La banda fue puro nervio sobre el escenario de San Fernando, donde dieron buena cuenta de su bagaje, de su solvencia y de esa marca propia que se ha forjado a lo largo de una trayectoria musical que va ya por los 30 años. Celtas Cortos es casi una leyenda de la música española y en Bahía Sur lo dejaron bien claro en la noche del martes con el mejor directo del ciclo de conciertos de verano Viva la Vida.
Tuvo mucho que ver que fuera la primera vez en seis meses que se subían a un escenario, como el solista, Jesús Cifuentes, confesó al público emocionado nada más empezar la velada. Una fractura en un dedo de la mano del cantante y una necesaria intervención quirúrgica habían postergado este regreso, que esperaban ansiosamente tanto ellos como sus seguidores en este verano tan incierto para la música que tiene un baluarte particular en La Isla.
La banda prometió sacar lo mejor que llevaba dentro, ese "zumo de corazón" que son sus canciones o que, al menos, esperan serlo, sobre todo cuando se tocan en directo. Y tanto que lo hizo. Se entregó por completo a lo largo de hora y media de un concierto en el que los temas se sucedieron sin apenas descanso y en el que sus reivindicativas letras volvieron a sacudir mentes y corazones con la misma energía que la música, de ese mestizaje único de rock and roll sincero y versátil y de música celta.
Hubo momentos en los que se palparon esas ganas de hacer música en el escenario, esa conexión única que solo se da entre los componentes de una veterana banda ejerciendo su oficio y haciéndolo bien, que tanto habían echado en falta ellos mismos en este año insólito. Casi hubiese dado igual que no hubiera público en esos instantes en los que Celtas Cortos se dejó llevar haciendo lo que mejor sabe hacer y repasando temas como Tú eres el mejor, Hay que volver o Todo es ponerse. Ni que decir tiene que las letras venían como anillo al dedo en estos tiempos inciertos.
"Ha sido un regalo enorme", admitió el solista al finalizar el concierto, por supuesto, con 20 de abril, todo un himno que no podía faltar en una velada que estuvo cargada de Energía positiva, título que da nombre al último álbum de la banda y del que rescató su primer single, Silencio, para regalárselo a un auditorio al que consiguió poner de pie en varias ocasiones y al que fascinó con la potencia y belleza de sus temas instrumentales. Por supuesto, también hizo que coreara el estribillo de La senda del tiempo, otro clásico que no podía faltar en esta noche de reencuentros, y que se emocionara también con Retales de una vida.
El talante más reivindicativo de una banda con conciencia social se hizo patente de una manera especial al interpretar temas como El emigrante, la potente Skaparate nacional o Tranquilo majete. La banda rescató además para la ocasión Trágame tierra, una canción para los tiempos del cambio climático.
Con Legión de mudos y Prende la mecha consiguió que el público vibrara aunque fuera sentado en sus asientos en una nueva velada de verano que estuvo protagonizada por la música en San Fernando.
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