José Ramón Ortega

Diputado del PSOE por Cádiz

¿Quién ha sacado las castañas del fuego en Andalucía?

Agotada la legislatura autonómica y pese a que España bate récords de afiliación a la seguridad social y de contratación indefinida gracias a la reforma laboral del gobierno de Pedro Sánchez, nada queda ya de la promesa de crear 600.000 empleos netos en la legislatura, que realizó el presidente en funciones de la Junta de Andalucía en la anterior campaña electoral. Una promesa incumplida, como tantas otras que fueron realizadas por un Moreno Bonilla, que iba prometiendo con la imprudencia desesperada de quien sabía que sacaría un mal resultado, como así fue y que no imaginaba gobernar.

Revise quien no lo recuerde, las encuestas que hasta los medios más afines a la derecha publicaban de cara a las elecciones de diciembre de 2018. Y es que si en el PP hubieran creído en la mínima posibilidad de gobernar Andalucía, Moreno Bonilla no habría sido candidato por su enfrentamiento con el por entonces líder del partido, Pablo Casado. Sin embargo, una anormal baja participación con una izquierda desmovilizada y un resultado superior al esperado de la ultraderecha, dieron la sorpresa electoral.

Moreno Bonilla gobernaría, pero de cumplir lo prometido nada de nada, como quedaba claro en la sesión de investidura en la que olvidó esos 600.000 empleos que habían sido su promesa estrella. Poco después, Rogelio Velasco, consejero de economía, lo justificaba en “una forma de expresarse durante una campaña electoral”, confirmando que no iban a cumplir y que para el PP mentir, prometiendo lo que sabe que no va a cumplir, es sólo una forma de expresarse.

Como no pensaba gobernar, para qué iba a tener un proyecto solvente que aplicar en Andalucía. Por esa razón, Moreno Bonilla se ha dedicado a esconderse y dejar pasar el tiempo sin que nadie pueda identificar idea ni medida alguna que haya significado un horizonte modernizador ni transformador de Andalucía.Ejemplo de este desierto de ideas y de proyecto es que cuando llegaron los fondos europeos, el presidente de la Junta pasó del Juanma lo haría, al Juanma no sabe qué hacer y pedía más plazo para poder aplicar estos recursos, de los que ha dejado sin ejecutar al menos el 62% por falta de iniciativas y capacidad. Esa es la claridad del proyecto de las derechas en Andalucía, la de no tener iniciativas a las que destinar recursos extraordinarios, de tal manera que en 2021 han dejado sin ejecutar, por ejemplo, 840 millones en planes de empleo.

Con una Junta de Andalucía en encefalograma plano, hemos asistido no sin asombro, a episodios lamentables de inacción, como cuando el antes mencionado Rogelio Velasco en plena pandemia manifestaba que “no tendría sentido ayudar a Airbus a fabricar aviones que no va a comprar nadie", dejando solo al Gobierno de España en la defensa del empleo en Andalucía en el sector aeroespacial, pese a tener competencias exclusivas en materia de industria conforme al estatuto de autonomía. Por su parte, Moreno Bonilla quiso superar a su consejero viniendo a la Bahía de Cádiz a dar por hecho el cierre de AIRBUS Puerto Real, un planteamiento lógico en quien no iba a poner un euro ni a mover un dedo, para al menos intentar evitarlo.

Todo lo contrario que el gobierno de España, que negociaba y acordaba contratos con AIRBUS por valor de 3.575 millones de euros para mantener la carga de trabajo y el empleo en un sector tan fundamental como el aeroespacial, incluyendo expresamente la situación de la planta puertorrealeña en sus negociaciones con la empresa, para conseguir finalmente que la Bahía de Cádiz mantenga la carga de trabajo y el empleo de AIRBUS, que se trasladará a la planta de la empresa existente a 20 kilómetros en El Puerto de Santa María, proyectando para la planta de Puerto Real un centro aeronáutico industrial 4.0, una vez finalice el traslado en 2024.

Y es que las castañas del empleo, del fuego de la crisis, las ha sacado el Gobierno de España también en Andalucía, con el escudo social, la lucha por los fondos europeos y la actividad legislativa, reforma laboral incluida que permite que a días de hoy, uno de cada dos contratos que se firman sea indefinido. Todo ello siempre con el voto en contra del PP y sin colaboración ni ayuda desde la Junta de Andalucía.

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