LOS británicos llevan más de 70 años esperando a su particular mesías en Wimbledon. Casi coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil española, el ya mítico Fred J. Perry alzaba el último de sus tres trofeos en el All England Club. Siete décadas de invasiones bárbaras, de reinados prolongados, casi tiránicos, de los Bjorn Börg, Pete Sampras o Roger Federer de turno. Mucho ha llovido desde 1936 sobre la cuidada hierba inglesa pero ninguna borrasca había traído un ídolo capaz de restaurar el honor mancillado. Ninguna, hasta ahora, cuando un escocés, heredero de la mejor escuela, parece archipreparado para la reconquista. Andy Murray tiene muchas opciones de ganar Wimbledon en 2009 si es capaz de abstraerse de la presión que recaerá sobre sus hombros. Murray es un diestro que controla a la perfección saque y volea pero que también es capaz de defenderse desde el fondo de la pista y desesperar al mismísimo Rafa Nadal. Precisamente, el partido de cuartos de final del pasado torneo de Wimbledon entre ambos fue el que más expectación creó entre los espectadores ingleses, que llegaron a pagar auténticas fortunas por encontrar una entrada en la reventa.

El final de la última temporada asistió al declive de un Nadal molido y la eclosión de Murray. Desde Federer hasta el propio manacorí han avisado ya del peligro del escocés, máximo aspirante a arrebatar el número 1 del mundo a un Nadal que deberá defender demasiados puntos en la ATP, incluso por encima del propio Federer o del serbio Djokovic, que, de momento, le preceden en la clasificación mundial.

A pocas días del inicio del primer grande del año, el Abierto de Australia, Andy Murray se presenta como el más firme candidato a conseguir el título. Su conquista supondría reafirmar un poco más su candidatura para ganar en Wimbledon. Con permiso de la fortaleza de Nadal y de la elegancia de Federer, Murray es mi gran favorito para ganar Wimbledon en 2009.