en la plaza de la Iglesia, o en la calle San Onofre -con la churrería El 44 II cerrado, por ejemplo-. Tampoco en los bares de San Juan Bosco, que seguían sin atender.

En Camposoto se veía el contraste de esta primera jornada, con bares sin actividad, pero mucha vida en la plaza de las Alegrías, donde tres establecimientos han atendido a la clientela. Manolo, del bar Yemaola, asegura que la mañana ha estado tranquila. "No hay colegio, y las madres que vienen cuando dejan a sus hijos, ahora no salen tan pronto con los pequeños", explica.

Aroa, de tapería Charca, asegura que ha habido bastante movimiento. "Esperábamos menos, pero han venido clientes habituales e incluso nuevos", apunta. Esperan que las tardes haya más gente, dado que cuentan además con una terraza grande, donde han espaciado las mesas para guardar las distancias obligadas. "Cuando un cliente se levanta, desinfectamos antes de que se siente otro", deja claro.

Ese tipo de medidas, como el uso de mascarillas o pantallas protectoras, son algunas de las condiciones que tienen claras. Pero las dudas persisten. "Ni el cliente, ni la autoridad tienen claro ciertas cuestiones, como las franjas horarias", expone Pepe, de Cho.ca.te. Es el primer día que abren. "Es nuestra inauguración, aunque no como queríamos", cuenta. Tenían previsto abrir sus puertas el 16 de marzo y el estado de alarma por el coronavirus truncó los planes. Ya estaban ansiosos por ponerse en marcha, y también lo notan en los ciudadanos: "Ya querían terraza".

Nadie se ha sentado todavía, por tanto, en el interior del local, pero ya muchos clientes han disfrutado en el exterior, en una de las 12 mesas distanciadas, que han colocado tras pedir autorización para ocupar más metros. Eso no impide que los ciudadanos, vecinos de la zona, hablen de una a otra compartiendo sus dudas y obteniendo respuestas. "¿Entonces las tiendas de ropa pueden abrir?", pregunta una mujer. "Sí, las pequeñas ya están abriendo", le responde otra desde un par de mesas más allá.

Uno de los locales hosteleros de la Plaza de las Alegrías, con clientes en la terraza. Uno de los locales hosteleros de la Plaza de las Alegrías, con clientes en la terraza.

Uno de los locales hosteleros de la Plaza de las Alegrías, con clientes en la terraza. / Román Ríos

Efectivamente, en las calles del centro, como San Rafael, se nota esa actividad. Tiendas de calzado, peluquerías, tiendas de ropa de bebé, joyerías abiertas conviven con los negocios de alimentación. Hay cola en la Casa del Peluquero y en la Superply -autoservicio de alimentación-, y Granier tiene una mesa fuera. Está ocupada, aunque los clientes se levantan con las primeras gotas de la mañana, ya pasadas las doce. Las otras terrazas de la calle no se han colocado y los establecimientos siguen cerrados, aunque alguno opta por la venta de tarrinas de caracoles, como café bar Facio.

Cae un chaparrón bueno, y eso paraliza los trabajos en la pérgola del bar La Ruleta. Quienes andan por la calle con los recados del día, acarreando bolsas o tirando de un carrito, se guarecen donde buenamente pueden. Es otro contraste del día: a la una y media el sol intenta abrirse paso entre las nubes. Si lo consigue quizás más hosteleros se animen a hacer hueco a sus terrazas.

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