Superioridad moral

En Córdoba tienen la suerte de no tener una subdelegada tonta, así que su estación de tren se va a llamar Julio Anguita, según anunció la vicepresidenta del Gobierno. Anguita fue un buen alcalde que obtuvo aplastantes mayorías. Lo mejor fue la respuesta que le dio al obispo: “yo soy su alcalde pero usted no es mi obispo”. Como líder de la izquierda fue una calamidad, destrozó Izquierda Unida, rompió relaciones con CCOO y con Iniciativa per Cataluña , expulsó a Nueva Izquierda. Peor incluso fue la patraña esa de las dos orillas, que ha transmitido a toda la izquierda , esa idea absurda de la superioridad moral en virtud de la cual en una orilla está la gente de IU y en otra el resto: la única gente honrada y competente estaba en su orilla, el resto era basura. Esa idea la ha recogido Podemos, Sumar y el resto de los enanitos que dejó la ruptura de la izquierda, una idea descabellada. Uno no es mejor ni peor que otro en función de su ideología, cada uno pretende lo mejor para su país y la sociedad en la que vive salvo que con medidas diferentes. Por llevar una pañoleta palestina , ser activista de no sé qué marea , votar a determinado partido o ir a la Taberna Garibaldi no se es mejor. Hasta que la izquierda no deje esa supuesta descabellada idea en la que se encuentran sumidos no podrán alcanzar mayorías suficientes. Ya dijo Santiago Carrillo que Anguita era joseantoniano, tenía ese halo de firmeza que gusta tanto a la derecha española, esa austeridad de la falange auténtica, la genuina, la de la camisa azul mahón, la que bautizaba de manera obligatoria a los hijos de los rojos para dejar que fueran al colegio, como contó Pepe Pettenghi en “Seréis bautizados”. Esa manera de mirar por encima del hombro a los que no son de su causa entronca a Anguita y la falange auténtica, la de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, la de El Ausente. De los tiempos de Anguita IU ha cambiado hasta convertirse en un partido del sistema, tiene decenas de liberados en un gobierno que eleva el gasto militar y le proporciona a los independentistas catalanes privilegios en contra de la igualdad de todos frente que siempre fue santo y seña de la izquierda. Pasó el anguitismo por el gobierno municipal de Cádiz como pasa la luz por el cristal, sin dejar huella ¿alguien recuerda algo de Eva Túbío en Cultura o Vivienda? . Aparte del carril bici y el control de las terrazas ¿qué hizo Martín Vila en ocho años? Al menos Martín estuvo dos años en los que iba a dar clase y luego al Ayuntamiento, lo que casi le convierte en un auténtico héroe.