Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Si me pongo pesao me lo dices

No somos la ciudad que sonríe; somos la ciudad que ensucia,la ciudad que empercocha,la ciudad maleducada e incívica

Probablemente este artículo ya lo haya escrito otras veces, o haya usado estos argumentos, da igual. Creo que hay que repetir las cosas para que la gente se entere: somos unos guarros. Somos una ciudad de guarros en un país de guarros. No somos la ciudad que sonríe; somos la ciudad que ensucia, la ciudad que empercocha, la ciudad maleducada e incívica. Cádiz está sucia, es verdad, pero también lo estaba cuando mandaba Teófila a pesar de las escobas de plata que compraba el Ayuntamiento. Ni la UTE, ni Acciona , ni Valoriza. Ni 10 millones al año ni 15 millones al año. Ni 300 empleados ni 400 empleados, ni equipos nuevos de limpieza, ni recogida selectiva de residuos, ni refuerzos ni nada. No tenemos remedio, somos unos cerdos. Vale, el carnaval es un botellón, la ciudad se queda hecha una mierda no solo el primer sábado por la noche, todos los días y todas las fiestas gastronómicas, desde la tradicional Erizada a la anticapi Empanadillada o como se llame. Este año, con dos días más. Carnaval Guarro Grande y Carnaval Guarro Chico. La empresa de Granada que trae gente al carnaval en lugar de dar preservativos y botellas de licor debería dar unas pinzas para la nariz, descartado que los usuarios de tan atrayente autobús vayan a usar las papeleras, solo hay que mirar cómo queda la Punta de San Felipe los sábados y domingos por la mañana. No crean ustedes que es privativo del carnaval, los capillas son igual de guarros: sentados en sus sillas o parados en la calle , dejan un reguero de cáscaras, bolsas de patatas, papel de aluminio del bocadillo de los niños, botellas vacías y todos los restos de comer y beber. Así que carnavaleros y capillas, igual de cerdos, sin distinción. El olor de Cádiz después de una fiesta, pagana o religiosa, es el olor a cañería, a meaos que corren por las calles, a vómitos, a porquería. Lo mismo se puede decir tras una concentración cadista, sea para pedir la dimisión de Vizcaíno o para celebrar la permanencia. Somos unos salvajes. Cualquiera que haya ido a Japón habrá podido ver que no hay papeleras en las calles porque los japoneses se guardan los residuos para echarlos a la basura en su casa. Eso, lo que debería hacer todo el mundo, llama la atención en Tokyo, por decir una ciudad. Para qué hablar de los perritos, 18.000 dicen que hay en Cádiz. Dejan su caca y su meado por todos lados, que lo sepa el Migagas, defensor de los perros por lo que se ve. Quitaron la tasa por tenencia de animales y ahora todos pagamos lo que ensucian sus animales, por mucha botella de agua jabonosa y mucha bolsa de plástico que lleven. Quieren ir a la playa para que se caguen en la arena, no les basta con dejar hecha una mierda las calles de la ciudad.

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