Tribuna

Ricardo M. Martínez De Salazar

Las virtudes teologales: Fe

11 de enero 2016 - 01:00

Llamamos virtudes teologales aquellas que tienen por referencia a Dios. Son tres, a saber: Fe, Esperanza y Caridad.

Comencemos por la fe. La Fe es creer lo que no vemos porque alguien nos lo ha dicho; es adherirnos a otro; es entrar en contacto personal con otro. Y este otro no puede ser en nuestro caso, sino Dios, mediante Cristo y la Iglesia.

Esta virtud teologal nos es infundida por medio del bautismo. La liturgia nos lo recuerda ese día. "¿Que pides de la Iglesia de Dios?". La Fe. Y la Fe ¿Para que te sirve? (Rit.).

Después de la Resurrección de Cristo, los discipulos creyeron en El y obedientes a su mandato: "Id..., predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc., 15, 16), como testigos de todo lo que han visto y oido (Act., I, 39), hacen un llamamiento a sus oyentes: "Varones israelitas, escuchad estas palabras" (Act., 2, 22).

Así, por el bautismo a la fe y por la fe a la Iglesia. Para que se conserve esta fe en la Iglesia, Cristo ha rogado por Pedro "para que no defallezcas tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos" (Lc., 22, 31); ha otorgado el don de la infabilidad al Romano Pontífice y a los obispos juntamente con él; ha dado, igualmente, el Espíritu Santo al Magisterio de la Iglesia para que proclame fielmente su Palabra.

Ha dado, finalmente, su Espíritu a toda la Iglesia -Magisterio y fieles- para que no se equivoquen al creer; para que "se adhieran indefectiblemente a la fe" (Const., Ig., 12).

Pero, para creer necesita la gracia de Dios, porque es algo sobrenatural. Nadie puede creer sin una iluminación especial del Espíritu Santo (Cons., Trd.,). Es un verdadero don de Dios.

La fe no proviene "de la carne ni de la sangre, sino del Padre celestial" (Mt., II, 25).

Es pues que se necesita buena dosis de humildad para someterse al parecer de otro. Este otro aqui es Dios. Ya es humildad someterse a Dios; pero es más humildad someterse a un hombre, que es la regla de la fe.

Y la fe es absolutamente necesaria para salvarse. "Sin fe es imposible agradar a Dios" (Mb., II, 16).

Pero, la fe tiene algunas cualidades que pasamos brevemente a repasar. En primer término, ha de ser viva, es decir que practiquemos lo que creemos. En segundo término, ha de estar informada por la caridad; que es como si dijéramos el fundamento principal de todas las virtudes. Y en tercer término, se tiene que traducir en obras, "pues la fe sin obras es de suyo muerta" (Sant., 2, 17).

Debemos, pues, dar gracias a Dios porque nos dio la fe. Recitemos con frecuencia el Credo. Sobre todo, el Credo en comunidad, v. gr. en la Eucaristía.

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