Una de las señas de identidad del Gobierno de Pedro Sánchez ha sido el desprestigio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dirigido por José Félix Tezanos. El organismo destinado a la prospectiva y al análisis de tendencias de la sociedad española ha devenido en una especie de apéndice del Gobierno que fuerza los datos electorales a mayor gloria del presidente y de sus estrategias. En Andalucía, desde que en 2019 se produjo el cambio político, también es un organismo oficial el que se encarga de medir los problemas que preocupan a sus ciudadanos, sus preferencias electorales y la valoración de sus líderes. El Centro de Estudios Andaluces (Centra), dependiente de la Consejería de Presidencia, ha ejercido hasta ahora ese papel con profesionalidad y sin levantar grandes polémicas. Sus barómetros periódicos, más que encuestas de anticipación electoral, han sido espejos en los que se han podido rastrear las opiniones de la población andaluza en un momento determinado. Sin embargo, su última encuesta, publicada el pasado lunes, ha roto esta trayectoria y parece acercarse más a las estrategias que puedan convenir en estos momentos al Palacio de San Telmo que a la plasmación de la situación electoral en este principio de 2023, a las puertas de una intensa precampaña para las elecciones municipales del 28 de mayo. La encuesta presentada, que da al PP la victoria en las ocho capitales de provincia, está desactualizada, con datos recogidos en algunos casos en octubre, cuando ni estaban nombrados todos los candidatos ni se habían configurado las coaliciones a la izquierda del PSOE. El sondeo parece más orientado a impulsar la campaña del PP del 8+8, conseguir el gobierno en las ocho capitales y en las ocho diputaciones provinciales, que a reflejar la realidad sociológica del momento en el que se hace pública. Esta vez el Centra no ofrece una imagen rigurosa y deforma la lente con la que observa Andalucía.